Luego del intento de rescate por surfistas y personal de Sernapesca, se le perdió rastro a la ballena atrapada en mallas de pesca, dando inicio a una operación de rescate por parte de la Armada y Sernapesca.
Personal de la institución estatal fue asesorado por el Centro de Conservación Cetáceo de Chile y la Comisión Internacional de Ballenas, para la realización del procedimiento de rescate de la ballena. Ayer sábado se realizó un operativo de búsqueda aéreo en las costas cercanas a Pichilemu, sin resultados positivos.
Según informó personal a un medio regional, se estima que el animal no debería haber navegado más de 50 kilómetros al norte o al sur de Pichilemu, puesto que es una nimal tendiente a navegar cerca de las costas. También se baraja la posibilidad de que esté estacionada cerca de Pichilemu. Con estos antecedentes, hoy domingo se comenzó a primera hora con un nuevo operativo de búsqueda.
El encargado de rescate animal de Sernapesca, Mauricio Ulloa, señaló que “mañana (hoy) a las 6:30 de la mañana, desde el puerto de San Antonio, saldremos en una embarcación de la Armada junto a la comitiva y la vamos a buscar desde San Antonio a Pichilemu, a ver si la encontramos y logramos quitarle la malla, tenemos un personal adecuado para eso, siempre que la logremos ubicar, eso es lo primero.” De no ser exitoso el operativo de hoy, se retomará mañana.
Desde Sernapesca se informó que, en la última década, no se había visto un ejemplar de ballena franca austral que estuviera enmallado en redes de pesca. “Las redes que estarían incrustadas en su cuerpo significan un peligro importante para el animal, pues le podrían impedir movilizarse y se teme que parte de estas sogas envuelven (sic) su cabeza y su boca, por lo que no podría alimentarse”, se comunicó.
“Una vez que se ubique al animal hay que ser cautelosos, porque estas ballenas tienden a alejarse ante la presencia de grandes embarcaciones. Hay que aproximarse de una manera muy prudente, siempre cuidando la vida humana, estando seguros de que nos aproximamos de manera prudente y sin riesgos, se procederá a desenmallar o por lo menos quitarle los cabos que más la molestan que son los que se ubican alrededor de su cabeza y en la boca”, indicó Ulloa.
A pesar de la seriedad de la situación, el funcionario de la entidad estatal indicó que se estima que, anualmente, son entre 15% y 20% los ejemplares que se enredan en sogas de pesca, de los cuales, la mayoría sobrevive. “Ahí entra nuestro criterio para ver si realmente intervenimos en tratar de quitarle la malla a esta ballena, que esto no vaya a significar mayor estrés para ella o algún otro inconveniente, porque si evaluamos bien y consideramos que tal vez el enmallamiento no es tan crítico podríamos hasta dejarla así, pero eso lo vamos a definir una vez que la encontremos”, finalizó el encargado de rescate animal.
