Después de una angustiosa semana de búsqueda, finalmente llegó el alivio para las familias de Rodrigo Cruz García, de 50 años, y su hijo Diego Cruz Guzmán, de 23. Estos valientes pescadores habían zarpado el domingo pasado en un bote a motor con la esperanza de una buena jornada de pesca en las aguas cercanas a la Isla Santa María, en la región del Biobío. Sin embargo, lo que comenzó como una aventura familiar se convirtió en una pesadilla cuando perdieron contacto con tierra firme y sus familiares no recibieron noticias de ellos.
La incertidumbre y la preocupación se apoderaron de sus seres queridos, quienes no escatimaron esfuerzos en iniciar una búsqueda desesperada. Pescadores artesanales, organizaciones privadas y la Armada se unieron en una operación de rescate que abarcó tanto el mar como la costa, utilizando todos los recursos disponibles para tratar de localizar a los desaparecidos.
Fue en las primeras horas de esta madrugada cuando finalmente llegó la esperada noticia: Rodrigo y Diego fueron avistados a unas 12 millas al oeste de la costa de Pichilemu por la tripulación de la lancha a motor ‘Soledad’. El júbilo y la emoción llenaron el aire cuando se confirmó que ambos estaban vivos y en buen estado de salud.
Los rescatistas, al encontrarlos, los describieron como fatigados pero en buenas condiciones físicas. Después de una semana a la deriva en el océano, su supervivencia es un verdadero milagro. Inmediatamente fueron atendidos por los rescatistas y serán trasladados a un centro médico para recibir la atención necesaria y garantizar su completa recuperación.
La familia está agradecida de que esta historia haya tenido un final feliz y de que Rodrigo y Diego estén de vuelta a salvo entre sus seres queridos.
