Pichilemu

Seriamos injustos si al iniciar nuestras tareas periodisticas no tuvieramos un espacio reservado para demostrar lo que Pichilemu le debe al mas entusiasta i emprendedor de sus vecinos, a don Evaristo S. Merino C. que desde hace 17 años trabaja tesoneradamente aquí por convertir en un Eden lo que antes era apenas un estuario desierto i sin valor alguno.

¿Quién no conoció al viejo San Antonio de Petrel, que era escasamente un feudo señorial, con un mal muelle de embarque para los productos de un solo señor?

Aquí, donde rara vez llegaban algunos turistas deseosos de hallar descanso para las fatigas del alma, vino el señor Merino, animado del propósito de ofrecerles comodidad i confort a los veraneantes i su mente creadora ideó la transformacion de los áridos llanos en benéficas selvas i el abandonado estuario en el mas hermoso balneario americano.

Pero el señor Merino no ha dicho aun Vini, Vidi, Vinci: él vino, vió, pero aun no ha vencido, porque sigue luchando para terminar su colosal obra cuando haya creado mayores grandezas para esta naciente población que tantos beneficios le debe.

Adivino que muchos nos acusarán de injustos por no habernos referido tambien a otras personas a las cuales Pichilemu les debe gran parte de sus adelantos; pero no es posible hacerlo de una vez, en las estrechas columnas de tan pequeño órgano de publicidad. Ya les llegará su turno.

ARMANDO CARRERA.

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