A 45 años del golpe de Estado

Un hecho dramático se producía en Santiago durante la mañana del 11 de septiembre de 1973, hace exactamente 45 años. El presidente Salvador Allende era violentamente depuesto de su alto cargo por las Fuerzas Armadas y Carabineros, dispuestos a “extirpar” lo que ellos llamaron “el cáncer marxista”. Al mismo tiempo se producía la caída de adherentes de la Unidad Popular, desde altos personeros hasta simples pobladores, quienes por el solo hecho de seguir un ideal fueron vejados, torturados y en algunos casos ejecutados.

Nuestra zona, la antigua región de Colchagua, no estuvo ajena a estos sucesos trágicos que tiñeron de sangre al país. A las nueve de la mañana, los militares habían tomado posesión de la Intendencia en San Fernando, llevando detenido al hasta entonces intendente Juan Madariaga, militante del MAPU Obrero Campesino. Las calles estaban vacías. Rápidamente el coronel del regimiento Colchagua, Hernán Brantes Martínez, junto a sus efectivos, lograron el control de Colchagua. El gobernador del departamento de Santa Cruz, el socialista José Luis Madariaga, fue removido de su cargo por el mayor de Carabineros y comisario Milton de la Fuente Palma.

Las nuevas autoridades comandaron una brutal represión en contra de los colchagüinos. Destacó en esas sombrías labores el capitán Ricardo Manríquez Pearson. Más de trescientas personas fueron detenidas por razones políticas entre septiembre y diciembre de 1973. Varios fueron ejecutados, entre ellos los ex-regidores de San Fernando Segundo Correa Rodríguez (“suicidio”), Justino Vásquez Muñoz (detenido desaparecido), el comunicador Archibaldo “Chito” Morales Villanueva, el ex-regidor de Santa Cruz Manuel Coloma Acuña, los campesinos Manuel López y José Victoriano Martínez, el simpatizante de Patria y Libertad Jaime Villafranca, el comerciante y dirigente del Partido Socialista en Marchigüe Iván González Lorca. Muchos partieron al exilio, algunos sin volver jamás a su patria; otros, con una profunda nostalgia, no pudieron resistir el volver a ella, que solo en 1990 volvió a tener un gobierno democrático.

A 45 años del quiebre institucional, del fin de la democracia en Chile por los próximos diecisiete años, solo queda reflexionar que estos lamentables sucesos jamás vuelvan a repetirse. Mientras tanto, debemos caminar hacia el futuro sin olvidar. Mientras no haya un verdadero mea culpa por parte de quienes dirigieron o estuvieron tras bambalinas de la dictadura militar, difícilmente habrá reconciliación. Tenemos fe en que algún día la habrá.

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