Hace un mes aproximadamente, un artículo dominical en El Mercurio, daba cuenta de Tanumé, la misteriosa casa que los propietarios levantaron para descansar al borde de la playa, pero como un bastión inexpugnable a los curiosos, quizás para proteger la intimidad de sus moradores y no aparecer en las páginas sociales de revistas faranduleras de principios del siglo pasado.
Interesante el artículo, aunque con gusto a poco. Si, valioso en fotografías de antiguos moradores estivales.
Fue en ese momento, cuando recordamos una hermosa crónica escrita por Don Antonio de Petrel, el 17 de Mayo de 1990, donde se refería al incendio que intentó quemar la leyenda; pero la mano artera no pudo, pues las esfingies sobrevivieron y siguen como mudas testigos de la tragedia, que felizmente no las tocó, sino el humo -quizás- las hizo cerrar sus ojos y derramar algunas lágrimas, mas quedaron para la posteridad, aunque no sabemos hasta cuándo.
No obstante a la búsqueda, no encontramos la crónica -sino solo hoy- y la hemos transcrito -con estusiasmo- para que la disfruten. También hemos encontrado algunas de las hermosas fotografías tomadas allá por el año 1973, por Don Antonio de Petrel, otras el año 1976 por este editor. Y, también, otras después de incendio.
REQUIEM POR TANUMÉ
Crónica de Don Antonio de Petrel.
Se incendió Tanumé, millares de fuegos consumen las casas de la playa del dundo. En hora trágica arde el mito, leyendas y misterios que rodean su casi centenaria existenci, ¿quizás una venganza de los dioses contra Prometeo? ¿Quién robó los secretos a los viejos constructores?
Eknatón transplantó sus sueños al patriarca de lso Aspillaga, éste, erigió palacio en litoral Picunche. Tu arquitectura calcinada era réplica de … ¿Réplica de qué? Tanumé, de si mismo. Un recoveco en el que culturas Egipcio-Mapuche- Chilensis, se fusionaron. ¿Y qué me dices del Partenón?
Ningún oráculo me anunció tu desgracia. Los mariscadores de orilla, los cochayulleros …. ¿Corrieron, llevando agua para mitigar tus llamas? De Las Quiscas, Polcura, Los Huachos … ¿fueron? El cielo iluminado por la gigantesca pira, el crepitar de los cipreses de poda topiaria, el llanto de las Esfingies … ¿No lo sintieron? ¿Llegaron tarde? ¿Quién me devuelve la exótica casa de Tanumé?
Y todas las noches que dormí sobre la arena, tapado con el alero rocoso o la marea, o la hospitalaria ruca de los buzos: del Milton «Tejas», el «Carmelo» y otros. Las caminatas que hice, para verte.
¿Surgirás de tus restos como el Fénix? ¿Dónde nació la chispa esa noche ardiente que terminó con tus días?
Hay seguros comprometidos. Si la compañía paga, ¿Don Taco reconstruirá tu porte monumental abrazada?
Tanumé de THANN, caerse, caer y UME, part, Inter., pluralizante. ¿De los acantilados que franquean tu playa? Te dicen también Franumé o Tranumé y Tenumé. Champollion, tu piedra Roseta ¿tiene la respuesta?.
Tanumé, te conocí desde la playa, tranco ligero y la vista siempre a la deré. «Cañitas», nuestro guía, recomienda no acercarse, no detenerse. Después de todo, vamos a Topocalma. A veces una ola nos alcanza los pies, sigo mirando, siempre a la de-ré. El sueño faraónico está ahí, las Esfingies vigilan. Reinas o concubinas de Nubia o Elefantina. ¿Folia, a quién robaste la modelo que prestó sus dones para eternizarlos en Tanumé? ¿De qué harem te raptó Aspillaga, tu Faraón? ¿Cómo burló a los eunucos de sus cuidados? Las fisuras de tus cuerpos y rostros maquillados por Fra, ¿volvieron a erizarse cuando el calor te quemaba, y tu pelo chamuscado muestra tu cuerpo herido?
Las columnas dóricas, aspilláguicas, jónicas, corintias, tanuméicas. ¿Quedaron en pié? ¿Cuántas? ¿Apuntan al cielo a los albañiles de Karnak? ¿Buscan al primer arquitecto de Amenofis o de Tutmosis III?
¿Bajo qué dinastía empezaron tus constructores a poner la primera piedra? ¿Quién lo concluyó? ¿Qué alquimista amalgó las piedras de tus magníficos muros? La puerta al pié de la playa, ¿Fue traída de Tebas? Es Ramses el rostro fundido el que mira el océano, o ¿es el del mismo Manuel? ¿Conociste la «Corte Suprema» y la «Asistencia Pública»?
Los copihues que la Toyita replantó en el parque, en la Quebrada Grande, ¿Tiñeron de rojo tus acequias?
La mina, las líneas y los carros de volteo, ¿quedaron al descubierto? ¿Qué había en tus extrañas?
¿Quién vio jaulas y jaurías leoneras? ¿Qué chango corrió por tus playas?
Me aseguraron que los supuestos calabozos eran solo bodegas del vino, las cavas, y que las viejas cosechas que ahí reposaron se fueron en la mudanza de los Aspillagas.
En 1897, los vecinos de Don Manuel: Don Salvador Gutiérrez en Topocalma y don Víctor Arriagada en Panilonco. Don Manuel es uno de los diez primeros contribuyentes de la recién nacida comuna de Pichilemu.
Tanumé, salvaste herida a la reforma agraria y al tiempo. El «Chicho» Allende dijo a don José Valenzuela, su viejo cuidador, que la expropiaría, que era el Presidente de Chile y la convertiría en un lugar de descanso para ancianos, para el pueblo. Mas, no pudiste con el fuego.
Don José, acaricie con sus manos campesinas los lomos dolidos de los «Animalitos», muéstreme otra vez sus encantos, rodee las araucarias, cuente la columnata.
Tus fuentes, ¿son alimentadas por una vena subterránea que viene del Nilo? ¿De un papiro de la Acrópolis o de qué tragedia el ceramista obtuvo los rostros que esculpiste en los grandes jarrones?
¿Qué nuevas y viejas historias de Tanumé, contará el folclore costero?
Hace tanto que te ví la última vez, iba con la alegre troupe que acampaba en La Polcura … ¡Ya no serás nunca igual! Ud. Sabe … la dantesca fogata.