Cómo se vivieron las últimas elecciones municipales en Pichilemu antes del golpe. Parte 1: elección de 1963.

“Pichilemu es víctima de una Municipalidad inoperante” (El Cóndor, 20 de febrero de 1963)
“Pichilemu es víctima de una Municipalidad inoperante” (El Cóndor, 20 de febrero de 1963)

En abril de 1963 se llevó a cabo, quizás, una de las elecciones más ‘entretenidas’ (en cuanto a contenido) ocurridas antes del golpe de estado de 1973. ‘Entretenida’ pues, prácticamente lo tuvo todo: controversias, denuncias, etcétera. Para este artículo se tomó como fuente única y exclusivamente el periódico “El Cóndor” de Santa Cruz, de tendencia radical. Fue éste periódico (y que aún se encuentra en circulación) el que documentó gran parte de los acontecimientos ocurridos en Pichilemu cuando éste no tuvo su medio escrito propio.

Los ánimos en el radicalismo en Pichilemu no eran para nada bajos al afrontar esta elección, según constata un artículo publicado el 2 de febrero de 1963 –a dos meses de las elecciones. “No sabemos si gracias a los aires marinos que tonifican y calman los nervios, es que el radicalismo de Pichilemu se está presentando unido y compacto para dar la batalla por el Municipio, con las mayores posibilidades de éxito,” señala el periódico ‘El Cóndor’. Adelantándose a los hechos, aseguraban: “Los radicales pichileminos sacarán dos regidores, lo suficiente para controlar el municipio, tan desacreditado últimamente por las actuaciones de algunos de sus componentes”, esto último en directa alusión a la “decadente” gestión del alcalde Basilio Sánchez Beguiristain.

Fueron candidatos en ésta elección: Manuel Córdova Morales (regidor por varios períodos), Emy Radrigan del Canto, Anarte Morando Marín, Enrique Romero Lorca, y Ruperto Cabello Mardones, todos del Partido Radical (lista D); Francisco Osvaldo Vidal Vidal (propietario de Casa Vidal), y Flavio de Jesús Estuardo Álvarez Jonquera (conocido contador), ambos del Partido Liberal (lista E); Héctor Greene Valverde, Emeterio Vidal Arratia, Sergio Fuenzalida López y María Paiva Acevedo, del Partido Demócrata Cristiano (lista G); Washington Saldías Fuentealba (posteriormente alcalde de Pichilemu), Ramón Reyes Serrano, Ana Elfa Yánez Aceituno y Rogelio Espinoza Moreno, todos del Partido Socialista; y finalmente Basilio Sánchez Beguiristain (entonces alcalde), Felipe Iturriaga Esquivel (alcalde y regidor por varios períodos), Humberto Llanos Martínez (ex alcalde y regidor) y Carlos José Ramón Echazarreta Iñiguez (ex regidor), del Partido Conservador Unido.

La carrera por el municipio fue imparable una vez comenzado el mes de febrero de 1963. Muchas de las promesas de los candidatos al municipio en aquella elección se relacionaban a problemáticas que, lamentablemente, aún no se solucionan del todo: “(Pichilemu) precisa de modernas instalaciones de agua y alcantarillado para atraer más veraneantes. Se le debe dotar de mejores paseos, construir jardines, trazar calles, mayor pavimentación, etc. Y hacer desaparecer algunos puntos feos que muestra al turista”.

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Reproducción de un voto de la elección municipal de 1963 en Pichilemu (El Cóndor)

Una situación algo anecdótica se vio en Pichilemu tras la publicación de una seguidilla de artículos en el periódico “El Cóndor”, en referencia al entonces alcalde incumbente, doctor Basilio Sánchez. El primero, aparecido el 2 de febrero, titulado “Alcalde poco amable e indiferente tiene Pichilemu”, describe la “indiferencia” e “incondescendencia” con los niños del Club de Menores de Santa Cruz, dependiente de la subcomisaría de ese lugar; los niños además eran músicos dirigidos por el maestro Luis Durán. Sánchez fue acusado de “poco atento” e incluso calificado de “incompetente” por no darle una acogida “decente” a la delegación de niños que “amablemente” fue a “brindar recreación” a los turistas.

Más adelante, el 20 de febrero, y en una verdadera “campaña del terror” contra Sánchez y los demás regidores, ‘El Cóndor’ publica un reportaje en su portada denominado “Pichilemu es víctima de una Municipalidad inoperante”. “A pesar que el Alcalde es médico, la insalubridad ha sentado sus reales en todos los rincones del pueblo”, decía la bajada de título del reportaje que denunció “el estado de abandono” sufrido por el balneario, a causa de la inoperancia alcaldicia y la irregular actuación de los ediles. “Una rápida visita nos presenta el más desolador de los espectáculos. La playa y los lugares concurridos por los muchos veraneantes, se mantiene en lamentable estado de desaseo”. La suciedad en el parque Ross y el bosque es calificada como “letrina pública”.

“Los servicios higiénicos de hoteles y residenciales vician el aire debido a la falta de agua. Los recolectores de aguas servidas rebalsan por las calles”, y “afloran en la playa misma,” señala el artículo, añadiendo que “desde hace muchos años, Pichilemu no tenía un equipo de regidores más mediocres, inoperantes e irresponsables. El nombre de varios de ellos se ha visto envuelto en negocios dudosos que originaron la intervención de la Contraloría y de la Justicia para ponerles coto.”

“Combinaciones surtidas hubo en la designación de alcaldes” (El Cóndor, 25 de mayo de 1963)
“Combinaciones surtidas hubo en la designación de alcaldes” (El Cóndor, 25 de mayo de 1963)

El reportaje señaló que varios vecinos, incluso algunos “más pudientes”, “se están empleando a fondo para producir una desinfección total del Municipio”, “no permitiendo la vuelta de ninguno de los actuales ediles”. Lautaro Arce formó una Junta de Adelanto local, que se propuso “y se hace activa campaña para hacer de su pueblo un lugar atractivo, hermoso e higiénico”. Como “broche de oro”, denuncia que el alcalde Sánchez desalojó una escuela local para concesionaria como pista de baile.

En un artículo posterior de ‘El Cóndor’, se señala: “Lo que otros hombres responsables construyeron, se está destruyendo por la desidia de los actuales regidores. El otrora hermoso Parque Ross y el bosque de palmeras, refugios agradables para los visitantes, han sido convertidos en lugares detestables. El imperio de la mugre se ha impuesto en las playas que ven correr las aguas servidas al lado de los niños que juegan inocentemente, en un ambiente malsano y contaminado.” El escritor pichilemino José Arraño Acevedo confirmaría los artículos de “El Cóndor”, señalando que “Nunca imaginó don Agustín que toda una labor de hermoseamiento y progreso que levantó con tanto cariño, corriera semejante suerte” (de abandono e inmundicia).

Artículos subsiguientes también argumentaron que los regidores Carlos Echazarreta (conservador), Héctor Greene (DC), Alberto Araneda y Sergio Morales se vieron envueltos en escándalos por irregularidades, ordenándoseles por mandato de la Contraloría la devolución de “grandes sumas de dinero”. Uno de los regidores (que no es especificado), incluso, pasó largos meses en la cárcel de Santa Cruz. La seguidilla de artículos y reportajes, de seguro, puso en más de algún aprieto a los regidores en ejercicio y que eran candidatos a re-elección. Estos eran el alcalde conservador Sánchez, y los regidores Greene y Echazarreta.

Los últimos días de campaña en Pichilemu fueron “agitados”, “ajetreados” e “intensos”. Irónicamente, sobre el alcalde Sánchez, se señala que éste advirtió a quienes no votaran por el, que “perderían el cielo y se condenarían”. A comienzos de abril, el candidato radical Manuel Córdova aseveró tener la “elección ganada”. Calculó bien, pues fue electo aquel domingo 7 de abril, tras estar un período fuera del municipio. Greene y Echazarreta fueron re-electos en el cargo. Francisco Osvaldo Vidal, liberal, fue también electo, además del socialista Washington Saldías Fuentealba. Se despidieron para siempre del municipio los regidores Sergio Morales Retamal (también exalcalde, fallecido en 1968), Alberto Araneda y, por supuesto, el alcalde Sánchez.

Las autoridades electas como regidores asumieron el 19 de mayo sus cargos. Informa “El Cóndor” del 25 de mayo, que los regidores discutieron una fórmula para resolver quién sería el alcalde de la comuna por el período comprendido entre mayo de 1963 y mayo de 1967. “Después de muchas cábalas se impuso una fórmula acordada por los regidores Echazarreta, Córdova y Greene Valverde”, se nombró a Echazarreta como timonel de la comuna. “La alcaldía será servida durante la mitad del período por éste y el resto por el radical Manuel Córdova”. Se designó a Córdova (por la primera fase del período) como primer regidor, segundo regidor Héctor Greene, tercero Osvaldo Vidal, y cuarto Washington Saldías. Finalmente, y a pesar de este acuerdo “entre caballeros” Echazarreta permaneció en la alcaldía por el período completo, por razones que “no corresponden”. Entre los acontecimientos más recordados de la alcaldía de Echazarreta se encuentra, sin duda, la celebración del centenario del Cardenal Caro en 1967, realizada con gran fanfarria, y que además contó con la asistencia del Presidente Eduardo Frei Montalva.

Municipio de Pichilemu 1963-1967: Echazarreta, Córdova, Vidal, Saldías. Falta el regidor Greene. (Créditos: El Expreso de la Costa, Pichilemunews, Biblioteca Nacional de Chile)
Municipio de Pichilemu 1963-1967: Echazarreta, Córdova, Vidal, Saldías. Falta el regidor Greene.
(Créditos: El Expreso de la Costa, Pichilemunews, Biblioteca Nacional de Chile)

(Continuará…)

(Los artículos noticiosos del período febrero-mayo 1963 publicados en “El Cóndor”, y que se relacionaban con Pichilemu, pueden ser consultados en www.memoriapichilemina.org)

Diego Grez Cañete
Estudiante Lic. en Historia, Universidad de Chile
Twitter: @dgrezc

Nota: Portadas del diario “El Cóndor” fueron obtenidas de la colección de la Biblioteca Nacional de Chile.

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