D. Justino Meza Barrera

El sábado 11 del presente, a las 6½ P. M., ha pagado su tributo a la muerte el prestijioso caballero i respetable vecino de Corcolen señor don Justino Meza Barrera.

Desde hace muchísimos años, antes de 1891, las poblaciones de Malloa, San Pedro, Monte Atajo, Salsipuedes, Corcolen, Cantarrana etc. etc., venían recibiendo grandes impulsos de progreso debido a la obra incansable i jenerosa de aquel gran ciudadano, que, con justicia, era tenido como figura de primera talla en toda la comuna de Malloa.

La instruccion del pueblo fué tambien poderosamente impulsada por el señor Meza, pues no omitió sacrificios pecuniarios ni perosnales a fin de dotar a la comuna del número necesario de escuelas para ámbos sexos i él fué el protector de todos los preceptores que vivieron en Corcolen, a fin de estimularlos a servir bien sus empleos, en favor de las clases pobres.

En política fue un gran elector i militó en las filas del liberalismo siendo mui repsetado i querido por sus adversarios, por la altura de miras en que inspiraba todas sus campañas en pro de los candidatos de sus afecciones.

Fué tambien un católico ferviente i contribuyó con creces al mejoramiento de las iglesias de su comuna.

Casado con la respetable señora Emilia Urbina formó una familia respetabilísima i esmeradamente educada a la vez que mui numerosa.

Deja como herederos de su nombre respetable a sus hijas señora Emelina Meza de Guevara; señoritas Emilia, Lidia, María Luisa, Rosa Amelia i Berta i a los señores Carlos, Arturo, Alberto, Agustín i Enrique Meza Urbina.

Conocedores nosotros de las grandes obras de progreso llevadas a cabo por el ilustre fallecido, somos los primeros en reconocer como una irreparable i tremenda pérdida para la provincia de Colchagua i mui especialmente para Caupolicán, la muerte del señor Meza.

Desde hace algun tiempo se ha venido llamando a la eternidad a los grandes hombres, i el señor Meza ha marchado tambien a reunirse con los que descansan en las tumbas de las ingratas labores de la vida; pero deja su monumento eterno erijido en el corazon de todos los que tuvimos la suerte de ser sus amigos i aprender de él muchos bellos ejemplos en pro de los desvalidos de la fortuna.

Sabemos mui bien que su muerte hará derramar abundantes lágrimas; pero nos consuela el recuerdo de sus virtudes i la presencia de su abnegada esposa que seguirá la obra de su bondadoso compañero.

Lleguen hasta su atribulada familia estas modestas líneas dictadas por la admiracion hacia un hombre que supo siempre ser grande en bondades i pródigo con los necesitados.

La Redaccion.

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