INMINENTES PELIGROS PARA VEHÍCULOS Y TRANSEUNTES EN CALZADAS Y BALAUSTRADAS

Aparte del deterioro y el uso por más de cuarenta años de las calles y avenidas pavimentadas pichileminas –que parecen haber sufrido un bombardeo americano a las calles de Bagdad- algunas de ellas presentan un estado deplorable, sin que se vislumbre que el SERVIU pretenda invertir un peso y cumplir con la obligación de mantener los pavimentos urbanos.
Por otra parte, el municipio local tampoco es capaz de asumir esa misión por la magra inversión para ese tipo de infraestructura y –por otra- la incapacidad administrativa para gestionar proyectos en ese sentido, aparte de recurrir a través de los pavimentos participativos al pavimento de algunas calles, como las que recientemente se han entregado al uso de la comunidad.

ESTADO CRÍTICO
No obstante, hemos constatado que el deterioro de la Avenida Agustín Ross –en el tramo que va desde la esquina de Jorge Errázuriz a la calle Evaristo Merino- está hundido en varios sectores que amenazan peligros mayores si no se toman medidas que mitiguen aquello. Es lo que ocurre, en el mall artesanal frente al BancoEstado, como en un par de sectores más: frente a la peluquería y restaurant de esa vía, como asimismo, en la acera donde empieza la baranda y que sufrió en meses pasados, un desmoronamiento del terraplén.
Por otra parte, las balaustradas de la Terraza –al menos seis metros- están en el suelo, producto de la fatiga de los materiales, como del efecto “mariposa” que provocan los jóvenes idealistas de nuestro tiempo que premunidos de cajas de alcohol y otros aditivos, pueden hacer cualquier cosa sin mayor dificultad.
Como sea, urge una preocupación municipal que –de alguna manera- permita reparar en breve esa infraestructura.

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