Soñando

Aquella tarde: la tierna Bertita habia corrido mucho en la playa, tras las perdicillas i los pollitos, hacia Topocalma.

Lejos ya del balneario, volvió la vista i contenpló apenada que la vuelta sería penosa.

Corriendo siempre, regresaba, cada vez mas animosa, a travez de la mobible duna.

Muchas jornadas le faltaban aun.

Sentóse sobre la arena i el cansancio la hizo dormirse pronto.

Las gabiotas luchaban afanosas con las jaibas en la vecina playa i sus gritos mesclados al rujir de las olas tornabánse en fantásticos arpejios.

Bertita soñaba que, desde lo, bajaba por entre nubes un jigantesco aeroplano hasta aterrizar a unos cuantos pasos de su lado. Vió que el aviador la alzaba en brazos i que en marabilloso buelo iba con ella al Paraiso.

Ya no bramaba el mar. Las gabiotas no luchaban con las jaibas ni la mobible arena se escurria arrastrada por el viento.

I Bertita despertó… al cabo del amoroso beso maternal, rodeada de los suyos que comentaban la impredente locura de la tierna niña.

Habia despertado en el paraiso paterno.

Artemio G. Urzua Z.

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