Sebastián Piñera hace llamado a la unidad y agradece a sus electores: “Me comprometo a ser el presidente de la unidad, el presidente de todos y para todos los chilenos”

Quiero que mis primeras palabras sean para expresar mi cariño y solidaridad para las chilenas y chilenos que hoy día sufren los embates de nuestra maravillosa pero siempre indómita naturaleza en la comuna de Chaitén. Nuestros pensamientos y nuestras oraciones están con ustedes.

Quiero también agradecerles a todas y todos ustedes. Miren, en esta elección los candidatos nunca fuimos lo importante. Los importantes siempre fueron ustedes, sus familias, nuestro país y el futuro de Chile.

Hoy se apagó la voz de los candidatos y se escuchó fuerte y clara la voz de los chilenos.

Recibimos este triunfo, porque sin duda es un magnífico triunfo. Con humildad, porque sin duda es una buena compañera en la vida y en especial de un Presidente de la República, y en especial, con esperanza, porque la esperanza, igual que la fe, mueve montañas, y porque nosotros tenemos fe en nuestro país. Confianza en los chilenos, y esperanza en que juntos vamos a construir un buen futuro para todos y cada uno de nuestros compatriotas.

En esta hermosa noche de primavera quiero empezar por agradecer, y desde el fondo del corazón, a todos mis compatriotas: a los que nos apoyaron, pero también a los que apoyaron a mi contendor Alejandro Guillier. Junto a Cecilia sentimos que millones y millones de chilenos y chilenas han depositado sobre nuestros hombros, y también los de ustedes, sus esperanzas de una vida mejor. Y esta noche les puedo asegurar que tanto Cecilia como yo, y todo nuestro equipo, vamos a entregar lo mejor de nosotros mismos para cumplir con nuestra misión, para no defraudar a nuestros compatriotas, y para lograr que Chile recupere la senda del progreso y del desarrollo.

Quiero ratificar el compromiso que nos acompañó durante toda nuestra campaña, un compromiso por la unidad de todos los chilenos, un compromiso por los diálogos y los acuerdos, y un compromiso y una nueva esperanza en nuestro maravilloso país. Por eso quiero invitar a todos los que han tenido el honor de ser presidentes de todos los chilenos para recibir su sabio y generoso consejo, y para conocer sus sabias esperanzas. Y a todos nuestros compatriotas, grandes acuerdos para resolver los grandes problemas que aquejan a tantas y tantos acuerdos.

Amigas y amigos, podemos pensar diferente. Viva la diferencia, viva el pluralismo de ideas, pero nunca esas diferencias deben convertirnos en enemigos, porque la verdad, cada vez que los chilenos nos hemos enfrentado y nos hemos visto como enemigos, hemos cosechado nuestras más grandes derrotas y nuestros más grandes dolores, y todos sabemos que cada vez que nos hemos unido hemos logrado nuestros más grandes triunfos y nuestras más grandes victorias. Por eso yo quiero compartir con ustedes, unidos recuperamos nuestra democracia con unidad, unidos recuperamos nuestro país después del devastador terremoto del 27/F, unidos y contra todos los pronósticos rescatamos sanos y salvos a nuestros 33 mineros, y unidos vamos a transformar a Chile en un Chile desarrollado, sin pobreza, con oportunidades para todos, y un Chile que le asegure a todos nuestros hijos una vida con dignidad.

También un Chile sin abusos y sin discriminaciones arbitrarias. Nuestro gobierno será un gobierno que perseguirá grandes sueños, pero nunca se alejará de la realidad. Los ojos puestos en el cielo, que es la esperanza, que es el futuro, pero los pies muy bien puestos en la tierra, que es el realismo, que es la prudencia. Así, amigas y amigos, vamos a poder cumplir con el enorme desafío que los chilenos nos han encargado de liderar.

Hoy recibí no sólo la llamada sino que también la visita de Alejandro Guillier y de su esposa María Cristina, y créanme, se los voy a decir fuerte y claro. Tengo un gran aprecio por Alejandro Guillier, trabajamos juntos en el pasado, y estoy seguro que vamos a trabajar en el futuro por el futuro de nuestro país.

También recibí el llamado de la Presidenta de nuestro país. Presidenta Michelle Bachelet, agradezco su llamado y sus palabras, porque reflejan una sana tradición democrática, que más allá de las diferencias nunca un chileno debe considerar a un chileno su enemigo, puede ser su adversario pero quiere tanto a Chile como todos nosotros. Además, hoy día los chilenos y las chilenas tenemos que unirnos más que nunca. Primero, porque tenemos una hermosa y exigente misión que cumplir, y recuérdenme, algún día nuestros hijos y nuestros nietos nos van a pedir cuentas por la forma en que asumismos este desafío y esta visión. Segundo, porque hay un mundo nuevo golpeando nuestras puertas, un mundo lleno de oportunidades, el mundo del conocimiento, que ha demostrado ser generoso con los países que han abrazado […] Y tercero, porque el camino hacia tiempos mejores para todos los chilenos no va a ser fácil. Ese camino no está pavimentado. Ese camino requiere del esfuerzo y el aporte de todos y cada uno de los chilenos.

Yo he compartido muchas veces con ustedes nuestra misión, la podemos resumir en construir un país más libre, más solidario, más fraterno, y eso se puede resumir en crear muchos y buenos empleos, mejores salarios, y mejores pensiones. Dar salud de calidad a nuestros enfermos, y educación de calidad a nuestros niños y jovenes. Combatir la delincuencia y el narcotráfico con verdadera fuerza y voluntad, para devolverles a las familias chilenas lo que los delincuentes y los narcotraficantes nos han arrebatado: nuestro derecho a vivir con más paz y tranquilidad, nuestro derecho a vivir en paz con nuestras plazas y espacios públicos, pero por sobre todo queridos compatriotas, vamos a iniciar un nuevo y mejor trato con nuestros adultos mayores, con nuestros niños, con nuestras mujeres, con nuestra clase media, con los que sufren alguna discapacidad, con el mundo agrícola y el mundo rural, y con nuestras regiones, y por supuesto, con nuestros pueblos originarios que estaban aquí mucho antes que Cristóbal Colón pusiera un pie en nuestro marvilloso continente.

Pero no solo de pan vive el hombre. […] Por esa razón quiero decir que también será nuestra preocupación alimentar el alma de nuestro país, y eso se alimenta con valores, con cultura. Vamos a fortalecer el valor de la vida, el valor de la familia, vamos también a avanzar para poder traer más cultura y también más deporte a la familia chilena, y proteger mejor nuestra naturaleza, esa maravillosa naturaleza que Dios nos regaló. Y por eso quiero decirles que, a pesar de todos los avances que juntos y durante décadas hemos logrado conquistar, todavía en nuestro Chile quedan muchos mineros que tenemos que rescatar de la soledad, del abandono, del sufrimiento y de la pobreza.

Y lo digo porque mientras estamos reunidos aquí hay muchos enfermos en sus casas esperando una atención de salud digna y oportuna, hay muchos chilenos que no tienen trabajo y que sufren las consecuencias del desempleo, hay muchos niños y familias chilenas que siguen viviendo en campamentos o viviendas muy precarias o simplemente de allegados con muchos miembros de su familia, y también porque esta noche hay muchos niños de nuestro país que están siendo golpeados por las garras de la droga y el narcotráfico en nuestro país. Por eso esta noche quiero manifestar mi más sincero aprecio a Carabineros de Chile y a la Policía de Investigaciones, porque los he visto a lo largo de todo Chile cómo muchas veces arriesgan su propia seguridad y a veces sus propias vidas por proteger nuestra seguridad y nuestras vidas. Y también quiero manifestar mi aprecio a nuestras Fuerzas Armadas y de Orden, como ayer en Santa Lucía allí están demostrando su esfuerzo y compromiso.

Quiero también comprometerme ante ustedes que no vamos a olvidar, ni vamos a dejar atrás a ninguno de nuestros compatriotas. Que haremos todos los esfuerzos que sean necesarios para tenderles una mano solidaria que los ayude a ponerse de pie y volver a caminar junto a todos nosotros. Nunca debemos olvidar que el verdadero progreso de los países no se mide solamente por su crecimiento o por la altura de sus edificios, se mide con la solidaridad y por el cariño que muestran con aquellos que han tenido mayores dificultades en la vida, y con la dificultad de comprender que aquellos que son insensibles frente al dolor de nuestros propios compatriotas.

Esta misión estará siempre en el corazón y en las prioridades de nuestro gobierno, pero quiero decirlo con mucha claridad, las cosas no se logran de un día para otro, necesitamos priorizar con justicia, y necesitamos gestionar con eficacia porque para hacer un buen gobierno necesitamos el apoyo de todos y cada uno de los chilenos: de los que nos apoyaron, pero también de los que apoyaron a mi contendor, y también de los que simplemente no votaron. Todos somos chilenos y amamos con el mismo fervor a nuestra patria. Por eso, gracias, muchas gracias por habernos dado la oportunidad de servir a Chile, de servir a los chilenos, y por darnos la oportunidad de servir a Chile hacia los tiempos mejores para las familias chilenas.

Quiero agradecer a los partidos políticos, a sus dirigentes, a los alcaldes, a los concejales, a los cores, y especialmente a esos miles de voluntarios que nos acompañaron, y a quienes fueron nuestros enemigos en épocas pretéritas, a Felipe Kast, Manuel José Ossandon y José Antonio Kast. Por supuesto a nuestro comando y en forma muy especial a Andrés Chadwick, Cecilia Pérez, Gonzalo Blumer y a Magdalena Díaz, sin cuyo compromiso no habríamos podido hacer la campaña que hicimos.

Queridos compatriotas, queremos dejar huellas fecundas y no dolorosas cicatrices. Y para eso necesitamos unidad. Agradezco con emoción a esos más de 3.7 millones de chilenas y chilenos que hoy día nos dieron su apoyo. Agradezco a los chilenos que viven en el extranjero pero que quieren a nuestro país con el mismo amor con que nosotros lo queremos, y a los extranjeros que viven en Chile y que han venido a buscar una mejor vida. Agradezco y quiero decir que la voz esos chilenos siempre va a ser escuchada, y que el aporte de todos los chilenos siempre va a ser defendido, porque más allá de nuestras diferencias es mucho más fuerte lo que nos une: el amor por Chile y nuestra esperanza en un futuro mejor.

No basta con elegir un presidente. LEs quiero pedir con humildad el apoyo, el cariño, para que podamos hacer el gobierno que ustedes y todos los chilenos necesitan y merecen para ayudarlos a resolver sus problemas, a desarrollar los talentos que Dios les dio y a cumplir nuestros sueños.

Quiero agradecer también a mi familia, a mis nietos que han sido la alegría de mi vida, a mis hijos por los cuales tengo gran amor y una inmensa gratitud, y especialmente a Cecilia, la compañera de mil batallas, la compañera de toda una vida sin cuyo amor, sin cuya ternura, sin cuya sabiduría no estaríamos hoy día compartiendo estos momentos de fe y de esperanza. Me ha emocionado en mi recorrido por Chile el cariño que tienen los chilenos por mi mujer Cecilia.

Me comprometo a ser el presidente de la unidad, el presidente de todos y para todos los chilenos, el presidente del trabajo, el presidente del cambio, el presidente del progreso, y por supuesto el presidente de la clase media y de las regiones de nuestro país, pero siempre mirando y con fe y esperanza a ese futuro que nos está esperando con los brazos abiertos. Me esforzaré y entregaré lo mejor de nosotros mismos durante los próximos cuatro años para ser un buen presidente de todos los chilenos y para todos los chilenos.

Finalmente quiero agradecer a Dios por habernos regalado el maravilloso don de la vida, y por habernos regalado este maravilloso país que tanto queremos y que lo llevamos en lo más profundo de nuestros corazones. ¡Que Dios bendiga a Chile! ¡Que Dios bendiga a los chilenos!

Gracias, muchas gracias, buenas noches y ¡viva Chile!

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