Recordar y reflexionar a 50 años del golpe

Hace 50 años, un hecho trágico y doloroso marcó un punto de inflexión en la historia de Chile. El 11 de septiembre de 1973, el presidente Salvador Allende, elegido por un período constitucional de seis años, fue derrocado en un golpe de Estado liderado por el comandante en jefe del Ejército, general Augusto Pinochet, sumiendo al país en una dictadura militar que duraría diecisiete largos años. A medio siglo de distancia, es nuestra responsabilidad recordar y reflexionar sobre ese oscuro capítulo de nuestra historia nacional.

En este nuevo aniversario de aquel acontecimiento, expresamos nuestra profunda preocupación por algunas expresiones recientes de políticos que parecen minimizar o relativizar los horrores del golpe de Estado. Las palabras del diputado Jorge Alessandri, quien afirmó que “justifica el golpe militar” porque “íbamos por un camino peligroso para el país”, son expresiones que no pueden ser pasadas por alto.

El dolor y las heridas causadas por el golpe de Estado aún persisten en muchas familias chilenas. Miles de personas fueron víctimas de persecución, tortura y ejecución extrajudicial durante la dictadura. La violencia y la represión política marcaron una época oscura que no podemos ni debemos olvidar. Recordar no es avivar odios ni rencores, sino un acto necesario para comprender nuestra historia y evitar que los errores del pasado se repitan en el futuro.

En nuestra región de Colchagua, también vivimos momentos sombríos durante aquellos días de septiembre de 1973 y hasta marzo de 1990. La toma de la Intendencia en San Fernando y la represión desatada en contra de quienes defendían sus ideales políticos dejaron cicatrices profundas en nuestra comunidad.

Hoy, a 50 años del golpe de Estado, reafirmamos nuestra convicción de que la reconciliación en Chile es posible, pero debe estar basada en la verdad y la justicia. La negación o la minimización de los hechos ocurridos en ese período solo perpetúa el sufrimiento de las víctimas y sus familias.

Es fundamental que como sociedad sigamos trabajando para conocer la verdad, rendir homenaje a las víctimas y promover el respeto por los derechos humanos. Mientras no haya un reconocimiento sincero de los errores del pasado por parte de quienes estuvieron involucrados en la dictadura, la reconciliación seguirá siendo esquiva.

Nuestro país ha avanzado significativamente desde aquellos oscuros días, recuperando su democracia y construyendo un camino hacia un futuro mejor. Pero no podemos permitir que la memoria histórica se desvanezca. A 50 años del golpe de Estado, hacemos un llamado a la reflexión y a la unidad en torno a los valores democráticos que nos definen como nación. Solo así podremos construir un Chile más justo, inclusivo y reconciliado.

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