
Profesor de Historia
Ya está a la vuelta de la esquina la elección del nuevo fiscal nacional y para quienes lo desconocen, este funcionario debe ser elegido de una quina de nombres que serán entregados a la presidenta quien le presentará al senado para que lo ratifique o lo rechace.
El problema es de una gravedad tal, que en el propio Senado hoy en día existen muchos honorables en ejercicio, de diversos partidos políticos (UDI, RN, DC, PS, PPD), que están siendo investigados por los casos SQM, PENTA, CORPESCA y serán ellos quienes deban nombrar a quien encabece las investigaciones, ellos nuestros senadores deben nombrar al jefe de los persecutores, el nuevo Fiscal Nacional.
Por decirlo menos algo no huele bien en la administración pública nacional, y no por este caso, sino porque el país limpio e intachable que nos hacían creer en muchos ranking de probidad y buenas prácticas públicas, hace tiempo ya está de luto, un velo de oscuridad cubre las instituciones públicas y el hecho de que los propios acusados sean quienes nombren a su persecutor sólo viene a echar una palada más de tierra a la lúgubre institucionalidad política nacional.
Y como diría Condorito ¡exijo una explicación!