EL EDIFICIO DEL EX CASINO, EL AJÍ CACHO 'E CABRA Y EL BANCO DEL ESTADO

EL EDIFICIO DEL EX CASINO, EL AJÍ CACHO ‘E CABRA Y EL BANCO DEL ESTADO

– Con exposiciones de la pintora Ana María Encina Lemarchand y obras de la escultora Macarena Irarrázaval –entre otras- se abrirá el viernes 23 las dependencias del Centro Cultural Ross, en el restaurado y remodelado edificio que desde 1988 es monumento nacional.

A pocas horas de la apertura y entrega de las obras de restauración y remodelación del edificio del ex Casino –para que ahí funcione el Centro Cultural Ross- tal parece que todos los detalles están cubiertos y muchos piensan qué “pinta” usar para estar ahí en esa magna ocasión.

Para algunos de los “invitados” de más lejos el problema de los viáticos ya debe estar resuelto y, más tranquilos, son ya de la partida. Todos los cuales son parte del aparátale gubernamental y, lógico, tienen que pagarle por estar sacrificándose y sirviendo al país.

Por otra parte, a nivel local, es muy posible que aquel visionario que en el Concejo Municipal –ante la necesidad de activar el proyecto de restauración y remodelación del edificio- dijo que lo mejor era “echarlo abajo” y construir algo nuevo y moderno, esté también preparándose para ser partícipe y sonreír satisfecho, contento con el logro.

De seguro que también estarán quienes probaron el “ají cacho de cabra” que le pusimos para “moverlos en el tema Casino”.

En tanto algunos de aquellos que desde décadas han estado preocupados de que este milagro esté sucediendo no han sido invitados. A menos que la invitación la hayan enviado con una paloma mensajera. En todo caso, sabemos que así funciona el sistema y no nos quejamos, sino simplemente lo recordamos.

Así como no nos da vergüenza decir, por ejemplo, que –desde que empezáramos el año 1975 a blandir nuestra pluma como Corresponsal del diario La Tercera, primero, y luego dirigiendo nuestro propio periódico “PICHILEMU” desde 1986- escribimos varios artículos abogando por un mejor futuro de aquella vetusta y deteriorada construcción donde había funcionado uno de los primeros Casinos de Juegos del país.

No el primero –como majaderamente repiten los mal informados- sino uno de los primeros. Don Antonio de Petrel, investigador local encontró hace años ya las evidencias que echan por tierra el mito del “primer Casino de Juegos de Chile”.

Nosotros alguna vez también lo dijimos, hasta entonces, pero conociendo los documentos que indican lo contrario, seguir con la cantinela era lisa y llanamente una MENTIRA. De ahí que en lo sucesivo, hablamos de “uno de los primeros”.

Bien sabemos que aquellos porfiados que no se rinden ante las evidencias, a menos que “sea una orden de partido”, seguirán mintiendo porque a la larga “la mentira vende”.

BANCO DEL ESTADO
Dentro de las gestiones que hicimos en esas décadas por lograr un mejor destino del inmueble que nos ocupa –icono arquitectónico y parte del patrimonio que nos legara Agustín Ross Edwards- está la que intentamos con el Banco del Estado el año 1990.

Por aquel entonces, la agente de la sucursal en Pichilemu nos pidió que le ayudáramos a encontrar un bien raíz para cambiarse de donde en ese entonces estaban –Avenida Ortúzar, al lado del Hotel “Asthur”- por hacerse estrechas esas oficinas. La idea era comprar una propiedad céntrica, demoler y construir un edificio ex profeso.

Ahí fue cuando se nos iluminó la mollera y le dijimos ixso facto: “Sabe señora, el Banco del Estado podría hacer una cosa maravillosa de lo cual la comunidad quedaría eternamente agradecida …”.

Aunque era breve la introducción, la señora no aguantó su curiosidad y preguntó: “De qué se trata eso …”.

         Usted conoce el edificio del ex Casino junto al Parque …., pues bien, ese edificio está en venta y desde hace dos años está declarado Monumento Nacional por su valor arquitectónico y patrimonial de la obra del Sr. Ross. El Banco del Estado podría adquirirlo, restaurarlo, remodelarlo y hacer funcionar la sucursal. Aparte de ello, disponer de salas de exposiciones y –en el segundo piso- hacer pequeños departamentos para ser usados por el personal de todo el país que quisiera pasar “su luna de miel” en un edificio que es monumento nacional. Sin duda, sería el edificio más hermoso de todos cuantos tienen”.

         “De verdad quedaría hermoso”, –replicó la dama y siguió: “¿Usted podría conseguirme antecedentes de la construcción, quiénes son los dueños, si tiene hipotecas, etcétera, etcétera?”.

         “Se quiénes son los dueños, la Sucesión González Osorio, y conozco a Don Carlos Julio, quien está al cuidado de la construcción. Hablaré con él y le traeré noticias lo antes posible”.

En eso quedamos. Pero si bien le interesó y nos facilitó fotocopia de las Escrituras el encargado del edificio, el trámite ante el Conservador de Bienes Raíces para sacar la documentación pertinente solicitada no la pudimos hacer de inmediato. Sin embargo, al cabo de un mes llegamos con toda la documentación ante la agente de la Sucursal Pichilemu.

La respuesta ante ellos, fue fría y desilusionante: “Lamentablemente la superioridad del Banco del Estado ya tomó su decisión y compró una propiedad (que no supo decir dónde) y ahí construirá las futuras oficinas”. Fin de la conversación.

Poco tiempo después, la superioridad (¿?) se cambió de lugar, trasladándose a otro inmueble. Más moderno que el primero donde estaba, pero no de su propiedad. Ahí llevan al menos quince años pagando arriendo. Bien por el dueño de la construcción. Mal por aquellos “visionarios” de la institución bancaria.

Con todo lo que han pagado, con toda seguridad tendrían “requete financiada” la adquisición, restauración y remodelación del edificio.

      


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