En el ojo del huracán se encuentra la directora del Colegio Libertadores de Pichilemu, Lilian del Rosario Curiñir Lincoqueo, debido a la movilización que iniciaron docentes, asistentes y apoderados del establecimiento alegando presuntos malos tratos por parte de la profesora.
Curiñir nació el 23 de septiembre de 1955 en Carahue, Región de la Araucanía. Es hija de Zoila Lincoqueo Huenuman y Bartolo Segundo Curiñir Painemal, fallecido recientemente, profesor básico en Oñoico desde 1950. Tiene tres hermanos: Hernán (“historiador autodidacta”, autor de un libro titulado “Compendio y Agenda de la Historiografía Mapuche”), Hugo y Nelson Vladimiro (detenido desaparecido).
Según datos públicos del Registro Civil, se casó el 5 de julio de 1977 en Victoria, Araucanía, con Jorge Arturo Arístides Gajardo González. Gajardo nació el 1 de octubre de 1956, es profesor y fue el primer director del Colegio Divino Maestro de Pichilemu, desde 2006. Tienen dos hijos: Álvaro Andrés y Carolina Andrea, esta última “encargada de la oficina de deportes” de la Municipalidad de Pichilemu. Esta última entidad publicó un decreto firmado por el alcalde Roberto Córdova el 30 de enero de 2015 en que no se precisa textualmente dicho cargo, aunque especifica que sus labores son relacionadas.
Integrante del Conjunto Folclórico “Petrel”, en 2005 figura como encargada del cuerpo de baile. Lilian Curiñir, según sus propias palabras, es profesora desde hace 38 años. De acuerdo a lo informado por el municipio local, ingresó a laborar el 31 de diciembre de 1981. En marzo de 2007, tras ganar un concurso público, fue nombrada como directora del Colegio Libertadores. Percibía, en diciembre de 2014, una remuneración de 1.921.857 pesos; en junio de 2016 percibió una remuneración bruta de 1.767.318 pesos.
Ya en septiembre de 2008, la prensa local reportaba sobre los conflictos entre Curiñir y el personal del establecimiento. En una declaración pública realizada en aquella ocasión por profesores y funcionarios del colegio, aseguraron que “el actuar de la Sra. Directora ha sido discriminatorio, humillante y dictatorial con el personal del establecimiento educacional, estudiantes y apoderados. […] lo cual nos conlleva a expresar nuestro profundo malestar a las autoridades y opinión pública por cuanto, en estas condiciones, es obvio que la entrega profesional de cada uno de los estamentos del establecimiento no es el más óptimo”.
“Al inicio del presente año, un significativo grupo de funcionarios(8) tomó licencias médicas producto de un estado depresivo-angustioso y otras patologías declaradas por el actuar de la citada funcionaria”, dijeron en aquella oportunidad. El personal también criticó al alcalde de entonces, Marcelo Cabrera Martínez, quien tenía conocimiento de los hechos y no concretó “las acciones que se comprometió a realizar, lo que ha desmoralizado al personal, situación que produce rabia y descontento”.
Consultada por el periódico El Expreso de la Costa, en su número 47, Curiñir no quiso referirse al tema, agregando que “una vez que el tema se zanjara en tribunales iba a emitir una opinión”. Su abogado, José Manuel Espinoza Becerra, argumentó que “se configuran delitos contra el honor de mi representada, se le ha discriminado y atentado gravemente, en razón de su ascendencia mapuche, afectando de paso con ello, garantías de rango constitucional”.
En definitiva, Curiñir se querelló contra doce profesores y funcionarios del establecimiento, entre ellos el exdirector Waldo González. En la audiencia de preparación del juicio oral, el 10 de febrero de 2009, el abogado querellante Espinoza presentó una serie de pruebas que fueron rechazadas de plano por el juez Rodolfo Moreno por considerarlas improcedentes, ya que “no correspondían al motivo de la querella”. Finalmente, terminó desistiendo del litigio.
En medio de la movilización docente del año pasado, dijo que “estamos haciendo historia y no puedo permitir que nos basureen y nos traten como insumos de esta política de mercado […] La dignidad nunca se debe perder, más cuando se tiene la razón“.
