El Colegio Libertadores de Pichilemu celebró este jueves su aniversario número 48 con una masiva y colorida jornada de actividades deportivas, recreativas y artísticas desarrolladas en el Estadio Municipal, espacio facilitado por la Municipalidad y el Departamento de Educación local.
Durante toda la mañana, estudiantes de pre kínder a octavo básico participaron en circuitos deportivos, juegos atléticos y presentaciones, aprovechando la pista y las instalaciones del recinto. El director del establecimiento, Mario Rojas Soto, destacó la importancia de contar con un espacio amplio y seguro para esta conmemoración: “Estamos muy contentos de poder realizar por primera vez esta actividad en el estadio. Es un lugar que nos permite celebrar como corresponde estos 48 años de historia”.
Rojas recordó los orígenes del colegio —que en sus primeras décadas funcionó en dependencias vinculadas a la Iglesia Católica y luego en salas ubicadas en Los Alerces con Jorge Errázuriz— y valoró el prestigio que la comunidad ha construido: “El Colegio Libertador es una marca registrada en Pichilemu. Nuestros estudiantes llegan al Liceo Agustín Ross bien preparados, y eso llena de orgullo a toda la comunidad educativa”.
Actualmente, el establecimiento se encuentra ejecutando un importante proyecto de mejoramiento, que incluye cambio completo de techumbre, renovación del sistema eléctrico y pintura interior y exterior. El director señaló que los avances han sido significativos y agradeció la gestión municipal que permitió concretar obras largamente esperadas.
Sin embargo, también planteó desafíos a futuro: “El colegio está ubicado en una zona de riesgo. Como comunidad, debemos proyectar la reubicación y construcción de un nuevo Colegio Libertadores. Ese es un sueño al que no renunciaremos”. Asimismo, adelantó la necesidad de techar el escenario de la multicancha, lo que permitiría mejorar las actividades deportivas y culturales.
La celebración culminó con un saludo del equipo directivo a todos quienes han sido parte del colegio durante sus casi cinco décadas de existencia: estudiantes, apoderados, funcionarios y exfuncionarios que han contribuido a consolidar al establecimiento como una institución clave en la formación de generaciones de pichileminos.






