La historia de Ricardo Vivanco, casi “tragado” por el tsunami en Pichilemu

Ricardo 1Después de trabajar hasta altas horas de la noche a cargo del tagadá del parque de entretenciones Felicilandia, en Pichilemu, Ricardo Vivanco, hoy de 29 años, solía reunirse a tomarse unos tragos con sus compañeros. La madrugada del 27 de febrero de 2010 no fue la excepción.

Con Nicole, Andrés Sandoval y Pedro Carreño, pasaron el temblor, y huyeron al cerro la Cruz, donde se enteraron que habían llegado olas grandes a la playa. Tal como recuerda un diario de la época, se envalentonaron y salieron cerca de las 7 de la mañana a dar un paseo por la afectada avenida Costanera Cardenal José María Caro.

Andrés grabó un video en que aparecen recorriendo el sector del mirador. La mujer lleva una silla de playa y dos botellas, probablemente de licor. Se manifiestan boquiabiertos con la devastación provocada tanto por el tsunami y el maremoto, hasta que Nicole alerta que viene una ola.

El video se va a negro ya que, según explicó quien realizó la filmación, se metió el celular al bolsillo para correr por su vida, escuchándose de fondo el sonido de las olas bravas. Momentos después, se ve a Ricardo, un tipo algo corpulento, levantando los brazos hacia la cámara, en el destruido Mirador Ross, en señal de triunfo.

Ricardo 2Pero Ricardo no se dio cuenta que venía una ola más grande. Andrés le gritó, entonces, “¡Ricardo, hueón, sale de ahí!”. No bastó, ya que tras ser golpeado por los restos de una baranda, se hunde y es arrastrado por varios metros hasta ser golpeado contra el muro del mirador, y un montón de escombros.

Nicole grita desesperada y llora porque Ricardo no puede ponerse de pie. Pedro Carreño lo ayudó a salir, tras lo cual aparece victorioso, exclamando “¡es que la mar no me la puede ganar!”.

Según relató posteriormente Andrés, “lo que pasa es que primero pensó que el agua solo le mojaría hasta los tobillos y entonces dijo, bueno, me mojé los pies nomás, pero después vino la segunda ola y ahí sí que se urgió”. “Y dijo eso de que el mar no me la puede ganar porque una vez casi se ahoga en la playa Las Torpederas, porque pa más remate no sabe nadar, y también se salvó”, agregó.

“Después de los temblores le habíamos puesto un poco y el Ricardo era el que estaba más pasado”, confesó Pedro. “Fuimos de puro pasados que estábamos”, remató.

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