Todos los años se implementa, en las principales calles de Pichilemu, el cobro de parquímetro. De hecho, según el Decreto Exento N° 15 del 2 de enero de 2012, que establece el sistema de parquímetro en Pichilemu, se considera la necesidad de “descongestionar el tránsito vehicular que se produce en época estival en las principales vías del radio urbano central”, a las que se agrega el acceso a Punta de Lobos, en ambos lados del camino, “producto de la gran afluencia de turistas y surfistas que concurren al sector motivados por ser un lugar de olas y playas aptas para la práctica del deporte [del] surf y para el descanso familiar”.
Asimismo se destaca “la decisión de la alcaldía de decretar el cobro del derecho en las principales vías del radio urbano central permite generar un ingreso para el municipio y trabajo; en especial a estudiantes de enseñanza superior que en época de estudio deben radicarse en otras ciudades”. En el decreto mencionado se establece que “la recaudación del pago de los derechos será ejercida por personal contratado y debidamente acreditado por la Municipalidad (preferentemente, como se menciona, por estudiantes), quienes deberán rendir en forma diaria la recaudación en Tesorería Municipal, ésta será supervisada por el funcionario que será designado previamente por el municipio”.
Sin embargo, el control que realmente se ejerce sobre aquellos encomendados al cobro de parquímetros no parece ser suficiente, al punto de que algunos de ellos se jactan de “hacer recortes” para su beneficio propio, dejando a un lado la misión que la alcaldía les encarga. En redes sociales, encontramos a dos individuos que se burlaban del hecho de realizar las acciones mencionadas, personajes que posiblemente veamos cobrando parquímetros durante el próximo verano.
Sus nombres son Héctor González Calderón y Yerko Valentino Ortiz Gutiérrez. Según datos proveídos por el Ministerio de Educación, el primero de ellos cursa primer año de agronomía en la Pontificia Universidad Católica de Chile; el segundo cursa estudios de programación y análisis de sistemas en el instituto AIEP, sede San Fernando. Ambos son exalumnos del Colegio de la Preciosa Sangre de Pichilemu, y se encuentran domiciliados en esta comuna.
La publicación en cuestión fue realizada públicamente la noche del 4 de diciembre del presente, en el perfil de Facebook de González Calderón, en la que él señala estar “a un examen de las vacaciones”. Es entonces cuando, en uno de los comentarios, Ortiz Gutiérrez le sugiere a González: “aparécete por parquímetro, wn, los recortes llaman”. Héctor González le responde: “csm (‘conchesumadre’), esa era mi especialidad. Haré la práctica y un curso en verano así que cagué [ríe]. ¡Me imagino con tantos recortes invitarás a unas chelas!”. Ortíz replica señalando que no toma.
Investigando un poco más, fue posible hallar el nombre de ambos individuos en los registros de personal, publicados por la Municipalidad de Pichilemu por Ley de Transparencia. Ortiz Gutiérrez percibió en febrero de 2013, como cobrador de parquímetros, un sueldo de 154 mil 400 pesos. También aparece Héctor González, con salario similar.
Según nos comunicaron fuentes del municipio, en 2013 se encontraba encargada de “la parte contable” de los parquímetros, la funcionaria Olga del Pilar Romanini Miranda, de profesión contadora general, con cargo administrativo en el departamento de finanzas; y por otro lado, el inspector municipal Patricio del Jesús Morales Acevedo, con enseñanza media completa, se encargaba de “controlar que la plata llegara al municipio”.
Pero, como podemos observar, el decreto municipal es letra muerta, y se requiere de un control más eficaz, con personal más capacitado y menos perspicaz.
Actualización
Una ola de ataques y amenazas siguió a esta publicación, por parte de Alexis Ortiz Gutiérrez, hermano de uno de los aludidos en este artículo, quien señaló que “me parece insólito que jente (sic) care raja haga esta publicaciones [sic] siendo que es más que claro que era en contexto de talla”, asegurando que tomará acciones legales en contra de este informativo. Luego asevera: “pobre gente ridícula, sin tiempo… se cuelgan de los comentarios de Facebook para hacer un supuesto reportaje serio que es para la risa”. Concluye señalando, por vía de descalificaciones al director del medio: “enfóquese en sus estudios, niñito, y de la cara, y no se las de de super reportero pobre”, dando explícita autorización para que sus comentarios sean publicados. Yerko Valentino, por su parte, indicó: “me parece insólito que se tome de esa manera un comentario que fue en sentido de broma”.
