A CUARENTA Y NUEVE AÑOS DE LA MUERTE DEL CARDENAL CARO

A CUARENTA Y NUEVE AÑOS DE LA MUERTE DEL CARDENAL CARO

Hace 49 años, a la edad de 92 años falleció en Santiago el primer Cardenal de la Iglesia Católica de Chile, Monseñor José María Caro Rodríguez. Ello sucedió exactamente el 4 de diciembre de 1958. Había nacido en el sector Los Valles de la Hacienda San Antonio de Petrel, en la comuna de Pichilemu, en la tierra que su padre, José María Caro Martínez fue el primer alcalde de esa comuna, desde 1894 al 1905 durante cuatro períodos sucesivos.
El fallecimiento de Monseñor Caro, pese a que era inminente y su salud estaba resentida desde hace meses, caló hondo no sólo en el pueblo católico, sino en todos los sectores, pues era querido y respetado. El gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez decreto duelo oficial por tres días y sus exequias tuvieron la pompa acorde a su dignidad y los honores oficiales a uno de sus hijos predilectos.
El pueblo católico durante su velatorio desfiló por interminables horas ante su cuerpo inerte en la Catedral de Santiago, dando muestras de dolor y cariño por quien era su máximo pastor. Y que en su intensa labor pastoral había dejado una imborrable huella de evangelización y obras en beneficio de los más desposeídos: Fundó colegios, hogares de acogida, hospitales, capillas, parroquias y las primeras obras para levantar el Templo Votivo de Maipú -la promesa incumplida de los Padres de la Patria hacia la Patrona de Chile, la Virgen del Carmen- como también, medios de comunicación: revistas, periódicos y emisoras de radio. Todos al alero de la Iglesia Católica.

Desde que saliera de su natal Pichilemu, para estudiar en el Seminario Conciliar de Santiago, y más tarde, al Colegio Pío Latinoamericano, en Roma, Italia, es ordenado sacerdote el 30 de diciembre de 1890; graduándose a la vez de doctor en teología en la Universidad Gregoriana.
El año 1910 el joven sacerdote Caro Rodríguez es enviado como Cura Párroco de Mamiña, un poblado del altiplano de Iquique, a fin de cumplir con su labor evangélica y llevar adelante un tratamiento para su afección pulmonar en la Termas del lugar. Al año siguiente, es nombrado Vicario Apostólico de Iquique. Y el 28 de abril de 1912 es nombrado y consagrado Obispo de Iquique, permaneciendo 13 años como tal en el norte grande.
El 14 de diciembre de 1925 es nombrado Obispo de La Serena y el año 1939 es nombrado Arzobispo de La Serena. En el mismo año 1939 es nombrado Arzobispo de Santiago. Y en el año 1946 es consagrado Cardenal, el primero de la Iglesia Católica de Chile.

PAPAS
En su largo apostolado, Monseñor José María Caro conoció nada menos que a cinco Papas en ejercicio, excepto a uno. El primero de ellos fue el Cardenal Joaquín Vicente Pecci quien adoptó el nombre de Papa León XIII. Fue alrededor de Octubre de 1887 a poco de llegar a Roma, cuando solo era un estudiante en el Colegio Pío Latinoamericano. Este Papa falleció a los 93 años de edad, el 20 de julio de 1903.
Fue elegido enseguida el Cardenal José Sarto, quien se denominó Papa Pío X. Es este Papa quien lo nombra Vicario Apostólico (1911) y al año siguiente Obispo titular de Milas; ocasión en que también se nombró a otro chileno, como Obispo de Oleno, Monseñor Luis Silva Lezaeta (de Tunca, localidad de nuestra actual Vl Región). Sin embargo, este Papa fallece el 20 de agosto de 1914; sucediéndole el Papa Benedicto XV, el que dura en su papado hasta el 22 de enero de 1922, fecha en que fallece.
A éste le sucede -el 6 de febrero- el Cardenal Aquiles Ratti Galli, quien adopta el nombre de Papa Pío XI. Es este Papa quien le nombra Obispo de La Serena el 14 de diciembre de 1925. Pío XI fallece el 10 de enero de 1939.
Le sucede el Cardenal Eugenio Pacelli, quien adopta el nombre de Papa Pío XII. Es este Papa quien nombra a Monseñor Caro como Arzobispo de La Serena, en junio del año 1939. No obstante, antes de tomar posesión de su nuevo cargo, el 30 de agosto del mismo año es designado Arzobispo de Santiago, ante la renuncia de Monseñor José Horacio Campillo Infante.
Seis años después el mismo Papa le nombra Cardenal, el 23 de diciembre de 1945, pero su siempre quebrantada salud -estando en Roma para recibir el capelo cardenalicio- le impide estar presente en la ceremonia donde lo recibirían una treintena de purpurados. Cinco meses después, el 19 de mayo de 1946, una vez recuperado milagrosamente, el Papa XII en una ceremonia inédita para un solo Cardenal, le entrega el birrete. Y en la tarde del mismo día, junto a otro Cardenal francés -que también había estado enfermo- recibe el capelo cardenalicio, el símbolo de su envistidura.
El mismo Pontífice le otorga una nueva distinción el 24 de octubre de 1950, al nombrarlo al rango de Cardenal Primado, un honor que no ha alcanzado ningún otro Cardenal chileno.
El Papa XII fallece el 9 de octubre de 1958. Pese a su avanzada edad, ya de 92 años, el Cardenal Caro asiste junto a su médico personal, hasta Roma para participar del Conclave que eligió al Cardenal Angello Giuseppe Roncalli, quien adoptó el nombre de Juan XXIII.
Esta ocasión permitió -por primera vez- que Chile estuviera representado en una elección papal, en la persona del Cardenal Caro, siendo el más anciano de los miembros del Sacro Colegio Cardenalicio.
Tanto en su viaje de ida como de regreso no experimentó ningún problema de salud, pero de forma repentina se enfermó gravemente al comenzar diciembre, falleciendo el día 4, de 1958. Sus restos están sepultados en la Catedral de Santiago.

EL CARDENAL CARO Y PICHILEMU
Si bien nada material fue realizado por este hijo de Pichilemu por su tierra, igual sus habitantes se sienten orgullosos que uno de sus “hijos” llegara a tal investidura eclesial, dándole orgullo a su comuna y perpetuando su nombre para la posteridad.
Para muchos católicos -incluidos miembros del clero- la vida de José María Caro Rodríguez fue un ejemplo de “buen cristiano” y muchos quisieron que llegara algún día a los altares, convirtiéndolo en un Santo. Y de hecho, se nombró una comisión para esos efectos, pero las diversas posturas, intereses, al egoísmo y no poca envidia que existe al interior de las instituciones -a la que no está ajena la Iglesia- impidieron que esa empresa tuviera el éxito que debía.
Desde luego, el solo hecho de que el origen de este personaje fuera de un hogar campesino, sin grandes apellidos, entre otras razones, hizo que la “causa abierta” para tales propósitos quedara olvidada en el camino. Y, obviamente, ello obedeció -de una u otra manera- a las cabezas que le sucedieron en la responsabilidad, pues se supone que en una institución jerarquizada como la Iglesia, las cosas deben funcionar. No así cuando hay instrucciones tácitas para que ello no suceda.
Otro hecho que nos dice al respecto, es que -con ocasión del natalicio número cien- en la Cámara de Diputados se aprobó una Ley para erigir un Monumento al Cardenal Caro, a través de una colecta pública. La que se realizó y después se llamó a concurso de proyectos, el que se adjudicó pero al poco tiempo el escultor se suicidó. Y tuvieron que pasar más de quince años para que alguien reclamara por este “olvido y deuda del pueblo chileno”.
Fue un artículo a través del diario “La Tercera”, del día 24 de Junio de 1980, para que se reactivara este Monumento Nacional. ¡No antes! Y en diciembre de 1980, se inauguró con la relevancia que correspondía, frente a la entrada principal de la Catedral de Santiago, en la esquina sur poniente de la Plaza de Armas.
La obra escultórica pertenece al artista chileno Galvarino Ponce Morel.
Una iniciativa que nos correspondió plantear como presidente del Centro Hijos y Amigos de Pichilemu, que funcionaba en la capital. Y que impulsamos con el apoyo del diario capitalino, gracias al vínculo que nos ligaba en nuestra
calidad de Corresponsal de Pichilemu y de la Provincia Cardenal Caro, creada un año antes.

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