Por un año quedó suspendido profesor de Marchigüe que pidió a menor que lo masturbara

Francisco Correa Lizana en una foto de archivo.

Francisco Andrés Correa Lizana nació el 17 de enero de 1962 en la ciudad de San Fernando. Estudió pedagogía en educación general básica, y ha desempeñado su profesión en escuelas municipales de la comuna de Marchigüe, siendo docente de planta desde el 3 de agosto de 1998 según consta en los registros públicos del municipio. En 2014 era presidente de la recién restaurada Cruz Roja de Pichilemu.

Los masajes

En el mismo año 2014, Correa se desempeñaba en la Escuela Nóbeles de Chile, en la localidad de Rinconada de Alcones. Fue denunciado por apoderados y alumnos del cuarto año básico, porque les pedía que le hicieran “masajes”. La asistente de patio María José González Meléndez expresó en una declaración de noviembre de 2014: “El profesor estaba en sala, yo no sabía que él estaba con otro grupo de niños adentro […] [Su hermana, apoderada del curso] me dice que el profesor le había pedido a los alumnos que le hicieran masajes, y después los niños hablaron y al otro día las mamás juntaron firmas y vinieron al tiro a hablar acá con el director”.

González, exalumna de Correa, expresó que “siempre he escuchado comentarios de los niños que el profesor no les hace clases y, además, nosotros [como asistentes] sabemos que no debemos entrar al baño de los niños, el profesor sabe que no lo tiene que hacer, e igual entra a los baños. […] Yo vi al profesor que entró al baño acompañando a un niño durante el período de clases”. “No es primera vez que se le dice al profesor que no se puede entrar con ellos pero igual lo hace”. “Habitualmente utiliza el baño de los alumnos”. “He visto que el profesor se lleva alumnos a su casa y son alumnos que van entre séptimo y octavo básico, como que son los niños más vulnerables los que se lleva, pero uno no puede hacer nada…”.

La profesora jefe del cuarto básico 2014, Sandra Leiva Fuentes, declaró que “un día, un niño me dice que el profesor les había pedido que le hicieran masajes porque le dolía la cabeza, y cuando le estaban haciendo los masajes C. y Y. el profesor se quedó dormido en la sala, y luego habían ido al patio donde también se queda dormido…”. “El profesor Miguel Lizana conoce muchas situaciones inadecuadas del señor Correa como tales se mete a la ducha de los niños mientras se visten con el fin de apurarlos…”. La docente Leiva describe a correa como “preocupado por los demás” pero “irresponsable” en el ejercicio de su profesión.

La sicóloga Maciel Silva Clavijo entrevistó a tres alumnas de Correa sobre los hechos denunciados, señalando que ellas podrían estar bajo “cierta manipulación” y “no se observa vulneración en la integridad superior de las menores”. “Esto no quiere decir que la solicitud del profesor hacia las alumnas, en cuanto a los masajes, sea correcto”.

El alcalde Héctor Flores Peñaloza instruyó un sumario en contra de Correa el 10 de octubre de 2014, por decreto 3.134, designando como fiscal a María Jimena Cornejo Silva. Correa se defendió diciendo que era “una persona perseguida”, sin aclarar los hechos investigados, “solo los niega”, sin presentar pruebas que lo beneficiaran. La fiscal Cornejo propuso la absolución de Correa a pesar de que los hechos denunciados quedaron probados, según ella misma así lo expresa. El alcalde Flores declaró que “ha quedado probado más allá de toda duda razonable que el investigado sobrepasó sus funciones profesionales al solicitarle a sus alumnas la realización de masajes”. El castigo: anotación de demérito en su hoja de vida.

La masturbación

El 2 de marzo recién pasado quedó ejecutoriada la condena impuesta por el Juzgado de Garantía de Pichilemu en contra del profesor Francisco Correa Lizana por el delito de ultraje público a las buenas costumbres. El juez Juan Manuel Gatica le aplicó una pena de 300 días de presidio menor en su grado mínimo, y la suspensión para cargos u oficios públicos durante el tiempo de condena. La pena de 300 días fue sustituida por la firma mensual en la cárcel de Santa Cruz durante un año, sanción que empezó a cumplir al día siguiente según consta en oficio del CRS de San Fernando.

Correa llegó hasta el banquillo de los acusados por hechos ocurridos en el año 2018. El tribunal estableció que quedó probado “más allá de toda duda razonable” que a fines de abril de 2018, el profesor “se ofreció para trasladar desde Santa Cruz hasta Pichilemu al menor de edad A. S. A., de 14 años de edad, y a quien conocía previamente”. Al llegar a Pichilemu, Correa detuvo el automóvil en la vía pública “procediendo a tocar los genitales del menor y a masturbarlo, para luego descender del mismo y hacer que el menor lo masturbara”.

La declaración de A. S. A., constatada por el tribunal, expresa los hechos con crudeza:

“Estaba en el restaurante del trabajo de la madre, donde todos son gay. Un día llega Francisco, un amigo de ellos, esto fue cerca del día del trabajador, un viernes, y él se ofrece de irlo a buscar a Santa Cruz. Que cuando venían llegando, resumiendo, en un camino de tierra, ya que primero habían ido a San Fernando, de vuelta pasan a un lugar que era un terreno con río y árboles”.

“Ya de vuelta de eso, de las 6 de la tarde ya más de noche, le empezó a hablar de cómo le iba con las mujeres, si ya había tenido sexo, que de qué porte la tenía, etc., que se puso nervioso”.

“Él se para en una esquina ya a eso de las siete u ocho de la tarde y él empezó a tocarlo, quedó nervioso, le tocaba los genitales, le palpa y luego lo masturbó a él. Primero fue dentro del auto, luego se baja del auto y se baja los pantalones otra vez”.

“Él pasa por atrás del vehículo y sigue masturbándose, él igual estaba abajo. A él lo masturbó igual, dentro del auto. Él estaba como en shock, con miedo, lo tocó y no se calentó. Tenía 15 años, se empezó a excitar y le desabrochó el botón del pantalón y lo masturbó. Esto fue antes que se masturbara él”.

“[Correa] le dijo que no contara nada a la mamá ni al Bruno que era muy hocicón”.

“Cuando llegó se encerró, por eso la mamá lo notó raro. Ahí él le contó a la sicóloga y esta a la mamá. A la mamá le hizo relato corto, a la sicóloga le dio detalles”.

El profesor Francisco Correa negó haber practicado estos actos sexuales, aunque no negó haber transportado en su vehículo al menor, a quien describe como “gay”. “No sabe por qué lo acusaron, lo perjudican, cree que es por plata. Al niño le iba mal en el colegio…”.

A. S. A. declaró que el asunto fue “entre ellos dos y nadie más vio”. Sobre su sexualidad, dijo que él conoce sobre estos temas pero “no es gay”. Añadió que él “no lo masturbó [a Correa] voluntariamente”. El tribunal de Pichilemu estableció que las acciones de Correa Lizana afectaron la “indemnidad sexual” del menor.

Hasta febrero de este año, Correa se desempeñaba en la biblioteca pública de Marchigüe, hasta donde fue trasladado por orden del alcalde Héctor Flores, donde tuvo permanente contacto con menores a pesar de los hechos conocidos en 2014 y 2018.

El concejal de Marchigüe, Cristian Salinas Herrera, se enteró de las denuncias a fines de 2018, cuando había sido formalizado por abuso sexual, aunque la Fiscalía terminó decantándose por otra caracterización. Salinas entregó copia del sumario de 2014 y lo entregó al fiscal Troncoso para demostrar que el docente no tenía una “irreprochable conducta anterior” que le permitiera atenuar una eventual condena. Troncoso remitió los documentos a la Fiscalía de Santa Cruz porque los hechos de 2014 podían ser constitutivos de delito y la municipalidad no hizo la denuncia correspondiente en aquel entonces.

El edil del Partido Humanista, además, denunció los hechos en una sesión del Concejo Municipal advirtiendo que Correa aún podía tener contacto con menores en la Biblioteca Pública de Marchigüe, a la que fue trasladado, pero el alcalde no tomó acción al respecto. Tras ello el profesor Correa empezó a presentar licencias médicas. Al conocerse la sentencia definitiva a comienzos de este mes, Salinas solicitó la desvinculación de Correa, cosa que aún no sucede. Se espera que la Defensoría de la Niñez tome parte en la denuncia sobre los hechos de 2014.

En un año más, el profesor Correa podría volver a sus andanzas. Su certificado de antecedentes permanecerá “sin anotaciones”.

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