La Gran Compañera de O’Higgins

La patria tiene muchos rincones ennoblecidos por las gestas gloriosas de los hombres que ella misma engendró en calor de su tierra fértil y en el sabor admirable de sus principio religiosos y costumbres sin tachas.

Maipú guarda a la fiel y Divina compañera de nuestro primer prócer, la Santísima Virgen del Cármen.

Cuando la Patria trizaba su alma en un gesto de desaliento, sobre las tinieblas de la derrota, se levantaba su imagen con la promisora esperanza de la libertad para los hijos de este suelo duro y tosco pero rico y fertil.

Allí nació ese amor fervoroso de todo nuestro pueblo hacia nuestra Madre la Virgen del Cármen.

Nuestro Congreso siente una necesidad de afiliar en sus actos solemnes con los que se propone glorificar a Cristo Nuestro Señor, a la Santa Patrona y dar a todos los habitantes de Estas cristianas regiones la oportunidad de venerar y tributar un digno culto a la Santísima Virgen.

Ella recorrerá nuestras tierras y pueblos para recibir de sus hijos la plegaria y la petición sincera y así derramar subre nuestros hogares pobres y humildes la bendición de su mano maternal que mira con afecto a los que comprenden que su Hijo ha de ser glorificado, pero más seguido en su doctrina de amor y de justicia.

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