Centenares de pichileminos despidieron a Carito Jorquera; palabras de amigos

Misa Carito 1Cerca de las 15:30 horas de ayer sábado, tras ser velada en su casa, se inició la despedida masiva a Carolina Jorquera Cáceres, Carito, quien falleció el viernes tras complicaciones de una insuficiencia hepática fulminante, por la que esperó un donante por largos días. Su historia conmocionó a la comunidad, que se agolpó a despedirla en masas, como en pocas veces, o quizás nunca, se ha visto en Pichilemu.

Carito fue despedida por todos quienes la quisieron.
Carito fue despedida por todos quienes la quisieron.
Familiares depositan el ataúd de Carito Jorquera en el carro fúnebre, para emprender su último viaje.
Familiares depositan el ataúd de Carito Jorquera en el carro fúnebre, para emprender su último viaje.
Parte de la caravana que acompañó a Carolina en su última despedida.
Parte de la caravana que acompañó a Carolina en su última despedida.
La madre Elizabeth, directora del Colegio de la Preciosa Sangre, desde el cual Carolina egresó de enseñanza media, dijo algunas palabras, antes de despedirla.
La madre Elizabeth, directora del Colegio de la Preciosa Sangre, desde el cual Carolina egresó de enseñanza media, dijo algunas palabras, antes de despedirla.

Su último paseo fue por la costanera, la playa de Pichilemu. A la caravana se adhirieron más de cien vehículos. La primera parada fue en el frontis del Colegio de la Preciosa Sangre, donde le rindieron un pequeño homenaje. Una vez finalizado, emprendió rumbo la carroza fúnebre hacia el gimnasio municipal, que fue repletado por familiares, amigos y comunidad toda, para presenciar la misa de despedida, oficiada por el cura párroco de Pichilemu Pablo Donoso y Donoso.

Misa Carito 2

Christina Garín, amiga y compañera de colegio de Carolina, expresó algunas palabras en representación de la generación 2011.
Christina Garín, amiga y compañera de colegio de Carolina, expresó algunas palabras en representación de la generación 2011.
Los hermanos de Carito, Jenny y Jorge, se despiden de su hermana.
Los hermanos de Carito, Jenny y Jorge, se despiden de su hermana.
Los padres de Carolina, Patricio Jorquera y Rosa Cáceres.
Los padres de Carolina, Patricio Jorquera y Rosa Cáceres.

En esta dirigieron palabras a los asistentes su compañera de colegio Christina Garín Arce, su amiga y compañera de universidad Natalia Jara Sánchez, su amigo de colegio Diego Grez Cañete, y su profesor universitario Werner Creixell, palabras que reproducimos casi en su totalidad al final de este artículo. Su hermana Jenny, acompañada por Jorge, también expresaron sus sentimientos ante la audiencia que se congregó a despedir a Carito en el gimnasio municipal de Pichilemu. Era tanta la cantidad de gente que llegó, que desbordaban la calle J. J. Pérez. De hecho, algunos prefirieron adelantar camino hacia el cementerio, donde esperaron a Carolina.

Una extensa caravana la acompañó hasta el cementerio de Pichilemu.
Una extensa caravana la acompañó hasta el cementerio de Pichilemu.

Una enorme caravana la acompañó hasta el camposanto pichilemino, su última morada, que fue inundada de flores por la comunidad. Su hermano Rodrigo expresó algunas palabras, luego el alcalde Roberto Córdova. La brigada juvenil de Bomberos de Pichilemu hizo entrega a la familia de las vestimentas que usó Carito mientras fue cadete de la fuerza bomberil, hace algunos años. Tras esto, fue finalmente sepultada, ante la resignación de la familia, y la tristeza de todo un pueblo, que supo de la lucha que libró Carolina en sus últimos días, ante una maldita enfermedad que lamentablemente se la llevó de este mundo.

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cementerio Carito

Palabras de Natalia Jara, amiga y compañera de universidad

Nos conocimos en Marzo de 2012, en nuestra primera clase en la universidad y para mi buena fortuna te sentaste a mi lado y nunca más nos separamos. Vivimo cosas que no se cómo describir. Cuando sentía que estaba sola, tú estabas ahí. Cuando estaba triste, tú estabas ahí, cuando caía en los estudios, tú me decías “no te preocupes, ya saldremos de aquí con todo aprobado”. Y fuiste mi cable a tierra, la única persona que conozco que era capaz de calmar hasta mi más fuerte histeria.

Recuerdo aquella vez en que la profesora Carla Valle nos hizo un test de personalidad, el cual te demoraste más de dos clases en terminar porque no sabías qué responder. La profe no analizó nuestros test individual como a todos nuestros demás compañeros. Nos llamó a las dos juntas y nos dijo: “Ahora entiendo porqué son tan buenas amigas, ustedes se complementan a la perfección” …, y bueno, ahora que , ya no estás en este mundo me falta mi otra mitad.

Estoy tan orgullosa de todo lo que lograste Carito, ver a la tímida niña que conocí de mechona y ver a todos quienes lograste conquistar con tu hermosa y vibrante personalidad y me alegro tanto de lo que conseguiste.

Quiero tener un momento para recordar todas esas veces que nos desarmábamos de la risa, como cuando estudiábamos, “Mate” y yo sentíamos olor a quemado y según tú, era mi cerebro quemándose. Cuando cantábamos canciones de Ana Gabriel imitando su voz y jamás podíamos llegar a la parte del coro sin morir de la risa.

Nuestra amistad fue especial de principio a fin, no solo hablábamos de los estudios, conversábamos de temas de actualidad, de tristezas y más que nada tonteras …

Carito, tenerte en mi vida fue un placer, pero tenerte como amiga fue un regalo de Dios.

Siempre dije que en un funeral sería sincera, que no diría solo cosas buenas, sino también todo lo malo. El problema es que tú no tenías nada malo. Simplemente no eras de este mundo.

Hoy no te digo adiós, te digo un hasta siempre porque tú no estás lejos, estás más cerca que nunca. Estas en todos nuestros corazones. Y esa promesa de titularnos juntas sí va a pasar porque ahora no solo lo haré por mi, sino por las dos.

Hasta siempre, tú genial amiga Naty (tú lo dijiste en el Hospital. No yo, quizás no recordabas mucho las cosas, pero siempre me reconoces y mi dijiste que era genial). Te quiero mucho ..

Palabras de Diego Grez, amigo del colegio

SAMSUNG CAMERA PICTURESQuerida Carolina, Carito, trataré de ser breve, aunque sin dejar nada de lado. Quién hubiera podido imaginarse alguna vez que tendrías que pasar por todo esto, yo jamás lo imaginé, y tampoco soy capaz de creerlo aún.

Te conocí hace sólo cinco años, nos hicimos amigos hace cuatro, pero parece haber sido mucho más que eso. Tal vez porque pudimos compartir muchas cosas lindas juntos, cosas que nunca olvidaré, como fue haber llegado a ese segundo lugar en los debates regionales de inglés.

Siempre he sido algo tímido para hacer amistades. Pero nos llevamos muy bien desde el comienzo. Pasamos junto a los chiquillos casi tres meses juntos, en una sala, la biblioteca, la sala de computación, estudiando, practicando inglés, un idioma que tanto te gustaba y apasionaba aprender, pero también estuvimos jugando, conversando, y conociéndonos unos a otros, entablando una amistad que perduró por mucho tiempo más que esos tres meses.

Recuerdo muchas cosas. Cuando nos sacamos esa foto afuera del liceo Santa Cruz, tras ganarles; cuando jugábamos en el computador, eras la mejor, siempre nos ganabas, tranquilita pero segura, toda una pillita.

Quedó pendiente ese asado con el grupo, y la pizza. Pero ya habrá alguna oportunidad, algún día…

Recuerdo también que te inscribí (casi a la fuerza) para participar en los campamentos de inglés, pero no pudiste ir por razones mucho más importantes. Eras muy preocupada por tu querida familia, y decidiste trabajar para poder ayudar con algo a tus esforzados padres.

Recuerdo que te tenía preocupada la PSU, no sabías qué estudiar, pero pudiste tomar una gran decisión.

Si bien cuando emprendiste rumbo a Valparaíso, a esa universidad de la que te enamoraste, debimos separarnos físicamente, pero siempre mantuvimos el contacto.

Me contabas que te costó al principio, que tenías que estudiar mucho, que no sabías por donde empezar, que te bombardeaban con información. Pero tú siempre, con ímpetu, supiste salir adelante, eras muy estudiosa, demasiado, te encantaba leer, te encantaba conocer nuevas cosas, te encantaba aprender, y también te encantaba poder ayudar a los demás a que también aprendieran.

Durante tu tiempo en la universidad hiciste muchas cosas, anónimamente, pero que dejarán huella. Tu amor por los niños era enorme, y así pudiste involucrarte en un grupo de estudiantes que ayudaban a enseñarle a niños porteños de escasos recursos. Una tarea muy noble, y que anónimamente, insisto, realizaste.

Porque no te importaba si un niño era negro, blanco, rico o pobre, todos eran igualmente importantes, todos tienen capacidades para lograr sus metas, y esa era tu filosofía, si podías ayudar a alguien, lo hacías, si podías estar ahí cuando alguien lo necesitaba, estabas ahí. Cuando mi mamita estuvo enferma de cáncer, no pudiste estar presente, pero sí me mandabas tus buenos deseos, y esperanzas de su pronta recuperación.

En tu universidad también hiciste grandes amiguitos, que hoy también te acompañan, y que nunca te han abandonado.

Hace un par de semanas te vi por última vez en Pichilemu. Ibas con tu hermanito Gabriel a la biblioteca, a leer, era que no. Fue poquito lo que conversamos, tras tanto tiempo sin vernos, pero fue gratificante verte, y que estabas bien, y feliz con lo que estudiabas, la telemática.

Cuando enfermaste, era increíble pensar que era tan grave lo que estabas pasando. Sólo me di cuenta de lo difícil de tu situación cuando fui a verte el domingo pasado.

Nunca olvidaré tus últimas palabras. Nunca olvidaré ese momento.

Nunca perdimos la esperanza. Y aunque nadie quería este desenlace, sabemos que diste lo mejor de tí para recuperarte, para salir adelante, para seguir estudiando esa carrera que amabas, para seguir queriendo y protegiendo a tu hermanito, para seguir apoyando a quienes no tienen, para seguir siendo tu, una persona bondadosa, respetuosa, amable, cariñosa y muy noble.

Como decía tu mamita, cada noche que pasamos junto a ella, mientras hay vida, hay esperanza. Pero la esperanza no se pierde, no Carito, aunque ya nos hayas adelantado en este camino a lo inexorable, a donde todos iremos a parar algún día. Una persona muere sólo cuando es olvidada, y estoy seguro que todos quienes te conocieron, y aquellos que no, quienes están presentes aquí dándote esta última despedida, nunca te olvidarán. Porque has sido un ejemplo, porque fuiste una guerrera, porque fuiste realmente excepcional. Carolina, jamás te olvidaremos.

Tal vez no sea un futuro presidente de Chile, como tú muchas veces me dijiste, pero sí, Carito, te prometo algo, que haré todo lo posible, y que esté a mi alcance, para que tu muerte no sea en vano. No podemos dejar que otras personitas deban partir, como tú lo has hecho, por ignorancia o desconocimiento.

Donar un órgano es regalar vida. Hay que dejar de lado la desconfianza, y ponerse la mano en el corazón. Cuando partimos de este mundo, partes de nuestro cuerpo pueden seguir viviendo en otras personitas, como la Carito. Tal vez si hubiera llegado un donante, ella todavía estaría con nosotros y no la estaríamos llorando.

Gracias por dejarme ser tu amigo, gracias por vivir, gracias por todo Carito. Eres la mejor, te queremos mucho.

Por favor, no dejes solos a tus papitos, a tus hermanos, ellos más que nunca te necesitarán ahora, necesitarán que los guíes en sus caminos, que los ilumines en sus decisiones, que los acompañes por siempre.

No puedo dejar de mencionar las sabias palabras que citaste de Confucio, hace unos meses atrás… “Nuestra gloria más grande no consiste en no haberse caído nunca, sino en haberse levantado después de cada caída”

Que descanses en paz, y más temprano que tarde, nos volveremos a encontrar, amiga.

Palabras de Werner Creixell, profesor, en representación del rector de la U. Santa María

La lamentable noticia del fallecimiento de nuestra alumna Carolina Jorquera Cáceres, nos ha impactado profundamente como comunidad universitaria, pues se trata de una joven muy comprometida con su entorno y que representó cabalmente el espíritu solidario de don Federico Santa María.

Esta pérdida es particularmente dolorosa, porque no se pudo contar oportunamente con un donante, lo que podría haber prolongado la vida de Carolina. Sus sueños, su capacidad de entrega, su compromiso social, su templanza y fortaleza, nos deben servir como ejemplo a seguir.

A nombre de la Universidad Técnica Federico Santa María, quiero expresar nuestras sentidas condolencias a los familiares de Carolina, a sus cercanos y amigos, y reiterar nuestro dolor por esta inmensa pérdida.

Con mucho afecto.

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