Las próximas elecciones municipales y regionales del 27 de octubre de 2024 están en el horizonte político del país, y su relevancia no puede ser subestimada, proceso que marcará un hito importante en la historia democrática del país, no solo por el número de cargos en juego, sino también por los factores de incertidumbre que introducirá en el panorama político.
Uno de los aspectos más notables de estas elecciones es el voto obligatorio para todos los ciudadanos mayores de 18 años, lo que implica que millones de nuevos votantes se sumarán al proceso electoral. Esto introduce un elemento de incertidumbre sin precedentes, ya que no podemos estar seguros de cómo se comportarán estos votantes en comparación con los electores habituales.
Estos nuevos votantes, en su mayoría de sectores populares, con una mayoría de hombres menores de 40 años y residentes en grandes áreas urbanas, tienen una relación distante con la política y el Estado. No se alinean fácilmente en el eje izquierda-derecha y tienden a votar en función de sus necesidades y circunstancias personales. Su desconfianza hacia las autoridades es más pronunciada, lo que los hace menos predecibles en términos de preferencias políticas.
Un segundo factor de incertidumbre proviene de un cambio significativo en el clima social desde las elecciones anteriores en 2021. Mientras que las elecciones de 2021 estuvieron marcadas por la demanda de cambio y el apoyo a candidatos independientes y la renovación, ahora vemos una mayor demanda de orden y una revalorización de la experiencia política.
El tercer factor de incertidumbre radica en el regreso de alcaldes que no pudieron presentarse a la reelección debido a la limitación de mandatos. Muchos de ellos buscarán recuperar sus puestos, lo que generará una competencia abierta en varias comunas.
Es crucial recordar que las elecciones municipales y regionales en Chile han demostrado ser un termómetro político importante para las elecciones presidenciales posteriores. Los triunfos en las elecciones municipales a menudo predicen los resultados de las elecciones presidenciales, ya que las fuerzas políticas vencedoras en las locales reciben un impulso para las elecciones nacionales.
En esta ocasión, no solo se elegirán alcaldes y concejales en las 345 comunas, sino también a los 16 gobernadores regionales, que probablemente tendrán un papel más relevante con mayores atribuciones y recursos. Por lo tanto, estas elecciones serán cruciales tanto para los territorios como para el futuro del país en su conjunto.
