La mayor parte de los empleados publicos han conseguido por fin que sus sueldos hayan sido aumentados; aunque no en la proporcion que exije la carestia de la vida en los tiempos que corremos, pero ya en parte se ha venido a minorar la crítica situacion que atravesaban.
I este procedimiento adoptado por el gobierno ha sido de lo mas equitativo, por cuanto todo el mundo está de acuerdo en reconocer que en los años posteriores al terremoto de 1906, la jeneralidad de los artículos de consumo han triplicado su valor.
Pero las Comunas rurales parece que no han querido comprender lo imposible que les es a sus empleados poder subsistir con los sueldos de seis años atras.
Es una enormidad que se mantengan en las Comunas de los campos servicios de policia con sueldo de cincuenta pesos mensuales por individuo; cuando el precio de la pension diaria, por persona, es un peso cincuenta centavos.
Ya se figurará el público como será el servicio que prestan individuos que no ganan ni para el pago de su comida diaria.
Aparte de lo exigüo de este salario, sabemos que en algunas Comunas hasta se obliga a los empleados de policia a que aporten caballo para el servicio.
Por eso no es raro ver a un policia cualquier dia trabajando a jornal diario como cualquier peon, para proporcionarse sueldo con que hacer frente a las necesidades de la vida, ya que lo que le produce su empleo no lo alcanza.
Esto es incorrecto que un policia tenga que trabajar en otros trabajos que no son los de su empleo para poder vivir, por cuanto, forzosamente tiene que relacionarse con trabajadores que le pierden el respeto i desaparece la seriedad de que siempre debe estar en posesion un empleado de policia.
En esta Comuna de Matanzas, sabemos que desde hace tiempo se abriga el propósito de aumentar el sueldo a la policia; pero no sabemos en que se trepida i cuales serán los motivos, para librarnos cuanto ántes de la vergüenza de estar viendo trabajar en otros trabajos a la policia, i de un servicio peor.
Publicación original en periódico “El Progreso” de Matanzas.
