La comuna de Pichilemu continúa esperando la ejecución de un proyecto de alcantarillado cuyos recursos fueron aprobados por unanimidad del Consejo Regional hace casi un año. Con una inversión de 39 mil millones de pesos, la obra no solo incluye la construcción de casetas sanitarias y conexiones, sino también la pavimentación de calles intervenidas. Sin embargo, el proyecto parece estar estancado en trámites burocráticos, generando preocupación y malestar entre los habitantes, quienes llevan años esperando una solución para la recolección y disposición de aguas residuales en zonas que aún carecen de este servicio básico.
Eduardo Saldías, presidente de la Junta de Vecinos de Infiernillo, denunció que ninguna autoridad municipal se ha pronunciado claramente sobre el tema. Por su parte, el gobernador regional, Pablo Silva Amaya, defendió la magnitud de la inversión, calificándola como una de las más grandes realizadas por el gobierno regional. Explicó que el retraso se debe a la complejidad del proyecto, que una revisión exhaustiva por parte de la Contraloría. Silva Amaya aseguró que, una vez finalizado el proceso de licitación, se espera que las obras comiencen a finales de este año, aunque reconoció que los recortes presupuestarios han influido en los plazos.
El alcalde Roberto Córdova confirmó que el municipio ya recibió el convenio para el traspaso de recursos y está trabajando en las bases para la licitación. Estimó que, en cinco o seis meses, se podría adjudicar el proyecto a una empresa calificada, siempre que no surjan nuevos inconvenientes. Aunque no quiso especificar fechas exactas, el edil proyectó que la obra podría culminarse en tres o cuatro años.