HOMENAJE A UN HOMBRE CHICO CON CORAZON GRANDE

Ayer -lunes 8 de agosto- nos ha dejado JAIME URZUA ALIAGA (Q.E.P.D), un hombre de palabras tiernas, servicial para chicos, ricos y pobres, su condición de servir era incondicional. Bombero de corazón, cartero de afición, mensajero de profesión. Vivió como nació dando a otros amor, lealtad, grandeza de espíritu, fue bendecido con el don de la amistad, la entregó a quienes vivimos muchas veces entregados a los egoísmos propios de nuestra condición de personas no elegidas. Hoy esta gozando con nuestro señor de las bondades preparadas para él, y de seguro esta en la fila para cooperar con cuanto trabajo haya de voluntario, jamás se achico ante nadie, dio lo que su corazón le decía. Era tan natural verlo en todos los eventos de Pichilemu, participando como uno más, conversaba con todos , se reía y disfrutaba como un niño. Jamás una mala palabra con nadie, siempre cortes y servicial.
Que esta página sirva no solo para descalificar sino también para destacar a personas que merecen un reconocimiento por entregar su vida al servicio de la gente y que muchas veces no es reconocido hasta que nos dejan. Jaimito que tengas buen viaje, que Dios te acoja con los brazos abiertos, y que desde allá nos bendigas con tu amor para que seamos la mitad de lo que tú eras: leal, generoso y bondadoso.

NOTA DEL EDITOR: Con mucho agrado rescato estas palabras de un (a) cibernauta. Por fin alguien apunta a usar este medio más constructivamente.
Ayer, cuando nos enteramos de esta infauta noticia de inmediato quisimos dejar -también- nuestras palabras para JAIMITO; pero el sistema también falla. Y ayer nos lo impidió.
Jaime Urzúa Aliaga, un amante del deporte sobretodo del fútbol -sin ser deportista- que fue ayudante de los árbitros, de los Choferes de los buses inter provinciales, del Cura Párroco, de los Voluntarios de bomberos, en fin, donde se requería voluntad, allá estaba Jaimito.
Hincha furibundo de su querido Club Deportivo y Cultural “Arturo Prat”. Una persona que, pese a su limitaciones, tenía opinión. Y muchas veces lo escuché certero con un alcance: ya en política comunal o en sus preocupaciones como pichilemino ante cosas que afectaban o beneficiaban a Pichilemu.
Se ha ido un hombre bueno, bondadoso, servicial, atento, respetuoso, como faltan muchos en esta comuna que recorrió tantas veces.
Desde esta columna mis sinceras expresiones de pesar. A la Beñita -su madre- hermana y hermano, como a todos sus familiares. Y al club que lo tuvo -siempre- como un férreo defensor e hincha inclaudicable.
Jaimito, tú que siempre estuviste despidiendo a pichileminos y pichileminas; mañana te despedirá la comunidad, que de seguro, valorará quizás demasiado tarde lo que tu entregaste a ella.

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