Señor Director:
Con el nombramiento del nuevo gabinete del próximo presidente Sebastián Piñera, queda de manifiesto una nueva derecha sin proyecto. Incluso más, digamos, entre paréntesis: a nivel continental ninguno de los gobernantes actuales de la nueva derecha (Temer, Macri, Kuczynski) han sido capaces de definir un proyecto político consistente para resolver los problemas causados por la estructura del atraso (que es el subdesarrollo).
Volviendo al caso chileno, la nueva derecha chilena -al no tener proyecto- construye un discurso que sólo explota las debilidades y los errores de los gobiernos de la Nueva Mayoría. Pese a ello, ya hemos visto que esta nueva derecha avanza con fuerza, y tiene como único objetivo maximizar la explotación laboral, la concentración de la riqueza y acentuar aún más la despolitización de la población. Todo ello, en el corto y mediano plazo (como se ha visto en este país y en otros), termina por provocar que la nueva derecha -a medida que gobierna- retroceda en apoyo en la medida en que su legitimidad se quiebra y su atractivo electoral se desmorona, debido al mantenimiento de un sistema económico y social que sólo profundiza las desigualdades sociales (en un país y continente con gravísimos problemas de ese tipo).
Otro elemento importante para concluir: esta nueva derecha tiene como característica importante que posee un discurso “flexible”: por un lado, se pronuncia a favor de la libertad de expresión y de los derechos humanos, al mismo tiempo que controla grandes medios de comunicación (catapultando todo pluralismo), y defendiendo el legado de la dictadura cívico militar.
Fabián Bustamante Olguín
Profesor Área de Humanidades, FCFM-U de Chile
