El ariqueño Pato Sáez se fue a lo chilenito a Portugal y se trajo nada menos que el título mundial de pesca submarina. ¡Así de simple!, mientras en Chile algunos hacen enjuagues con las platas para los deportistas nacionales.
De eso hace cuarenta días y desde la puerta norte del país, reclama con justa razón a través del diario popular, La Cuarta.
Aquí el texto íntegro para que conozcan el tremendo reconocimiento que le hizo el gobierno ciudadano y participativo (¡claro!, entre ellos):
Ariqueño la rompió en Portugal en la cita máxima de la pesca submarina
Pato Sáez: “Fui campeón del mundo hace 40 días y nadie sabe”
Al igual que el “Chaleco” López y las “Marcianitas” de la Roja de hockey, el rey del arpón exige un reconocimiento de La Moneda.
Por Ximena Astudillo (La Cuarta)
Con o sin título el Pato, que acusa 37 peras, sigue viviendo de la misma manera. En su casa continúa recibiendo a sus vecinos y saluda a todo el que lo ovaciona. Ya ha salido a pescar para poder comer y pagar las cuentas. Y sólo el reconocimiento de La Moneda le quita algo de su sueño.
Claro que tampoco oculta que necesita con urgencia los mismos 11,7 millones de pesos que el Estado entregó a las jugadoras de hockey por la gracia que se mandaron. “Si supieran todo lo bien que me haría esa platita. Podría comprarme un vehículo para trasladarme a la playa, porque ahora debo caminar o pagar locomoción. También me gustaría guardar algo para llenar las lagunas de mi previsión, porque casi no tengo ahorros en la AFP y me preocupa llegar a viejo y no tener una pensión”, se ilusiona con los ojos brillosos.
Por mientras entonces no le queda más que esperar. Con la misma paciencia que ha debido cosechar cada vez que se sumerge en el mar.
Con apenas 200 lucas para mantenerse en Portugal partió Patricio Sáez Godoy, sólo unas semanas antes del Mundial de Pesca Submarina, que se chapoteó en Lisboa, el 16 y 17 de septiembre. Pero pese a competir con una indumentaria más pobre que la del Chavo del 8, el ariqueño se trajo la concha más grande barriendo con los capos europeos. El que todos veían como el coral de piedra ya al final del primer día sacó la mejor puntuación, aunque no tenía bote zodiac, ecosonda e implementos ultra bacanes. A puro pulmón y con su arpón, logró en dos días la captura de 43 peces, pese a que una ola casi lo mandó a dormir con Neptuno.
Es más. Nuestro acuamán consiguió el título aunque no tenía siquiera un reloj acuático de pulsera que le indicara el tiempo bajo el agua. Sólo un día antes de competir halló milagrosamente uno tirado en la playa, el que le sirvió pa’ distribuir el tiempo de captura.
“Los europeos no podían creerlo. El mar estaba tan malo que querían hacer un solo día de competencia. Pero como vieron que gané el primer día, programaron una segunda jornada. Igual, mi puntaje inicial me valió para pasar arriba con 4 mil puntos. Cuando mostré mi pesca al salir del agua, los medios se fueron derechito a sacarme fotos, porque este deporte es bien apreciado. En cambio cuando volví apenas nos esperaban tres dirigentes que nos dieron una cena. Eso fue todo el estímulo nacional”, expresa.
Ni un respeto
Pese a haber sido el primero de los tres jaguares campeones del mundo que obtuvo el título en Europa, ya que Raúl Choque y Alejandro Flores lo lograron en Chile, Sáez aún no está pochito. Su triunfo ha pasado piola pa’l Gobierno, aunque hay un compromiso del ministro Ricardo Lagos Weber de sobarle el lomo como pasó con la Rojita de hockey.
En una visita que realizó el 12 de octubre a Arica, Lagos recién se enteró que Sáez era capo de capos y le juró un reconocimiento, que hasta ahora no ha sido ni programado en La Moneda. Es más, el miércoles el Pato quedó peor al ver que La Jefa homenajeó al rey de rally, “Chaleco” López.
Su vena no es de picota, “sino porque yo fui campeón hace 40 días y en mi país aún no se dan cuenta del tremendo logro que conseguí por Chile. No me gusta la polémica, pero no entiendo que aún no sea reconocido como los otros deportistas. Será porque estoy en Arica y mi triunfo no vale lo mismo”, lloró amargamente.
Y sólo porque su mami Hilda Godoy cateteó, el campeón tuvo una recepción emotiva en el aeropuerto de Arica al volver de Portugal. Ella golpeó puertas para lograr que el Orfeón Municipal tocara el Himno de Arica a su llegada. “Me emocionó ver el cariño de mi gente. Yo me esperaba esto, porque mi familia siempre ha sido muy entusiasta con mis logros. Sabía que me iban a estar esperando, pero siento que esta felicidad no es completa”, señala.
Se hunde
Sáez no oculta su rabia por la falta de apoyo. “No hay recursos para los deportistas de corte mundial, pero sí sabemos que los fondos se malgastan en personas que hasta ni existen. Es casi una burla lo que ha pasado con Chiledeportes. Viajé con 200 mil pesos a Portugal, no tenía derecho a viático y aquí se bota la plata”, pone el arpón con ajo.
Para el Pato lo ideal sería que el Estado fijara un sueldo para los deportistas bacanes y que se impusiera un premio por título obtenido. “No tengo plata y cada vez que debo competir dentro del país, la pienso, porque no puedo dejar a mi señora y mi hijo desamparados. Si no trabajo en la pesca, no hay plata pa’ comer, entonces cómo puedo dedicarme a sacar la cara por mi país”.
UN BILLETITO URGENTE POR ACÁ, PLIS
Con o sin título el Pato, que acusa 37 peras, sigue viviendo de la misma manera. En su casa continúa recibiendo a sus vecinos y saluda a todo el que lo ovaciona. Ya ha salido a pescar para poder comer y pagar las cuentas. Y sólo el reconocimiento de La Moneda le quita algo de su sueño.
Claro que tampoco oculta que necesita con urgencia los mismos 11,7 millones de pesos que el Estado entregó a las jugadoras de hockey por la gracia que se mandaron. “Si supieran todo lo bien que me haría esa platita. Podría comprarme un vehículo para trasladarme a la playa, porque ahora debo caminar o pagar locomoción. También me gustaría guardar algo para llenar las lagunas de mi previsión, porque casi no tengo ahorros en la AFP y me preocupa llegar a viejo y no tener una pensión”, se ilusiona con los ojos brillosos.
Por mientras entonces no le queda más que esperar. Con la misma paciencia que ha debido cosechar cada vez que se sumerge en el mar.
