¿Por qué antes sí y ahora no?

Poco más de 4 años han pasado desde el 18 de octubre de 2019, cuando se da inicio al estallido social desencadenado por un alza de $30 en tarifas del transporte público. Desde dicho día y por un extenso periodo de tiempo, fuimos testigos de diversas manifestaciones – al parecer espontáneas- a lo largo y ancho de nuestro país, las cuales trajeron aparejadas evasiones en el transporte público, violación a los derechos humanos, vandalismo, saqueos y 2 procesos constitucionales fallidos, marcando así un récord mundial al rechazar doblemente proyectos que buscaban cambiar la carta magna. Las principales consignas del estallido eran: “Nos quitaron tanto, que nos quitaron el miedo”; “No más abuso de poder”; “Chile despertó”; “Hasta que la dignidad se haga costumbre”; y “No son $30, son 30 años”.

Aquel 18 de octubre, parecía que el país alzaba la voz no solo ante aumentos de tarifas, sino también por injusticias y diversos malestares sociales reprimidos hace décadas, como si “hubiese despertado para hacerse respetar”, por decirlo de algún modo. De hecho, diferentes agrupaciones sociales, personas alejadas del espectro político y, posteriormente, partidos políticos, se hicieron parte del proceso exigiendo cambios profundos, e incluso, la renuncia del otrora presidente Sebastián Piñera Echeñique.

Resultan ser 2 polos opuestos el Chile de 2019 versus 2024, donde bastó el alza de $30 en la tarifa del transporte público para desencadenar un estallido social, no obstante, actualmente no convoca siquiera a una marcha de 1000 personas la crisis de seguridad; el paupérrimo crecimiento económico, que fue 0.2% el 2023 -lo que técnicamente es estancamiento-; la continuación de un salario mínimo indigno e incapaz de cubrir una canasta básica familiar; y el alza -entre el 29 de febrero y 21 de marzo- de $61.6 por litro en la gasolina y $32.3 por litro para el diésel.

Si Chile realmente hubiese despertado, sin existir un estallido social preparado por la oposición de ese entonces, no se miraría la ideología para alzar la voz, manifestándose fervorosa e indistintamente de quien gobierna, más aún cuando el presente año existen razones mayores para hacerlo. Empero, tristemente, la inconsecuencia e incoherencia se hace notar y da la sensación, con fe rayana en la certeza, que el estallido social de 2019 solo se trató de una manera de desestabilizar a quien gobernaba en ese entonces para, en las siguientes elecciones, armarse de poder y asegurar el futuro de unos pocos sin hacer ningún cambio profundo solicitado el año 2019, como efectivamente ocurrió.

Javier Osorio O.
Exvicepresidente Interno Federación de Estudiantes USS, sede Santiago
Egresado de Derecho UAH

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