Las salinas de Barrancas: un tesoro pichilemino

Un salinero de Barrancas. Fotos: Diego Grez/El Marino
Un salinero de Barrancas. Fotos: Diego Grez/El Marino

Continuando con nuestro recorrido por el Pichilemu rural, nos encontramos con un maravilloso lugar, en el que hombres de campo preservan las tradiciones de sus ancestros, y que con mucho entusiasmo reciben a sus visitantes. Barrancas es un pequeño y apacible pueblo, de no más de 50 habitantes, cuya principal actividad es la extracción de la sal, y su potenciamiento como destino turístico.

Para el salinero Juan Luis Moraga González, que el gobierno anterior le haya dado la denominación de origen a la sal de Cáhuil, Barrancas, y La Villa, ayudó a que su producto se estableciera como algo realmente beneficioso para la salud, además de que “ha generado harta más gente para venir a comprar”. “Desde que el gobierno anterior que teníamos le hizo el estudio a la sal, vieron que todas las propiedades estaban a favor de la salud, entonces la dejaron con denominación de origen, ahí la gente empezó a enterarse por la televisión que la sal era natural y era buena”, indicó.

El salinero Juan Luis Moraga González
El salinero Juan Luis Moraga González

Moraga lleva treinta años trabajando en las salinas de su pueblo, aunque desde muy joven, antes de ser mayor de edad, le ayudaba a su padre en las mismas labores. Su jornada comienza todos los días cerca de las 5 de la madrugada, para tres horas después instalarse en las salinas con el fin de enseñarle a los turistas cual es el origen de su producto, hasta las ocho de la noche.

Nos contó que le ha enseñado a más gente para que esta tradición no desaparezca, aunque es enfático en señalar que “no cualquiera sabe hacer esta pega, para hacerla hay que hacerla bien”, enumerando parte del proceso de producción del mineral: “Primero que nada limpiar bien las salinas, sacarle el barro, botarlo en la aguada afuera, y empezar a trabajar bien. Si te toca raspar un cuartel, tiene que saber rasparlo bien, […] si tiene que raspar un pasador de agua tiene que estar limpio también, y ser ordenado tanto para pasar las aguas cuando toca a tarro, tener una rastra para que reciba el agua para que no haya hoyo y no ensucie la mercadería, también ser ordenado para amontonar la sal, para cuando toca pescar el cuartel y amontonarla con pala. La pala es totalmente amontonando la capa de sal. Que no se vaya sucia. Si tiene una pala que no corresponde, tiene que ordenarla y sacarle lo que no es sal”.

Poderoso antiestrés para el cuerpo, disminuye la acidez gástrica, previene calambres musculares, vital en prevención y tratamiento del cáncer, regula las funciones del sueño, vitalmente necesitada por diabéticos, necesaria para la creación firme de la estructura ósea, capaz de eliminar los ácidos tóxicos, lácticos y úricos, baja la presión arterial, combate el colesterol y cura heridas, son sólo algunas de las propiedades de la sal de mar, extraída en Barrancas, según el salinero Moraga.

Vista del pueblo de Barrancas desde las salinas
Vista del pueblo de Barrancas desde las salinas

Con la promoción que ha recibido gracias a las autoridades, señala Moraga, es más común recibir turistas. “De ahí empezó a llegar más, porque hay gente que llevaba sal por llevar, y decían saben que la sal la tenemos allá. De que se vio que en la televisión era buena llegó más gente a comprar sal”. El salinero también tiene a la venta conservas, miel, y otros productos de la zona, preparados por su esposa.

Las salinas de Barrancas están rodeadas de un entorno envidiable. Los turistas pueden visitar un mirador para contemplar el humedal de Cáhuil, en el que habitan cisnes y patos. Además, hay un restaurant de muy buena calidad.

Barrancas puede ser accedida desde Pichilemu, tomando el camino a Cáhuil. Una vez en aquel pueblo, se debe continuar por el antiguo camino a la balsa.

Zona de calma y silencio
Zona de calma y silencio

Continuaremos nuestro viaje, visitando el Rancho Campesino El Bronce…

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