Ayer en la tarde dábamos con pesar la noticia de la muerte de un compañero del Club de nuestros amores, Juan Gálvez González, más conocido como Chocolate, sin imaginar el porqué del apelativo en una tierra en que la gran mayoría lo tenemos, ya por haber sido bautizados a raíz de una anécdota o simplemente heredados porque al padre le decían así. De hecho, muchos son los casos que conocemos en que por generaciones- hijos, nietos y bisnietos han heredado apelativos o apodos.
En el caso de nuestro ex compañero de equipo en el Independiente no teníamos conocimiento del origen del apelativo de Chocolate hasta ahora, en que acaba de llegar un mail desde BOLIVIA donde esterado a través de pichilemunews- nuestro común amigo Ramón Lizana Galarce nos da a conocer sus impresiones desde Santa Cruz de la Sierra, donde reside desde el año 1981 junto a su esposa Mónica y con su pequeño hijo. Es él quien recuerda este hecho.
EL RECUERDO DESDE BOLIVIA
Fue Juan Ramón Gálvez González un sobresaliente para su medio en el difícil arte del balompié. Integrante de un grupo de dotados por la naturaleza en un periodo donde se protagonizaron los mejores encuentros de aquellos memorables Campeonatos de la década del 60-70. Fiel a su Club Independiente, cantó el himno hasta el día en que enfrentando a la muerte narró su último penal. Su padre, Don Ramón Gálvez allá por la época de las humanidades del Liceo José Miguel Camilo, tenia un perro el cual le acompañaba en su coche tirado por un caballo. Mas en una desigual riña callejera dicho perro llevó la peor parte, puesto que le quedó colgando un ojo. No hubo más remedio que sacrificar al pobre animal. La tristeza que le provocó a Juan la trasladó hasta el Liceo donde lamentándose comentaba que había muerto el chocolate. Todos sus compañeros sorprendidos no sabían quién era ese personaje hasta que Juan indicó que era su perro, provocando con ello que fuese apodado desde ese momento- el chocolate.
La vida es un pasar, un tránsito hacia otro estadio, razón por la cual entendemos que chocolate debe estar descansando y observando a todos quienes tuvimos la suerte de compartir con él. Siendo así, desde una u otra forma le acompañaremos para rendirle nuestro póstumo homenaje a quien fuera un gran jugador, pero por sobre todo, un gran amigo.
RAMON LIZANA GALARCE
