Con el fin de crear agendas climáticas que formen una opinión desde las comunidades rurales que se ven afectadas por el Cambio Climático, y para representarlas en el encuentro mundial sobre Cambio Climático que se llevará a cabo en Lima, Perú, entre este 1 y 12 de diciembre, denominada Conferencia de las Partes, Cop 20. Este proyecto, realizado en el sector de La Villa en la comuna de Pichilemu, es una de las iniciativas del Centro de Desarrollo Sustentable, financiado por el Fondo de Iniciativas Locales, FIL, y en el marco del proyecto Adaptación y Mitigación al Cambio Climático en Zonas Costeras, Admicco, el que realizó dos jornadas participativas realizadas en esta comunidad al interior del Estero Nilahue.
Cadudzzi Salas, Emprendedor Social, realizó una exposición relacionada con los efectos del Cambio Climático en el mundo y cómo repercuten en sectores rurales de este territorio, como los cambios de siembras, cosechas y pérdida de la agricultura; cambios en las estaciones del año donde las lluvias y las olas de calor han influido en las prácticas de las comunidades del Secano Costero, además de explicar los alcances de la Cop 20. Por su parte, Ximena Salinas, Secretaria General del Comité Nacional Pro Defensa de la Fauna y Flora, CODEFF, presentó el estado actual de los cambios que se manifiestan en diferentes partes del país y sobre ciertas soluciones que los países más contaminantes han entregado al planeta, pero que no han sido considerados como tales, sino como soluciones que no obligan efectivamente a las empresas, a reducir sus prácticas contaminantes. Del mismo modo, se construyeron y entregaron 20 secadores solares domésticos.
Soledad Vargas, presidenta de la Junta de Vecinos de La Villa y miembro de la Asociación de Agua Potable Rural del sector, manifestó que “valoramos mucho que Cedesus nos acompañen y apoyen en las ideas que nosotros tenemos, agradecemos por su disposición, pues todas las herramientas que nos entregan nos sirven. Así vemos que en la realidad que nosotros tenemos acá, el Cambio Climático nos afecta y tenemos que darnos cuenta de estos cambios para proteger nuestro ambiente, la contaminación nosotros no la sufrimos tanto, pero sí la falta de agua es un drama y ahora somos más conscientes de esta realidad”.
Mientras que uno de los Guardadores de Semillas de la zona, Iván Muñoz, aseguró que “han sido buenos los talleres, es interesante conocer como se ha ido destruyendo la tierra, y antes secábamos al aire libre y las abejas se comen todo, por lo que estos secadores son muy útiles. Por otro lado, ya hemos vistos hasta sandías injertadas, ya las cosas no son como antes, yo guardo las semillas y año a año se daban los frutos, ahora no, son híbridas y se dan solo un año, antes las cosas eran más sanas. Cuando yo era niño regábamos con una represa, a través de una acequia, por surcos y después todas las vertientes se secaron, teníamos bosques nativos en todas partes y ahora tenemos puros pinos y eucaliptos, los que matan todo, no sale ni pasto cerca de estos árboles”.
María Eulogia López, en tanto, vecina de La Villa y participante de esta actividad, dijo que “los talleres siempre son importantes y necesarios para nosotras como comunidades rurales las que estamos un poco aisladas y abandonadas, por eso son muy provechosas. El Cambio Climático es un drama para nosotros, para la gente de campo, las cosas han cambiado para peor y estos secadores solares nos van a servir mucho, yo sueño secando las verduras que guardaré para el invierno, y agradecemos mucho a Cadudzzi, a Vilma y su equipo de Cedesus, que siempre han estado preocupados por nosotros”.
Una de las tareas del taller fue reconocer, a cargo de la Trabajadora Social, Karen Diaz, los procesos y cambios que la comunidad reconoce en su territorio, tanto relacionados al suelo, al agua, al aire y al clima; cómo en tan solo 50 años los efectos del Cambio Climático han tornado la vida de campo hacia el resguardo de algunas de las prácticas que solían ser parte fundamental de la vida familiar, comunitaria y productiva de este sector, las que han sido arrastradas hacia la vida citadina, al consumo de alimentos que antes producían ellos mismos y el envejecimiento de las comunidades por la migración de las nuevas generaciones que no encuentran espacios que sustenten la vida moderna en estos lugares.
