Pichilemu

Recostado en las lomas ondulantes, está Pichilemu…los bosques se pierden en la oración quieta de sus quiebradas y el mar abierto entona siempre su retumbante salmodia de esperanzas y los cardos pasionarios levantan sus espinas al cielo para recoger el sereno de la noche, que se resbala sin sombra, por los senderos que suben las lomas.

Sobre este altar forgado por la mano potente de Dios, se alzará, como un gesto de suprema esperanza un gran Cruz…Una Cruz testimonio de la gran Redención de la raza de los hombres…Esa Cruz precidió una tarde de tinieblas; más esta, sacada de nuestros bosques, regada con nuestros sudores, nos indicará que junto a ella está anclada la fe de nuestros pueblo y que en ella enlaza este tiempo presente con el pasado de nuestros abuelos que la plantaron en nuestras conciencias de niños.

Será nuestro Congreso de Pichilemu grandioso, por la magnificencia que Dios nos ha regalado para adorarlo, pero deseamos que esta magnificencia no sea excedida por la que ha de haber en nuestros Corazones, es allí donde queremos plantar y renovar la redención que nos señala la Cruz con una vida más de caridad entre todos los que somos cristianos, con una completa renovación de nuestra parroquia, mediante la asistencia a la Santa Misa el rezo del Santo Rosario y devoción al Sagrado Corazón.

Para estos tiempos nuevos en que vivimos se requieren hombres totalmente renovados en su fé, en sus costumbres y en su convivencia social con los que se estrechan bajos los mismos ideales.

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