La muerte repentina del ex Presidente Sebastián Piñera Echenique en un accidente aéreo en el Lago Ranco ha dejado al país sumido en el dolor y la reflexión. Piñera, una figura política destacada y controvertida, ha sido objeto de numerosos elogios y críticas a lo largo de su carrera, y su fallecimiento ha reavivado el debate sobre su legado en la historia reciente de nuestro país.
Indudablemente, Sebastián Piñera dejó una marca indeleble en la política nacional. Su trayectoria estuvo marcada por momentos de gran relevancia y desafíos monumentales. Es imposible ignorar su papel en la reconstrucción tras el devastador terremoto de 2010, así como su decisión valiente de liderar el rescate de los mineros atrapados en la mina San José en Atacama, gestas que demostraron su capacidad de liderazgo.
Además, durante su segundo mandato, Piñera enfrentó el desafío sin precedentes de la pandemia de COVID-19. Su gobierno logró asegurar tempranamente vacunas para la población chilena y desplegó una red logística para hacer frente a la crisis sanitaria. Estos esfuerzos marcaron hitos importantes en la gestión de la pandemia, aunque también estuvieron sujetos a críticas y controversias.
Sin embargo, el legado de Piñera también está marcado por momentos oscuros y polémicos. En su primer gobierno se desarrollaron diversas movilizaciones que cuestionaron el estado de cosas en el país, como las protestas de Aysén, las de Magallanes por el gas, y las enormes manifestaciones por la educación. El gobierno de Sebastián Piñera defendió la educación como un “bien de consumo” y desestimó en gran parte las consignas populares, algunas de las cuales serían acogidas por la siguiente administración de Michelle Bachelet.
Más adelante, su reacción ante el estallido social de 2019 fue objeto de duras críticas tanto desde la izquierda como desde la derecha. Muchos lo acusaron de no haber sabido manejar la crisis de manera adecuada y, desde la derecha, de haber cedido ante las presiones populares de forma excesiva. Algunos lo acusaron de haber entregado en bandeja la Constitución de Pinochet al promover un proceso constituyente para abordar las demandas de la ciudadanía. Esta decisión, vista por algunos como un acto de pragmatismo político, fue duramente criticada por sectores de la derecha y extrema derecha que lo consideraron una traición a los principios del sector.
A pesar de estas críticas, es importante reconocer que Sebastián Piñera siempre demostró una profunda vocación democrática y un compromiso con el Estado de derecho. Su disposición para dialogar y buscar acuerdos políticos en momentos de crisis fue fundamental para preservar la estabilidad democrática del país.
En última instancia, la muerte de Sebastián Piñera deja un vacío en la política chilena y abre un espacio para reflexionar sobre su legado. Si bien su carrera estuvo marcada por luces y sombras, su contribución al país y su compromiso con la democracia son aspectos que merecen ser recordados y valorados en la historia de Chile. Paz en su tumba.
