Pichilemu, hermoso Balneario

De todos los rincones pintorescos que se ofrecen al viajero a lo largo de la provincia de Colchagua, ocupa un lugar predominante el balneario de Pichilemu. De gran extensión en sus playas de arenas azules, con interesantes y bellos paseos en sus alrededores

De todos los rincones pintorescos que se ofrecen al viajero a lo largo de la provincia de Colchagua, ocupa un lugar predominante el balneario de Pichilemu. De gran extensión en sus playas de arenas azules, con interesantes y bellos paseos en sus alrededores, con una construcción elegante y con todos los adelantos modernos, presenta este pueblo todos las caracteres de un balneario que satisface ampliamente las aspiraciones del más exigente turista.

Pichilemu tuvo imporfancia comercial en sus buenos tiempos : antes de la revolución del 91 era puerto de no poco movimiento, pues hasta su muelle llegaba toda la riqueza agricola y pecuaria de la fértil provincia de Colchagua, provincia que con sus colindantes va al frente en lo que respecta a productos de la tierra. Los sucesos de aquella recordada revolución tuvieron por consecuencia el incendio voluntacio de su muelle, hecho ominoso del que no estuvieron ajenas las banderias políticas.

Si como puerto menor tuvo mala fortuna, le ha venido mejor suerte en lo que se refiere a su carácter de balneario. A comienzos de siglo, cuando sólo se veían las casas de vacaciones de algún adinerado provinciano y cuanod se preveía la posibilidad de ser éste un lugar muy apropiado como punto de veraneo, se delineó bien la futura ciudad, con calles anchas y rectas que fueran necesario complemento para la hermosura de sus edificios. Luego de conocerse estos planes, muchas familias santiaguinas y de las ciudades del centro se apresuraron a construir aqui sus casas de verano para suavizar el ardoroso tiempo de estío con el clima suave, benigno y fresco de que se gozaba en estas playas.

Don Agustín Ross, acaudalado vecino y hombre público de otros tiempos, previendo la importancia que el naciente balneario adquiriría en la región, hizo construir un magnífico hotel con todos los adelantos de la época; quiso adornarlo de hermosas terrazas, de suntuoso parque y de un bosque que se alarga muchas cuadras por las posesiones que fueron de dicho caballero. El lugar de su construcción se encuentra a pocos metros del mar, en circunstancias que algunos de sus departamentos son tocados por las olas en tiempos de grandes mareas.

Otros hoteles, como el “Casino”, el “City”, el “Asthur”, el “San Fernando”, el “Central”, han contribuído no poco al prestigio de la industria hotelera de la región y a acreditar ante el público la buena atención con que en Pichilemu se recibe a los viajeros y turistas.

Los lugares de recreo de la comarca presentan aspectos interesantes: figura en primer lugar el pequeño pueblo de Cáhuil, a poco más de 10 kilómetros de Pichilemu, adonde acuden todos los veraneantes a admirar el encanto de su famosa laguna, a ver los distintos trabajos de la producción de la sal, inagotable fuente de riqueza, y a saborear el pescado y marisco excelentes que en esta población se ofrece al público; el trayecto se hace en góndolas y autos, y en todo el recorrido el viajero se encuentra con el viento refrescante del sur. Cerca de Cáhuil se encuentra el pueblo de Ciruelos, que si bien no tiene el carácter turístico del anterior, ofrece sin embargo interés por ser cuna de los pueblos vecinos y por guardar entre sus derruidas casas el recuerdo de muchas familias que bajo sus hogares vieron nacer sus hijos.

En las afueras mismas del balneario, se encuentra el Infiernillo, lugar pintoresco por el capricho de sus rocas y por el ronco ruido de las olas al enfrentarse contra los acantilados de la orilla. Hermosos paseos en carreta por todo el día se hacen a Los Chorrillos, Punta de Lobos, Playa Hermosa, Gruta de Tanumé, etc.

Hoy día, gracias a la cooperación entusiasta de un grupo de vecinos, puede contarse con varias lanchas que proveen de pescado fresco y abundante al balneario y a las ciudades del centro; pescado de que se carecía en años pasados por las dificultades inmensas con que ha tropezado la industria pesquera en esta región. Estos generosos esfuerzos se ven por momentos neutralizados por la falta de muelle donde puedan atracar estas embarcaciones.

Un gran porvenir le espera a Pichilemu: el entusiasmo por construir cada año nuevos edificios y el hecho de que sus hoteles y residenciales se vean atestados de gente son los mejores augurios de este lisonjero porvenir.

ALBERTO ARRAÑO.

Total
0
Shares
Publicaciones relacionadas
error: Content is protected !!