LA TERCERA INFORMA ERRONEAMENTE QUE DUCTO SUBMARINO TENDRÁ 17 KILÓMETROS, EN LUGAR DE MIL SETECIENTO

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LA TERCERA INFORMA ERRONEAMENTE QUE DUCTO SUBMARINO TENDRÁ 17 KILÓMETROS, EN LUGAR DE MIL SETECIENTOS METROS

– Si a la periodista le dijeron eso en la empresa ESSBÍO, significa que le “enterraron” la información, en lugar de dársela, ya que el ducto irá “sumergido” y no enterrado.

Hace un rato, leímos el reportaje del diario La Tercera -páginas 26 y 27- firmado por la periodista Pía Moya, sobre el proyecto del emisario submarino en Pichilemu, la “gran solución” de la empresa sanitaria ESSBÍO.
Lo primero: un condorazo de entrada al informarse que el emisario sería un ducto de 17 kilómetros y que estará “enterrado” a 36 metros de profundidad.
A estas alturas no logramos concluir si la Pía escuchó mal y se equivocó (en verdad, el ducto es de mil setecientos metros de longitud, y no de 17 kilómetros) y no va enterrado, sino sumergido a una “equís” cantidad de metros.
No queremos creer que la Pía es “Don Pío”, o que la empresa informó erróneamente y a propósito. Pues es muy distinto que la opinión pública se forme una idea de un emisario que va a 1.700 metros de la orilla de la playa -como realmente iría, si se concreta- a que éste tenga 17 kilómetros y su descarga esté a esa distancia de la orilla. Los efectos serían muy distintos, pero con el dinero para financiar 17 kilómetros, la empresa podría financiar y “solucionar” el problema a DIEZ pueblos o ciudades de igual tamaño que Pichilemu. O construir unas OCHO Plantas de Tratamientos de Aguas Servidas.
Quizás se hace mucho énfasis en que el deportista Nicolás Recordón “se va de Pichilemu si instalan el Emisario”. El asunto es que antes de que esto suceda ya se ha ido mucha gente. Han vendido y otra tienen en venta sus propiedades. Y el problema, tampoco es ese, sino de los cientos, los miles de personas que no irán a Pichilemu con una solución que contaminará no solo las playas, sino la flora y fauna de extensas áreas del mar; muchas de ellas entregadas en concesión a diferentes sindicatos de algueras, pescadores y buzos artesanales de Pichilemu para que cultiven en mejor forma diversas especies. Especies que después consumirán -contaminadas- los residentes, veraneantes y turistas- con el auspicio de las autoridades entreguistas y ciudadanos pusilánimes.

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