Ciertos hechos -del pasado y el presente- nos van llamando la atención. Es así como, en un día como ayer 12 de abril, pero de 1945 en plena guerra mundial y con un incierto término, Chile le declaró la guerra nada menos que al Gobierno Imperial del Japón. Sí, nuestro pequeño país -por acuerdo del Senado y, quizás presiones externas- resuelve declarar la guerra a la nación nipona. Y, al día siguiente, a las 11 horas el Decreto ley es firmado por el Presidente de la República Juan Antonio Ríos junto a todos sus ministros de Estado.
Dos años antes, por acuerdo de la Cámara de Diputados se había acordado “romper relaciones diplomáticas” con los países del Eje: Alemania, Bulgaria, Croacia, Italia, Japón y Rumania.
Por otra parte, el 12 de abril del año 1961, el mundo -en plena “guerra fría”- era paralogizado con la noticia que las agencias noticiosas propagaban: El cosmonauta ruso Yuri Gagarin se constituye en el primer hombre en orbitar la tierra.
La proeza rusa -que daría inicio a una feroz carrera espacial- se realiza en el más absoluto secreto. A las 9.07 hora de Moscú, despega la nave Vostok con un cohete propulsado por una potencia de 20 millones de caballos de fuerza, desde el cosmódromo de Baikonur, ubicado en la República de Kazajistán, de la U.R.S.S.
Ciento ocho (108) minutos bastaron al ruso en orbitar la tierra, en medio del orgullo y felicidad de los rusos -por una parte- y ante el asombro de todo el mundo y el desencanto de Norteamérica.
Ayer 12 de Abril el pueblo ruso realizó diversos homenajes en memoria del primer cosmonauta y del “padre de la astronáutica” rusa, Sergéi Korolióv. Ambos fueron visitados y sendas coronas de flores fueron depositadas en sus tumbas por haberle dado a Rusia “un orgullo para siempre”.
Posteriormente, la lucha por tener la supremacía en el espacio motivó una interminable seguidilla de “logros” tanto para los norteamericanos como para los soviéticos; adjudicándose ambos hitos y hazañas de sus hombres.
