NATALICIO 94 DEL PADRE ENRIQUE PADROS CLARET

NATALICIO 94 DEL PADRE ENRIQUE PADROS CLARET

El 31 de Agosto próximo se cumple el natalicio 94 de quien por espacio de once años fue Cura Párroco de Pichilemu. Uno de los más queridos sacerdotes que ha tenido Pichilemu y que no solo fue el guía espiritual de la comunidad pichilemina, sino un hombre que se involucró en una serie de instituciones e instancias, con un entusiasmo como pocos, vibrando y luchando por un mejor futuro para la comunidad.
Nos referimos a Enrique Padrós Claret, quien nació un 31 de Agosto de 1913 en Barcelona, España y que, el 10 de Marzo de 1990 murió víctima de cáncer en Santiago.
El Cuerpo de Bomberos lo tuvo como su capellán y en cargos del Directorio. Asimismo, el Club Aéreo de Pichilemu lo tuvo como uno de sus socios. Igualmente, fue dirigente en el fútbol local y miembro del Comité Pro Provincia Cardenal Caro. También, muchos comités de verano -para organizar la Semana Pichilemina- lo tuvo entre sus miembros. Lo mismo, el Primer Festival Nacional de Cantautores del año 1978.
En efecto, en sus años en Pichilemu -desde el año 1969 hasta el año 1980- el Padre Enrique aparte de ser guía espiritual para parte importante de la comunidad, tuvo una relación que fue más allá de su labor pastoral y siendo ya un integrante más de instituciones, o ya un dirigente, se adentró en el cariño de la comunidad y para muchos pichileminos -adultos, jóvenes y niños- fue un amigo.
Muchos de ellos, ya sirviendo en otros lugares: Santiago (en la Iglesia San Vicente de Paul, en Alameda ), en la sede de la Congregación San Vicente de Paul (en Chacarillas), o en la Iglesia San Vicente de Paul en uno de los cerros de Valparaíso, le visitaban para saludarlo o saber de su salud y siempre estaba dispuesto a entregar parte de su tiempo; donde naturalmente estaba el recuerdo de Pichilemu.
Para un grupo de jóvenes -por allá en los últimos años de la década del 70, que querían “hacer algo por Pichilemu”- fue fundamental su apoyo inicial en Pichilemu donde en plenas Fiestas Patrias del año 1978 se fundó el centro Hijos y Amigos de Pichilemu que funcionaba en Santiago. Ahí, siempre estuvo dispuesto a facilitar dependencias para reunirnos durante un tiempo ya en Alameda o en Chacarillas; institución que en los cuatro años que funcionó pudo realizar algunas cosas que estaban en sus objetivos: promocionar Pichilemu (Exposición Fotográfica y organización de Tours), ayuda social (Operativo Médico), entre otras actividades que -como ya recordamos en un artículo anterior- “falleció” en brazos de un pichilemino que llegó a ser una importante autoridad regional por un breve tiempo.
Pese a que lamentablemente muy pocos pichileminos estuvieron presente en sus funerales en Santiago, Pichilemu no ha sido ingrato ni desagradecido con este hombre que dio más de lo que le correspondía en su misión. A poco más de un año de su muerte, con ocasión del Centenario de la comuna, las autoridades comunales -Alcalde y CODECO- le otorgó el nombre a una calle sin nombre -que conecta la Avenida La Concepción con la calle Aníbal Pinto- el nombre de Padre Enrique Padrós Claret.
Posteriormente, la Agrupación de Ayuda al Senescente al abrir un Hogar de Ancianos le puso también el nombre de este Cura Párroco.
En este punto “pichilemunews” desea detenerse, para destacar el trabajo que por años se ha venido realizando a cargo de esforzadas damas pichileminas, por mantener con ingentes esfuerzos este hogar que cobija en lo que era la Casa de Socorros (hasta el año 1987, año en que se inaugura el nuevo Hospital) y que da atención a hombres y mujeres que ya están por varias motivos imposibilitados de ser atendidos en sus respectivos hogares.
El inmueble donde funciona tiene una data que sobrepasa los 80 años. Y no hace mucho tiempo fue afectado por un incendió que obligó a evacuar a los ancianos hasta realizar las reparaciones. Así y todo, el local tiene su vida útil ya vencida y urge pelear -a través de un proyecto- los recursos para una construcción mayor y moderna, para atender debidamente a quienes han brindado su vida y merecen pasar en mejor forma sus últimos años de vida.
Para ello debe haber un compromiso de las autoridades comunales que -hasta ahora se ha limitado a magras subvenciones- que son realmente exiguas, por no decir una vergüenza; mientras las damas a cargo tienen que hacer milagros para alimentar, vestir, y atender con solo dos auxiliares (asear, limpiar, preparar la alimentación) una labor que requiere -sin duda- más manos y mejor remuneradas.
Sabemos que es una preocupación de las damas que atienden el Hogar de Ancianos por este aspecto; pero creo que no han tenido la atención debida oficial. Por otra parte, sabemos del apoyo que han recibido de otras instituciones y particulares, pero no es suficiente.
“pichilemunews” en su momento propuso en el Concejo Municipal una forma de ayudar, colaborar en solucionar este problema de un Hogar de Ancianos como se lo merecen; pero no tuvo apoyo ni el compromiso de jugarnos la opción.
Creemos que se puede lograr algo, pero si bien es posible avanzar en algunos aspectos, los tiempos que vive Pichilemu, no son muy auspiciosos y se necesitan otras cabezas.
Por de pronto -como un gesto a la memoria del Padre Enrique Padrós- tomaremos contacto con la institución a cargo del Hogar para entregarle la información que tenemos y que les puede ser útil.
Y, antes de seguir, declaramos públicamente que no lo hacemos con afán proselitista ni mucho menos. No somos ni seremos candidato a nada. Ya hace rato nos dimos cuenta que podemos seguir aportando más de afuera que siendo parte del Concejo Municipal.

ANÉCDOTAS
No quiero terminar este recuerdo, sin mencionar otros aspectos del padre Enrique que le conocimos. Muy poco tiempo después del Golpe Militar, del año 1973, él como todas las Iglesias y Parroquias del país, recibieron a exiliados del nuevo gobierno, ya adultos o jóvenes.
Nuestra familia conoció a un joven estudiante secundario iquiqueño que llegó -primero- a la Parroquia y muy luego el Padre Enrique lo envió a uno de sus “compadres” para que lo acogiera y le diera o le buscara un trabajo durante su obligada permanencia en Pichilemu. Fue así como llegó ese iquiqueño donde nuestro padre -Washington Saldías Fuentealba- quien después de tenerlo durante algunas semanas, le encontró trabajo en un Banco Aserradero.
Nosotros -yo y mis hermanos que me siguen en edad- pudimos conocer sus vivencias -como la de otros chilenos- que vivieron en Piragua.
Poco después cada uno de nosotros seguimos estudiando y ya perdimos el contacto, hasta que le fue levantada su relegación y, seguramente, retornó a su natal Iquique.
Otra pequeña historia, ya más directa con el padre Enrique, fue la siguiente: Sabiendo que estaba estudiando una carrera técnica en la Universidad, coincidió en vacaciones de invierno y al ir a saludarlo, me dijo: “Washington, tú me puedes ayudar. Tengo que enviar un Mapa de la comuna, que indique sobretodo los ríos que tenemos ….” Yo le respondí de inmediato que cuente conmigo, pero aquí no hay ríos ….” Y él, con una bonachona sonrisa me dice de inmediato: “Bueno, eso lo sé, pero nosotros le pondremos a todos los esteros o cursos de agua, Río. Entiendes, es lo que necesito”.
Fue así como nos conseguimos un Mapa y tomamos un papel vegetal y nos pusimos a “dibujar” cada punto geográfico y localidad de nuestra comuna y en todas las quebradas en lugar de poner estero, pusimos Río. Luego le pusimos viñetas, escala y el nombre de la comuna y listo. Un trabajo de muy pocas horas y lo entregamos a nuestro “mandante”.
Muchos meses después volvimos a Pichilemu y el Padre Enrique nos mostró el resultado del Mapita, mostrándonos una reluciente camioneta roja Chevrolet, modelo Luv. “Esta camioneta fue conseguida gracias al Mapa y
a la petición que hice a una institución alemana”, nos dijo, mientras nos invitaba a probarla. De hecho fuimos en ella a Ciruelos y llegamos incluso hasta la casa de los abuelos del Cardenal Caro. Aquella vez -en otro vehículo- nos acompañó el alcalde Lino Vargas y el Cura Jesuita, si no me equivoco de apellido Cifuentes, columnista de un diario capitalino.
Obviamente que la camioneta le sirvió por algunos años para llegar más fácilmente hasta su extenso campo pastoral ..
El Padre Enrique así como le tendió la mano y sus contactos a quien lo necesitaba; años más tarde le extendió la mano -para saludar y despedirse- a quien había provocado lo primero; quizás pensando en que lo cortés no quita lo valiente, o agradeciendo la creación de la provincia Cardenal Caro, por la cual él también había trabajado.
Y con esto termino, algo que supe en sus últimos años de vida: El fue durante algún tiempo un estrecho colaborador del Cardenal José María Caro. Y, de hecho, aparece junto al Cardenal Caro en varias fotografías que conocimos. Incluso en la venida del Cardenal Caro al Congreso Eucarístico que se realizó en Pichilemu el año 1953, algunas de las cuales mostramos en esta galería de imágenes a su memoria, algunas de las cuales pertenecen a amigos pichileminos que las recibieron de él en su momento.

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