Reinaldo Marchant publicó libro “Vida y obra de Ismael Parraguez”

Recientemente fue publicado el libro “Vida y obra de Ismael Parraguez”, del escritor Reinaldo Marchant, impreso por la Ilustre Municipalidad de Pichidegua y que cuenta con un prólogo de su alcalde Adolfo Cerón.

El título de la publicación puede resultar poco explicativo, ya que Ismael Parraguez no es un nombre conocido popularmente. Sin embargo, sus obras han causado un profundo impacto cultural no solo en nuestro país, sino que en muchos otros rincones del planeta. Se trata, nada menos, que del autor de “Los pollitos dicen, pío, pío, pío”, aunque el texto que presenta Marchant prueba sobradamente que resulta injusto reducir su contribución artística tan solo a aquella composición.

La figura y el nombre de Parraguez ha “renacido”, tras décadas en el triste olvido, tras la aparición de un artículo en un medio regional que, reseñando brevemente la vida de Parraguez, erróneamente expresaba que era natural de Pichilemu. El historiador local Antonio Saldías realizó un profundo trabajo para dilucidar el origen de este profesor y poeta colchagüino, determinando que en realidad había nacido en la actual comuna de Pichidegua. Reunió numerosos antecedentes y se los facilitó al alcalde Cerón, quien le entregó una nota de agradecimiento escrita con su puño y letra. Saldías contactó a una descendiente del desaparecido artista, quien ofreció un concierto de piano en Pichidegua. Las autoridades pichideguanas tomaron conocimiento del legado y relevancia de este referente cultural gracias a la labor de Antonio Saldías, y sin embargo ello no es siquiera mencionado en el libro de Marchant. Es posible que el autor del libro no haya tenido conocimiento de las gestiones de Saldías, pero el alcalde sí estaba enterado de ellas y bueno, nobleza (debería) obliga(r).

Reinaldo Marchant dedica el libro a la memoria de Parraguez y expresa en sus palabras iniciales, con toda razón: “Nada se parece más a la muerte que el olvido de cualquier semejante, y si este tuvo un paso significativo, fuera de lo común, por esta tierra, aquel olvido se convierte en una injusticia llena de desolación. Mucho de esto descubrí en mis investigaciones sobre un magnífico prohombre, Ismael Parraguez Cabezas”.

“Vida y obra de Ismael Parraguez” consta de una breve reseña biográfica del poeta pichideguano, describiendo su paso por la Escuela Normal, su labor como profesor y citando críticas y opiniones contemporáneas sobre sus obras. En seguida, se recopilan algunos escritos de “Poesías infantiles” (1907). Luego aparecen varias poesías y alegorías a Parraguez escritas por estudiantes, profesores y asistentes de la educación de Pichidegua y de Asunción, Paraguay, quienes participaron en un concurso literario. Los textos paraguayos figuran en español y en guaraní. Finaliza el libro con poesías extractadas de “Flores exóticas” (1910), acompañadas de fotografías históricas, entre ellas un retrato de Ester Ortiz, viuda de Parraguez, y una toma del funeral del colchagüino.

El nuevo libro de Reinaldo Marchant contribuye, sin duda, a rescatar del olvido y del desinterés la labor de un coterráneo que, a más de un siglo de su muerte, aún vive en los inocentes cantos de los niños y, especialmente, en los orgullosos parajes de Pichidegua.

El biografiado

Nació el 26 de agosto de 1883 en el fundo Las Pataguas, en la subdelegación de Pichidegua, departamento de Caupolicán, antigua provincia de Colchagua; hijo de Ismael Parraguez Paredes y Dorila Cabezas Valenzuela. Se tituló como profesor en la Escuela Normal José Abelardo Núñez en 1899. En el Instituto Pedagógico de Chile estudió castellano, latín y otras asignaturas. Fue profesor en el Instituto Nacional, en Santiago.

Publicó su primer poemario, “Un idilio menos”, en 1903, al que se sumó cuatro años más tarde “Poesías infantiles”, en el que se incluye el famoso poema “Los pollitos dicen”. En 1914 dio a la luz pública el “Cancionero del scout”. Dos años después publicó “Esperanza”, una novela. Entre otras composiciones, se cuentan entre sus creaciones el himno del Liceo de Aplicación y del Instituto Nacional.

Se casó con la también preceptora Ester Ortiz Rotter, con quien formó una numerosa familia. Su inesperada muerte, acontecida el 8 de mayo de 1917 a causa de tifus, truncó una extraordinaria carrera que, con solo 33 años, este colchagüino fue capaz de forjar.

Total
0
Shares
Publicaciones relacionadas
error: Content is protected !!