EL SURF Y LA IDENTIDAD TURÍSTICA DE PICHILEMU

¿Cómo fue tu primera vez? Probablemente si usted recibe esta pregunta, lo primero que hará es retrotraerse a “aquella” primera vez. Si esta interrogante se le hace a una mujer, amiga o que estas conociendo, la respuesta será simplemente una cachetada, dependiendo su intensidad del grado de ofuscación o del “color” y/o cuática que ésta quiera imprimirle a tamaña patudez.
Si esta consulta se la haces a un surfista -hombre o mujer- la respuesta será diferente. Simplemente se “volará” y quizás hasta filosofe al respecto.
Hoy, precisamente, tuvimos a la vista el último ejemplar de la revista “Marejada” con espectaculares fotos y donde la portada es, una ola de 10 metros captada en Iquique por el belga Philip Muller -que ya se radicó en el paraíso pichilemino- tal cual lo han hecho franceses, americanos, australianos, holandeses, argentinos, entre otros.
¿Pero qué dice esta revista acerca de “tu primera vez”?
Bueno, sépalo adquiriendo esta revista en los habituales puntos de venta. Y, a la vez, acerca de esta ola de 10 metros -literalmente una montaña de agua- que solo tres osados chilenos fueron “capi” de bracear para surfearla: los surfistas pichileminos Ramón Navarro, Cristián Merello y Diego Medina, de Horcón. Todos los demás gringos se tuvieron que contentar con admirar en palco y platea -dentro del agua- pero sin animarse a remar hasta la gigantesca ola.
No significa que esta ola sea la más grande. Hay otras en unos cuantos lugares, pero a las demás hay que subirse “partiendo” arriba de un bote, un zodiac o moto de agua. A esta ola iquiqueña -llamada “La Bestia”- pudieron acceder sin medios de apoyo, pero hay que tener “pana” para ello. Y los tres nombrados si la tuvieron. No en vano son actualmente parte de los top ten y escasos surfistas profesionales con sueldo. No solo auspicios en elementos deportivos, sino que además dinero que les permite dedicarse casi cien por ciento al deporte y a viajar hacia otras olas a través del mundo, con los pasajes pagados por su respectivo sponsor.

IDENTIDAD
Si bien Pichilemu no tiene una ola tan grande -en altura- si la tenemos en largura. Tenemos la ola izquierda más larga del país. Y quienes logran correrla entera, la disfrutan al máximo. Alucinan y “rayan” con la experiencia, tal cual les provoca “entubar”. Todas esas sensaciones se han ido conociendo, relatando de boca a boca, como a través de los múltiples reportajes que se han publicado y filmado. Y todo ello, significará que en un futuro cercano, mucho más que ahora, tendremos una corriente constante de deportistas de todo el mundo en nuestras olas.
¿Tenemos que quedarnos tranquilos, de brazos cruzados, esperando por ello?
¡Definitivamente no! Hay que preparse, mejorar los servicios, nuestra infraestructura, de tal manera de no defraudar más de lo que ocurre hoy.
Por ello que Pichilemu tiene que definir su identidad. No en vano esa pregunta surgió de la voz más autorizada que tiene el país. El director nacional de Turismo, quien hace un mes atrás estuvo aquí: Oscar Santelices Altamirano. Ello ocurrió con ocasión del día mundial del Turismo, que por segunda ¿o tercera? vez se conmemora a nivel regional aquí.
Pese a que no estuvimos en aquella ocasión, en la reunión con empresarios del sector -convocada por la Cámara de Turismo de Pichilemu- ahí el director nacional se preguntó cuál es la identidad turística de Pichilemu. Solo una persona pudo contestar. Adriana Padilla, dueña del Hotel Chile España. Ella dijo que es el surf lo que identifica a Pichilemu hoy en Chile y en el mundo, algo que muy pocos balnearios pueden señalar. Sin embargo, por egoísmos estúpidos nadie se atrevió a respaldar esta certeza. ¿O acaso hay otro aspecto relevante que identifique a Pichilemu con el turismo?
Nada, absolutamente nada. Hay otros complementos. Evidentemente que sí, como ciertas características y fortalezas que lo diferencian de otros: como el concepto “campo mar”; pero algo irredarguible es el SURF.
Lamentablemente, el sino de Pichilemu es la lucha constante del egoísmo que viene en los genes -no solo en el pichilemino, sino también en el chileno- que no permite admitir que el otro tenga la razón, que el otro si tenga la razón.
Lo mismo sucede con las ideas o iniciativas. Pueden llegar a ser brillante, pero si se le ocurrió a otro, no tiene validez.
¿Cuántas veces no ha ocurrido? Un ejemplo cercano. La Corvina más larga del mundo fue una idea que apareció hace ya unos diez años atrás, dada por Carlos Saldías (Pin-Pon). Se la dimos a conocer al director regional de Turismo de la época: Jorge Carrasco Cornejo. Y qué dijo. “Pichilemu no es para esas cosas. Pichilemu tiene otras potencialidades, eso queda para otros lugares, que no tienen qué mostrar, qué hacer, etcétera”. Y no hubo el apoyo moral que se buscaba.
Esa respuesta nos bajoneó y nos olvidamos. El 2003, la volvimos a planear a través de una carta al Concejo Municipal –el 19 de Marzo de ese año- y no se había terminado de leer, y ya un concejal estaba poniendo obstáculos, argumentos (¿?) de que era imposible hacer aquello.
Lo volvimos a planear en la Cámara de Turismo y ahora -canalizada la idea por esta institución- fue apoyada. ¡Claro!, ahí ya no tenía nombre y apellido la idea.
Eso demostró que cuando no existe egoísmo se pueden hacer las cosas. De hecho se le cambió hasta el nombre y se accedió en aras de mejorar la idea. De “Corvina más larga del mundo” se cambió a “Corvinada más grande del mundo”. Ningún drama en aras de fortalecer la idea. Y se hizo.
Lo raro en todo esto, es que quienes son buenos para poner -palitos, obstáculos- que se sepa nunca proponen cosas por sí mismos. Si están prestos a aportillar.
Así es el reino del Señor, hay de todo.
Pero lo importante es no dejarse a avasallar. Más temprano que tarde, algunos se darán cuenta que la razón -en cuanto a la identidad turística de Pichilemu- la tienen quines sostienen que es el SURF. Y que hay que prepararse, en todo, sentido para contar con movimiento turístico todo el año, gracias a este deporte. Juventud, padres y adultos mayores cautivados por este deporte, atraídos por el surf llegarán para practicarlo -la juventud y adultos- los padres con sus hijos, como adultos mayores, para admirarlos.

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