ANDRÉ SOUGARRET. EL TÉCNICO LÍDER DEL RESCATE DE "LOS 33": "VOLVER A LA NORMALIDAD NO

André Sougarret, el técnico líder del rescate de «Los 33»: “Volver a la normalidad no fue fácil”

Fuente: La Segunda online

En enero asumió la subgerencia general de operaciones de El Teniente y a un año de la tragedia en la mina San José, el ingeniero cuenta cómo logró mantener la calma, pese a que “la exposición tiene sus costos”.  

Fue el líder del equipo técnico que encabezó el rescate de los 33 mineros, el que jugó el papel del inquebrantable y que controló lo que se estaba realizando.

André Sougarret, quien hace un año ocupaba la gerencia de minas de El Teniente, hoy es subgerente general de operaciones de ese yacimiento y está a cargo -desde enero- de las operaciones de producción, servicios y minas.

“Con el tiempo, lo que uno ha ido haciendo es atesorar más lo que se hizo en este rescate. Con el paso de este año he tenido mas tiempo de reflexión”, relata el ingeniero en minas.

Aunque su labor fue muy destacada durante los casi 70 días de trabajo en la mina San José, él descarta que su nueva posición en el yacimiento subterráneo de cobre más grande del mundo, se explique por el rescate: “Codelco estaba en un cambio estructural, hubo nuevas designaciones y a mí me correspondía por desarrollo natural, llegar al cargo en el que estoy hoy”, señala.

“La toma de decisión fue la correcta”

-¿Qué ha sacado en limpio a partir de esa experiencia?

-Que la toma de decisión fue la correcta. Eso es lo que más ha llamado la atención en el mundo más académico: cómo, frente a una cuestión que era inminente, actuamos en forma adecuada, no cometimos errores y el análisis conjunto nos fue guiando a una solución que al principio no era evidente.

No tengo nada de qué arrepentirme en los casi 70 días que estuvimos trabajando: Definitivamente valieron la pena.

-¿En algún momento sintió que perdía las esperanzas?

-Nunca perdí las esperanzas de poder encontrar algo, lo que nunca supe era qué podría ser. Manejamos algo así como 40 días de posibilidad de que los mineros estuvieran vivos, fundado en que ellos siempre tuvieron aire, agua y algo de alimentación. La desesperación se empezó a generar cuando no alcanzábamos el objetivo, aunque yo siempre la aminoraba, considerando este plazo.

“Cuando salen los mineros afloran todo tipo de emociones”

-A usted siempre se lo vio muy calmado y se mostró inquebrantable, a diferencia de otras personas. ¿Qué le ayudó a mantenerse inalterable?

-La tranquilidad de saber que lo que estábamos haciendo era lo correcto me hacía tener esa forma de expresarme. Al final, cuando salen los mineros, no mantengo la misma serenidad: afloran otro tipo de emociones. Más allá de las presiones de diversa índole -sobre todo de las familias- teníamos que dar la tranquilidad y seguridad de que estábamos haciendo lo adecuado y correcto.

-¿Qué fue lo más difícil que le tocó vivir con esta experiencia?

-La exposición es algo que sin duda tiene sus costos. Volver a la normalidad no fue fácil en su momento, porque el hecho de que te reconozcan en distintos puntos no te permite desarrollar tu vida de forma normal. En algún minuto me sentí invadido: todo el mundo quería saber qué había pasado, quería sacarse una foto, etc. Pero el tiempo pasa y la gente se olvida, afortunadamente para mí (risas). Eso fue al principio, las primeras semanas; ahora volví a la normalidad y puedo hacer las cosas sin mayor problema.

-¿Y qué moraleja sacó de todo el proceso?

-Esta experiencia fue al límite, nos reunió y nos convocó a más de 700 personas, comunes y corrientes. Aquí no había superhéroes, ni superingenieros. Al desarrollar un objetivo común pudimos hacer un trabajo extraordinario.

“Si uno pudiera ponerse en sus zapatos…”

-Hace algunas semanas los mineros presentaron una demanda en contra del Estado. ¿Qué le pareció esa decisión?

-No me compete opinar; mi labor en el rescate fue ayudar a que salieran del fondo de la mina y, una vez fuera de ella, ellos son libres de desarrollar lo que estimen conveniente.

-Algunos continúan sin trabajo y aún con la angustia que les significó esa experiencia…

-No he tenido la oportunidad de conversar con ellos en el último tiempo, pero, claro, es una experiencia límite; estaban enterrados vivos. Si uno pudiera ponerse en sus zapatos, sin duda es un tema que puede perdurar por mucho tiempo.

 


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