Cuando rezar no sirve de nada

Finalmente tres concejales se han pronunciado sobre las conductas corruptas del exalcalde de Pichilemu Roberto Córdova Carreño, acreditadas por el dictamen de mayo de la Contraloría Regional, y han recurrido al Tribunal Electoral para solicitar su inhabilitación por cinco años. Les tomó seis meses (menos un día) hacer esta presentación en aras de la transparencia y persiguiendo la corrupción.

Podría decirse que Sofía Yávar, Héctor Cornejo y Tobías Acuña, todos de derecha, han actuado con fines meramente electorales o politiqueros. Sin embargo, la salida de la carrera por la alcaldía de Roberto Córdova perjudicaría a su sector: una eventual competencia entre el actual alcalde Cristian Pozo y Córdova, ambos de izquierda, solo mejoraría las opciones de un candidato de la derecha, por lo que se subentiende que el afán electoral no está presente en esta acción.

Ahora bien, la conducta de los otros tres ediles, todos afines al actual alcalde Cristian Pozo, deja muchísimo qué desear. Buscaron excusas ante el mismo Tribunal hace unos meses para evitar tener que recurrir en contra de Córdova, preocupados de si incurrirían en un “notable abandono de deberes” (que seguramente han incurrido en él con su omisión flagrante). Hoy han coronado su nula visión y escaso respeto por el cargo que ejercen, haciéndose a un lado de la presentación en contra del exalcalde entre 2009 y 2021 y con ello, dándole la espalda a Cristian Pozo. Una deslealtad con todas sus letras.

El comunista Mario Morales, quien se supone que es “amigo personal” de Cristian Pozo; el independiente por el Partido Socialista José Luis Cabrera, quien solo sabe rezar el rosario, cuyo aporte en el concejo durante dos períodos ha sido prácticamente nulo; y Danilo Robles, quien critica la corrupción pero que con su omisión incurre en ella, sumándose al séquito de quienes buscan excusas para apoyar a un personaje oscuro que trajo a Pichilemu el sectarismo y el odio, no solo contra quienes legítimamente tienen una ideología diversa, sino contra quienes aún siendo de izquierda, no apoyaban su gestión precisamente por sus actitudes nefastas y reñidas con la ética y la transparencia.

El accionar de Robles, Cabrera y Morales, reiteramos, representa una abierta traición hacia la administración de Cristian Pozo Parraguez, quien ha liderado una gestión muy opuesta a la de Córdova, efectivamente convocando a todos los sectores por un bien común, que es el progreso de Pichilemu. Queda claro que quienes transitan por su misma vereda, no tienen la misma posición y sueñan con el retorno del exalcalde Roberto Córdova Carreño, menospreciando el deber cívico y político que les compete como representantes de la ciudadanía.

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