Hace 80 años Pichilemu vio cumplido el sueño de contar con servicio de Trenes desde Santiago a la costa, asegurando así un medio de transporte seguro y permanente. Ello ocurrió exactamente el 5 de Enero de 1926, tras salvarse la cadena de cerros de la Costa.
Fue una obra titánica para lo cual hubo que construir cientos de terraplenes, decenas de puentes y tres túneles -uno de ellos, El Árbol, de 1960 metros considerado el más largo del país en ese tiempo- todas obras de ingeniería que aún causan admiración por su precisión.
Aquel 5 de Enero de 1926 fue toda una fiesta. No sólo de Pichilemu, sino de todas los pueblos y comunas que estaban en su recorrido de más de ciento veinte kilómetros.
Cada Jefe de Estación, informado del acontecimiento: Del recorrido del primer tren oficial de pasajeros hasta Pichilemu se preparó. Y así fue como el funcionario de la Estación de Colchagua -Monumento Nacional, de la comuna de Palmilla- le dijo a su esposa que preparara “cocaví” para el día 5 de Enero y los mejores y apropiados atuendos porque irían a Pichilemu. Fiel a las instrucciones la familia Córdova Langue se preparó, se subió al tren y llegó aquel 5 de Enero junto a otras decenas de pasajeros que tuvieron el privilegio de viajar junto a las autoridades y ejecutivos de ferrocarriles.
Al paso del convoy por cada Estación los “petardos” y vivas del público iba dando la bienvenida al “pat e fierro”, tan esperado, tan añorado por décadas. Mientras las estaciones lucían guirnaldas y banderitas chilenas, tal cual avanzaba la locomotora a vapor, ornada con el pabellón tricolor, airosa, reluciente y exhalando vapor cada vez más a medida que subía el cordón de cerros a partir de Alcones.
Pues bien, ya en la costa las autoridades comunales -presididas por el alcalde Francisco Adriano Caro Rodríguez, hijo del primer alcalde pichilemino y hermano de quien sería más tarde el primer Cardenal de Chile- dieron la bienvenida junto a una bandita de músicos; mientras en el aire marino aún se olía enrarecido el olor a pólvora de los cientos de petardos que la máquina vino haciendo estallar en su ya cansado arribo a la Estación “El Bajo del Retamo”, que posteriormente se llamaría Pichilemu.
Tras los discursos de rigor y agradecimientos por el servicio que se estaba inaugurando, tanto las autoridades, funcionarios de ferrocarriles y periodistas de los medios de la región fueron agasajadas; mientras el grueso de los pasajeros bajaron a la playa cercana, a retozar en la arena y los menos, a chapotear en las aguas frías de la playa principal; al tanto que los adultos sacaban los primeros huevos duros y presas de ave para entretener el diente, después del viaje a la costa.
Una niña que crecía inocente a lo que el porvenir le depararía, jugaba tiernamente en la arena bajo la atenta mirada de sus padres. Era la pequeña Inés Córdova Langue que años más tardes regresaría -hasta el día de hoy- a vivir a Pichilemu, ahora convertida en la esposa de Manuel Córdova Morales.
Juntos formaron una familia, al tiempo que incursionaron en el rubro hospedaje, instalando en su propiedad el Hotel “San Fernando”, el que por años fue uno de los preferidos por familias tanto santiaguinas, rancaguinas y sanfernandinas; dejando hace pocos años de atender.
“pichilemunews” nuevamente al recordar este significativo hito para nuestra comuna, saluda a la señora Inés Córdova por ser quizás, sino la única, una de las pocas personas que hace 80 años hicieron ese histórico recorrido.
Histórico recorrido que un grupo de 18 personas -en un tramo de un poco más de 40 kilómetros- realizó el 27 de noviembre de 2005 la “travesía del tren”.
Una jornada inolvidable donde se cruzaron los tres túneles, pudiéndose constatar que están en perfectas condiciones, no así el tendido férreo que tras el abandono indolente de la empresa de ferrocarriles, ha sufrido el robo descarado de rieles y durmientes en varios tramos; sin que se sepa si ESTAS AUTORIDADES han puesto siquiera una denuncia por los robos al patrimonio que es de todos los chilenos.
Es más, hace poco más de un mes atrás se supo que estas autoridades estaban licitando el “levantamiento de rieles y durmientes” en el tramo desde Peralillo a Pichilemu.
Y pensar que parlamentarios actualmente en ejercicio hablaban que el tren volvería a Pichilemu. Por suerte la voluntad popular los está despidiendo por “sus provechosos servicios al país”.
En defensa de este patrimonio se envió una Carta al Presidente de la República -con cientos de firmas de la comunidad tanto pichilemina como sanfernandina- pero con iguales resultados que otras cartas que han sido enviadas tanto al Ejecutivo como a otras autoridades intermedias: Todas las cuales han dicho “no se escucha Padre”.
Ojalá la nueva Locomotora que viene en camino arrase con los mentirosos y tengamos la esperanza de que, al menos, llegue el Tren no como un medio de transporte, sino con fines turísticos.
Fue una obra titánica para lo cual hubo que construir cientos de terraplenes, decenas de puentes y tres túneles -uno de ellos, El Árbol, de 1960 metros considerado el más largo del país en ese tiempo- todas obras de ingeniería que aún causan admiración por su precisión.
Aquel 5 de Enero de 1926 fue toda una fiesta. No sólo de Pichilemu, sino de todas los pueblos y comunas que estaban en su recorrido de más de ciento veinte kilómetros.
Cada Jefe de Estación, informado del acontecimiento: Del recorrido del primer tren oficial de pasajeros hasta Pichilemu se preparó. Y así fue como el funcionario de la Estación de Colchagua -Monumento Nacional, de la comuna de Palmilla- le dijo a su esposa que preparara “cocaví” para el día 5 de Enero y los mejores y apropiados atuendos porque irían a Pichilemu. Fiel a las instrucciones la familia Córdova Langue se preparó, se subió al tren y llegó aquel 5 de Enero junto a otras decenas de pasajeros que tuvieron el privilegio de viajar junto a las autoridades y ejecutivos de ferrocarriles.
Al paso del convoy por cada Estación los “petardos” y vivas del público iba dando la bienvenida al “pat e fierro”, tan esperado, tan añorado por décadas. Mientras las estaciones lucían guirnaldas y banderitas chilenas, tal cual avanzaba la locomotora a vapor, ornada con el pabellón tricolor, airosa, reluciente y exhalando vapor cada vez más a medida que subía el cordón de cerros a partir de Alcones.
Pues bien, ya en la costa las autoridades comunales -presididas por el alcalde Francisco Adriano Caro Rodríguez, hijo del primer alcalde pichilemino y hermano de quien sería más tarde el primer Cardenal de Chile- dieron la bienvenida junto a una bandita de músicos; mientras en el aire marino aún se olía enrarecido el olor a pólvora de los cientos de petardos que la máquina vino haciendo estallar en su ya cansado arribo a la Estación “El Bajo del Retamo”, que posteriormente se llamaría Pichilemu.
Tras los discursos de rigor y agradecimientos por el servicio que se estaba inaugurando, tanto las autoridades, funcionarios de ferrocarriles y periodistas de los medios de la región fueron agasajadas; mientras el grueso de los pasajeros bajaron a la playa cercana, a retozar en la arena y los menos, a chapotear en las aguas frías de la playa principal; al tanto que los adultos sacaban los primeros huevos duros y presas de ave para entretener el diente, después del viaje a la costa.
Una niña que crecía inocente a lo que el porvenir le depararía, jugaba tiernamente en la arena bajo la atenta mirada de sus padres. Era la pequeña Inés Córdova Langue que años más tardes regresaría -hasta el día de hoy- a vivir a Pichilemu, ahora convertida en la esposa de Manuel Córdova Morales.
Juntos formaron una familia, al tiempo que incursionaron en el rubro hospedaje, instalando en su propiedad el Hotel “San Fernando”, el que por años fue uno de los preferidos por familias tanto santiaguinas, rancaguinas y sanfernandinas; dejando hace pocos años de atender.
“pichilemunews” nuevamente al recordar este significativo hito para nuestra comuna, saluda a la señora Inés Córdova por ser quizás, sino la única, una de las pocas personas que hace 80 años hicieron ese histórico recorrido.
Histórico recorrido que un grupo de 18 personas -en un tramo de un poco más de 40 kilómetros- realizó el 27 de noviembre de 2005 la “travesía del tren”.
Una jornada inolvidable donde se cruzaron los tres túneles, pudiéndose constatar que están en perfectas condiciones, no así el tendido férreo que tras el abandono indolente de la empresa de ferrocarriles, ha sufrido el robo descarado de rieles y durmientes en varios tramos; sin que se sepa si ESTAS AUTORIDADES han puesto siquiera una denuncia por los robos al patrimonio que es de todos los chilenos.
Es más, hace poco más de un mes atrás se supo que estas autoridades estaban licitando el “levantamiento de rieles y durmientes” en el tramo desde Peralillo a Pichilemu.
Y pensar que parlamentarios actualmente en ejercicio hablaban que el tren volvería a Pichilemu. Por suerte la voluntad popular los está despidiendo por “sus provechosos servicios al país”.
En defensa de este patrimonio se envió una Carta al Presidente de la República -con cientos de firmas de la comunidad tanto pichilemina como sanfernandina- pero con iguales resultados que otras cartas que han sido enviadas tanto al Ejecutivo como a otras autoridades intermedias: Todas las cuales han dicho “no se escucha Padre”.
Ojalá la nueva Locomotora que viene en camino arrase con los mentirosos y tengamos la esperanza de que, al menos, llegue el Tren no como un medio de transporte, sino con fines turísticos.
