Falleció Alejandro Mella Galaz, el Rey del Cochayuyo de Pichilemu, a los 85 años

El rey del cochayuyo Alejandro Mella, en noviembre de 2010. Foto: Diego Grez C.
El rey del cochayuyo Alejandro Mella, en noviembre de 2010. Foto: Diego Grez C.
  • En medio del boom del cochayuyo en Pichilemu, uno de sus principales promotores falleció ayer jueves

Según informa en su edición de hoy el periódico digital pichilemunews, el famoso Rey del Cochayuyo de Pichilemu, Alejandro de la Cruz Mella Galaz falleció ayer a los 85 años.

Por décadas se estableció en un quiosco cercano a la Gruta de la Virgen, en la Avenida Costanera (debiendo relocalizarse tras el terremoto de 2010), vendiendo maletas de cochayuyo. Hace casi cuatro años, mientras realizaba una investigación sobre el avance en la reconstrucción de Pichilemu, señaló que “el quiosco me lo dió Orlando Cornejo (alcalde de Pichilemu entre 1992 y 1996) como en 1993, y estaba en frente de aquí (junto a la Gruta), pero el maremoto lo hizo picadillo. Siempre he trabajado vendiendo cochayuyo aquí.”

En su afán de potenciar el cochayuyo, no solo a nivel local sino que también a nivel nacional, comercializó un documento titulado “El cochayuyo es una mina repleta de nutrientes y sales minerales”, en el que además de describir las funciones benéficas de esta alga marina, enseña diversas maneras de cocinar o utilizar el cochayuyo. El texto está disponible íntegramente en Memoria desde junio de este año, cuando nos lo cedió para su publicación online.

pichilemunews lo califica como “quizás el más experimentado hombre de mar que estaba quedando en Pichilemu”, añadiendo que “fue marino, buzo, instructor de pesca, de buceo, de construcción de embarcaciones menores, de aparejos de pesca, construcción de jaulas para pescar multiplicidad de especies de crustáceos, experto en miticultura, etcétera.”

Nació en mayo de 1929 en Marchigüe, trasladándose su familia a Pichilemu cuando tenía seis años. Cursó sus estudios en Recoleta, Santiago, realizando también su servicio militar, capacitándose como salvavidas. “Es desde ahí que su vida comienza a ser la vida de un hombre de mar. (…) Su voz ya está marcada por su historia, y su cuerpo es fiel reflejo de su trabajo, con unos pulmones que se ven son su tenor”, reseñaba el periódico La Voz de la Región en su edición del 2 de junio de este año.

Contrajo matrimonio con Lucila Levican Levican en 1952. La publicación quincenal informó en la oportunidad que “se transformó en el primer salvavidas de la provincia de Colchagua, en donde sin sueldo pudo acordar con el municipio, para que tuviese una casa y los permisos para un restaurant. (…) Comenzó a trabajar para Inacap como instructor de navegación y cartografía en buceo, en redes y en mallas. (…) Fue marino en un buque mercante y fue buzo mariscador en el sur de Chiloé.”

Enviamos nuestras condolencias a sus familiares y amigos, por esta inmensa pérdida.

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