José María Caro Martínez: primer alcalde de Pichilemu

Caro Martínez y parte de su familia. De pie, el futuro Cardenal José María y sus hermanos Rita y Pedro Pablo. Sentados, Caro y su esposa Rita Rodríguez.
Caro Martínez y parte de su familia. De pie, el futuro Cardenal José María y sus hermanos Rita y Pedro Pablo. Sentados, Caro y su esposa Rita Rodríguez.
Nació en San Antonio de Petrel en 1830 (nota 1). Fue hijo de Pedro Pascual Caro Gaete y de Cayetana Martínez Ríos, inquilinos de la hacienda y católicos devotos.

“Desde niño formó su carácter en el cumplimiento de sus deberes”, relata un artículo del periódico Pichilemu de 1944, agregando que su carácter “se robusteció aun más en su juventud cuando hubo de soportar un accidente cuyas consecuencias lo acompañaron hasta la tumba”.

Al igual que su padre, José María dedicó su vida a las actividades agrícolas, logrando amasar una “pequeña fortuna”, que usaría más tarde para darle educación a sus dos hijos mayores.

Caro Martínez contrajo matrimonio con Rita Rodríguez Cornejo (nota 2) en el oratorio de Los Valles el 20 de febrero de 1860. El matrimonio tuvo nueve hijos, todos nacidos en San Antonio de Petrel. En orden de nacimiento: Rita, Cristina, Petronila, José María, Pedro Pascual, Francisco Adriano, Pedro Pablo, Cayetana y Rosa.

Fueron hijos del matrimonio Caro Rodríguez: Rita, casada con Brasiliano Leyton; Cristina; Petronila, con Augusto Leyton; Cayetana, con Eugenio Lizana; Rosa Victoria, con Isaías Castro. De los hombres, el cardenal José María fue el mayor; Pedro Pascual falleció joven de 22 años; Francisco Adriano, quien en 1924, siendo regidor, fue elegido alcalde de Pichilemu tras renuncia de Luis Baraona Fornés, casó con Domitila Poblete y en segundas nupcias con Adelina Galarce; y Pedro Pablo, nacido con 1872, casado con Clementina Leiva y en segundas nupcias con Elena Salinas Monzón. Este último fue abogado, ejerció en Rancagua y alcanzó varias distinciones en la magistratura.

Fue nombrado en 1861 como llavero de la hacienda de San Antonio de Petrel, propiedad de José Vicente Ortúzar Formás, ejerciendo dicho cargo hasta 1882. Durante su administración, la hacienda era “rica”, poseían mil quinientas vacas y la producción anual de trigo era de quince mil sacos de cien kilos cada uno.

Vivió junto a su familia en Los Valles hasta la década de 1880, cuando se trasladaron a Quebrada del Nuevo Reino, donde sus padres habían adquirido una propiedad. Allí, José María Caro residió hasta su muerte.

Fue un miembro activo de la parroquia de Ciruelos. Los archivos del arzobispado de Santiago —publicados anualmente— muestran que fue elegido como mayordomo de la Confraternidad del Sagrado Sacramento en los años 1888, 1890, 1892 y 1900.

Fue electo alcalde de la primera municipalidad de Pichilemu en la sesión de instalación del 6 de mayo de 1894. En esta misma sesión se eligió segundo y tercer alcalde a los señores Pedro Nolasco de Mira y Francisco Reyes; y regidores, a los señores Francisco Cerón, Leonardo Lizana, Ceferino Rosales y Benjamín Calderón. Las obras que realizó durante su gestión, que se extendió por once años hasta el 7 de mayo de 1905, son detalladas previamente. Su obra fue importante y decisiva para el futuro local; le correspondió dar vida y organizar los servicios.

Los dirigentes nacionales del Partido Conservador lo nombraron “presidente perpetuo” a nivel comunal. Además, fue en varias ocasiones subdelegado de la 13.° subdelegación del departamento de San Fernando (Cáhuil).

En septiembre de 1916, enfermó de una afección desconocida que “venció su recia constitución física”, falleciendo la noche del 11 de noviembre de ese año, a los 86 años. Fue incinerado y enterrado en un mausoleo construido por su hijo José María, en el cementerio parroquial de Ciruelos.

Nota 1: La fecha exacta de su nacimiento es desconocida debido a que un incendio en la parroquia de Ciruelos quemó todas las partidas de bautizo del periodo 1830-1834.

Nota 2: Nacida en 1833, fallecida el 7 de agosto de 1931. Hija de Fermín Rodríguez y Rosa Cornejo, también inquilinos de la hacienda San Antonio de Petrel, residentes del Potrero Piedras Blancas.

Texto extraído del libro “Camino al Progreso”, de Diego Grez Cañete, Registro de Propiedad Intelectual N.° 262.168, ISBN 978-956-9757-01-3

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