I.
A UN HIPÓCRITA
La gruesa capa de plomo,
Con que te cubres la cara,
Pugnando está por romperse
Cuando amigo fiel me llamas.
Te invito con todas veras
A que depongas la máscara,
Pues el hombre, entre los hombres,
No es el rostro lo que tapa.
II.
A UN EBRIO
—Hablas de que siempre bebo,
Y lo haces de mala fe.
—Pues ¿cuándo dejas de hacerlo?
—Cuando no tenga con qué.
III.
A UNA ESPOSA MODELO
Casóse Juan; y su esposa
ES tal de pudor dechado,
Que en tres años cinco meses
Sólo una vez lo ha mirado.
¡Y así, vil calumnia, dices
Que no hay maridos felices!
Marcial.