La centroizquierda chilena comienza a definir sus líneas para las primarias presidenciales del próximo 29 de junio. La senadora socialista Paulina Vodanovic se sumó últimamente a una carrera interna que ya cuenta con Carolina Tohá (PPD), Gonzalo Winter (Frente Amplio), Jeannette Jara (Partido Comunista) y Jaime Mulet (FRVS), en lo que será una contienda clave para definir al abanderado progresista de cara a la elección de noviembre.
El mapa oficialista se reconfigura en medio de tensiones internas y estratégicas diferenciadas. Vodanovic, quien marcó distancia del Ejecutivo tras su proclamación, aludiendo a “diferencias sustantivas” con el gobierno de Gabriel Boric, abrió una nueva fisura dentro del Socialismo Democrático. Su irrupción complica las opciones de Carolina Tohá de consolidarse como figura de unidad, situación que ya venía tensionada por la negativa del Partido Demócrata Cristiano (PDC) a participar en primarias con todo el oficialismo.
A través de una declaración pública, la DC ratificó a Alberto Undurraga como su candidato presidencial, rechazando sumarse a una primaria común con el resto del progresismo y optando por competir en un bloque restringido al Socialismo Democrático y el FRVS. La colectividad expresó su deseo de recuperar el voto moderado y criticó que no se haya atendido su propuesta de realizar dos primarias paralelas. “No fuimos escuchados”, sentenció la misiva.
En el oficialismo, las estrategias de los principales aspirantes muestran diferencias claras. Mientras Winter se posiciona como defensor del legado de Boric y busca capitalizar el apoyo de los sectores más jóvenes y militantes del Frente Amplio, Tohá ha apostado por una narrativa más moderada y tecnocrática, intentando desmarcarse parcialmente de su paso por el gabinete.
Por su parte, Jeannette Jara emerge como una de las candidatas más competitivas del sector. La exministra del Trabajo combina carisma con logros concretos de gestión, como la ley de 40 horas o el salario mínimo. De acuerdo con el analista político Mario Herrera, “es quien tiene más resultados de gestión que mostrar, y su cercanía con la ciudadanía recuerda incluso a la figura de Michelle Bachelet”. No obstante, el hecho de militar en el Partido Comunista podría convertirse en un arma de doble filo en un escenario de segunda vuelta.
En la vereda opuesta, la centroderecha ya definió a su abanderada: Evelyn Matthei. Sin primarias de por medio, el sector proclamó de forma unánime a la exministra y excandidata presidencial de 2013 como su figura para enfrentar la contienda de noviembre. Sin embargo, Matthei no la tendrá fácil: deberá competir con candidaturas que buscan capturar al electorado más conservador. Desde el Partido Republicano, José Antonio Kast vuelve al ruedo presidencial, mientras que Johannes Kaiser, respaldado por el emergente Partido Nacional Libertario, se alista para una candidatura en clave ultraliberal.
Este panorama sitúa a Matthei en un complejo equilibrio entre reafirmar su perfil más moderado o buscar arrastrar votos de la derecha más dura. En este sentido, la ausencia de primarias puede ser una ventaja en términos de orden, pero también implica menos exposición previa a la primera vuelta.
Para el oficialismo, el escenario es inverso: primarias muy competitivas que podrían fortalecer al ganador, otorgándole mayor visibilidad, pero que también corren el riesgo de agudizar diferencias internas, particularmente entre el Frente Amplio y el Socialismo Democrático. Tal como advierte Herrera, “si las diferencias ideológicas y programáticas afloran con fuerza, la candidatura unitaria podría llegar debilitada a noviembre”.
A poco más de dos meses de las primarias y con los bloques bien definidos, la carrera presidencial comienza a tomar forma. El progresismo apuesta por una competencia democrática amplia, mientras la derecha se juega su opción en torno a una figura con experiencia, pero presionada por el flanco conservador. El tablero está en movimiento y el desenlace, todavía abierto.