APRENDAMOS LA LECCIÓN Y HAGAMOS DE LA TRAGEDIA UNA OPORTUNIDAD DE HACER LAS COSAS BIEN Y SER MEJORES

TERREMOTO, MAREMOTO
APRENDAMOS LA LECCIÓN Y HAGAMOS DE LA TRAGEDIA UNA OPORTUNIDAD DE HACER LAS COSAS BIEN Y SER MEJORES

 A 15 días del destructor terremoto y maremoto que azotó con mayor rigor la zona costera entre la IX y V Región, incluyendo a la Región Metropolitana –ha pasado no solo mucha agua bajo los puentes, sino muchas réplicas que nos siguen moviendo el piso.

Y paralelo a ello -en todos los ámbitos del quehacer nacional- se hacen análisis, se discute, se abren debates, se toman medidas mitigatorias, al tiempo que la ayuda se despliega por los sectores más golpeados. Aunque así, quedan zonas y sectores en que pobladores –incluso el inocente y ya célebre niño conocido como Víctor “Zafrada” Díaz- dan cuenta que ven pasar ayudas pero a ellos poco les llega, al tiempo que al final de una nota le envía un mensaje al nuevo caballero que gobierna.

Así como seguirán las réplicas, según científicos nacionales e internacionales que estudian los fenómenos de la naturaleza por estos días in situ, todas las discusiones, debates, estudios, debieran lograr sacar enseñanzas, lecciones, experiencias –para no solo hacer bien las cosas, sino hacerlas mejor, como lo ha repetido el Presidente Piñera- y, sobretodo, no quedarnos con el dolor –quienes perdieron a seres queridos- con la pena, lamentando los daños y pérdidas materiales.

En efecto, debemos sacar conclusiones, remediar no solo las decisiones que implicaron acciones materiales equivocadas, erróneas. También, concluir que es el mejor momento de revisar actitudes, decisiones poco claras, donde hoy –a ojos vista- se puede ver que acuerdos logrados, interesados más para favorecer a particulares que el supuesto interés particular en ayudar y/o colaborar con la comunidad, se han ido al suelo.

Pichilemu que en principio la sacó barata y que solo en las réplicas ocurridas el día once ha tenido más efectos negativos en la población de la comuna, podría haber tenido efectos devastadores, como los que sí muestran otras ciudades, pueblos y balnearios de las regiones VII y VIII.

De ningún modo queremos minimizar la destrucción que sufrieron dueños de kioscos e instalaciones artesanales; como tampoco los daños que afectaron a dueños de viviendas que fueron alcanzadas por el mar y dejaron su secuela. Como igualmente a los dueños de establecimientos de gastronomía y hotelera, entre ellos restaurantes, pubs, cabañas, etcétera.

Y menos, los daños ocasionados a los no menos sufridos hombres de mar, con pérdidas de “artes de pesca”, daños a embarcaciones menores, etcétera.

Es por ello y no obstante a lo sucedido, es que las autoridades de todos los niveles –en primer lugar- deben ser más inflexibles a la hora de hacer aplicar las normas y ordenanzas de construcción. Pues en el papel –que lo aguanta todo- están muchas cosas que en el caso de la Ley General de Urbanismo y Construcción tienden a que las construcciones, en cada caso, cumplan con exigencias destinadas a que éstas sean seguras para quienes las usarán. No solo se habla en esta ley sobre los cálculos para su estructura (hecho que está en el ojo del huracán), sino de dosificaciones precisas, para cada cosa, pero en esta cadena están los que proyectan y diseñan (arquitectos), los que calculan (ingenieros civiles), los que construyen (empresas constructoras con sus profesionales, con sus técnicos, con sus obreros especializados (enfierradores, albañiles, carpinteros, etcétera). Amén de otras exigencias, según el caso, sobre alturas, rasantes, estudio de mecánica de suelos, etcétera, etcétera.

Todos de capitán a paje tienen una responsabilidad profesional, ética, que en muchos casos se soslaya, o se actúa en el borde, en la línea, en el límite de lo que debe y no debe hacerse.

Y producto de aquello, son los casos más emblemáticos, donde nadie se explica por qué, cómo, algunos edificios –por ejemplo- tuvieron un “buen comportamiento” (para usar un término en boga por estos días), y otros –por suerte los menos-un colapso que los deja virtualmente solo buenos para la picota.

PICHILEMU
Pero yendo más a lo que nos concierne más directamente, vemos que los efectos de la naturaleza han dañado –aparte de lo ya dicho- parte importante de la obra legada por aquel visionario impulsor del balneario y cuya obra, en gran parte, la legó al municipio pichilemino. Nos referimos, por ejemplo a las terrazas únicas en el país y que en esta oportunidad fueron barridas por el agua, tras el debilitamiento del terremoto.

En este caso, el municipio aparte de conseguir los recursos que se requieren para reponer las balaustradas, deberá ser extremadamente consciente –si se hace por administración directa- para que se haga un trabajo de calidad. Y si se licitan las obras, dejar las debidas cauciones para que la o las empresas contratistas “respondan” a cabalidad ante eventuales fallas en la construcción.

No debemos olvidar que, los trabajos de remodelación en el Parque Agustín Ross –realizados a principios de la década pasada- contempló reposición de modernos faroles y nunca pudieron hacerlos funcionar todos a la vez. Arreglaban unos y se apagaban los demás. La “reparación” de la pileta quedó “como las pelotas” lo que advertimos a la SEREMI de la Vivienda y Urbanismo, al tiempo que desempeñaba la SEREMI de BB:NN. Esta aseguró que se haría cumplir a la empresa contratista delante del Director Regional del Serviu y otros funcionarios municipales, pero vean hasta hoy si funciona la pileta del parque. Eso ocurrió hace casi diez años …

EL EX  CASINO
El edificio del ex casino, convertido poco más de un año en el Centro Cultural “Agustín Ross” quedó a los ojos de todos, reluciente, hermoso, espectacular; pero el terremoto dejó en evidencia algunos detalles.

Detalles como la “caída” de la balaustrada del torreón sur oriente. Asimismo, en esa misma ala del lado sur (en una de las salas de exposiciones), se aprecian algunos daños en el muro.

Y en la torre nor poniente, una de las astas se quebró. Aparentemente, aparte de esto no hay otras situaciones a la vista. Esperamos que sea solo eso.

Respecto de este edificio, dentro de nuestra participación y colaboración hacia la empresa que se ganó la licitación para el proyecto arquitectónico, hicimos llegar fotografías antiguas donde claramente se mostraba que la Baranda de los torreones era de “madera”. Sin embargo, para no aparecer tan cuestionador no hicimos ver una observación a ese cambio. Mal que mal habíamos comprendido perfectamente otros cambios importantes y necesarios para dar solución a la cubierta que tenía varias caídas de aguas, simplificándose para así evitar males mayores que ya había vivido el edificio con las roturas de la techumbre y de canales intermedias, y falta de mantención. Y, por otro lado, se le proporcionaba luz día a sectores que no la tenían.

Pero ahí en el caso de las balaustradas, claramente, el cambio no funcionó. O no quedó lo suficientemente bien hecho el trabajo, pues parte de los balaustres se cayeron.

ÉMULO
Por otra lado, gran parte del cierro “al estilo de don Agustín Ross” –frente a la propiedad conocida como Hotel Terraza- quedó en el suelo. Los pesados pilares fueron “literalmente” cortados por el agua. ¿Y la necesaria enfierradura que debían tener, dónde estaba?

Como dice el dicho: “No hay mal que por bien no venga”. Creemos que el actual Concejo Municipal debe aprovechar esta circunstancia para revisar el acuerdo del anterior cuerpo de concejales y del alcalde de entonces, que acordó aceptar “la desinteresada contribución” del nuevo dueño de esa propiedad.

Quien en una encomiable acción de desprendimiento ofreció construir un “cierro IGUAL a los construidos por don Agustín Ross” frente a su propiedad. Todo bien hasta ahí. No obstante el “cierro” lo construyó varios metros delante de su propiedad “ganando para su uso y arriendo a terceros” varios metros cuadrados que son bienes nacionales de uso público.

Para conocimiento de la comunidad, reiteramos que la propiedad en que está el ex Hotel Terraza, es CONSIDERABLEMENTE menor en m2 a los que actualmente tiene cerrados como propios. Más aún si agregamos la “proyección de la calle Jorge Errázuriz que llega hasta la playa” y a la cual –la antigua propietaria del mencionado inmueble- le sacó papeles (Títulos de Dominio) a través de BB. NN. y que le vendió también al actual propietario. Tanto en las antiguas escrituras de venta, como en las actuales, sale mencionado que la propiedad adquirida deslinda al Oriente con el Parque de Palmeras calle de por medio (la proyección ya indicada y que aparece en los antiguos Planos de Loteos). Y por otra parte, la mencionada calle proyectada –de más de 300 m2- le fue vendida como un Lote aparte, donde también sale esa calidad de calle proyectada y que deslinda al poniente con el Parque y para el lado Poniente con la propiedad conocida como Hotel Terraza.

Tanto el alcalde de entonces como sus concejales quedaron “bien contentos” con el tremendo progreso del sector. Debemos decir que entre esos concejales que se dejaron “seducir” está el actual alcalde Roberto Córdova y el concejal Aldo Polanco.

 “pichilemunews” invita a estas autoridades señaladas a REIVINDICARSE, como a los nuevos concejales –que no tuvieron esa visión entreguista- a informarse de aquello y cautelar como corresponde los bienes nacionales de uso público, un rol no solo del alcalde –que tiene la misión de administrar y defender esos bienes- sino de los propios concejales.
Tarea que –aunque no con todo el éxito esperado- nosotros cumplimos a cabalidad, ya sea defendiéndolo, denunciando y/o aportando los antecedentes para que el alcalde de entonces los defendiera como corresponde. Por desgracia no con toda la disposición y atención que ameritaban los varios casos puestos en el tapete.

Algunos se defendieron pero hasta ahora quedan muchos casos que, desgraciadamente, se van perpetuándose por la desidia con la cual actúan algunas autoridades que dicen ser servidores públicos. Pero que a la hora de actuar, aún proporcionándoseles los antecedentes, los ignoran.

Hoy pese a las situaciones adversas producto de la fuerza de la naturaleza, insisto que el nuevo escenario obliga a “repensar” y a subsanar los errores que algunos han cometido. Más aún ahora que cuentan con un profesional abogado que con tanto celo y profesionalismo ha logrado imponer con sabios argumentos hechos que -con éxito- ha revertido en bien de la comuna.


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