Las medidas de seguridad tomadas por los servicios públicos no fueron suficientes para contener a los cientos de jóvenes que concurrieron, esta vez a la playa principal de Pichilemu, a carretear este año nuevo. Botellas, basura, y destrozos, además de jovenes en evidente estado etílico, son el resultado.
Se desconoce si el plan para contrarrestar los puntillazos y otras fiestas juveniles en las playas se realizarán durante toda la semana; de no ser así, Pichilemu muy probablemente será expuesto como un lugar poco seguro y descontrolado. Tal vez, los puntillazos volvieron para quedarse.
A este “punto negro” de la exitosa celebración organizada por el municipio, se le suma el estado en que quedó el Parque Ross, monumento nacional, tras los festejos: repleto de basura. Tal como señalamos hace unas semanas, cuando informamos sobre los preparativos de estas celebraciones, falta un poco de respeto hacia nuestro patrimonio. Lo reiteramos.
El alcalde Roberto Córdova indicó en horas de la mañana, a través de su cuenta personal de Facebook, que “los trabajadores municipales y también de la empresa concesionaria están trabajando desde muy temprano para retirar la basura de la playa principal, parque, costanera y espacios públicos más afectados con la fiesta de año nuevo, seguro que hoy no podremos retirarla toda, pero haremos todo para que lo antes posible volvamos a tener limpio”, agregando que no hay que olvidar “que estas personas también quieren tener un momento para ellos y sus familias”.