¡Alevoso asesinato de regidor de Paredones!

Nos quedamos en Paredones, para contarles una lamentable historia sucedida hace casi 109 años, en que el regidor liberal Domingo Ignacio Vidal fuera asesinado por delincuentes que buscaban robarle dinero, en su residencia de la localidad de El Maqui. Sin mayor preámbulo, entérese cómo informó el periódico conservador El Cometa sobre este acontecimiento.

“Crimen alevoso: un Regidor de Paredones asesinado”, 12 de diciembre de 1907

Tenemos el sentimiento de comunicar a nuestros lectores la penosa noticia que acabamos de recibir de haber sido alevosamente asesinado en la noche del 8 del corriente, el Municipal de Paredones don Domingo Ignacio Vidal.

Aunque no se tienen hasta este momento los detalles completos del sangriento drama, sabemos por un deudo del occiso que los hechos ocurrieron de la manera siguiente:

El señor Vidal estuvo en Paredones el día del suceso; vino a casa del primer Alcalde, don Lindolfo Montero a retirar unos mil quinientos pesos, de mayor suma que éste le guardaba en la caja de fierro de la Municipalidad; y volvió con el dinero, y en compañía de dos vecinos suyos en la tarde del mismo día, a su fundo de «El Maqui», a donde llegó con ellos a eso de las siete y media P. M.

Pasó tal vez, media hora, acaso una hora entera, cayeron las sombras de la noche; la luna, que subía con lentitud tras de los cerros de atrás de la casa, parecía proyectar sobre ésta funesta oscuridad. El señor Vidal estaba en el corredor, cuando pasaban por el camino cuatro desconocidos; siguiendo su habitual costumbre, saludó a los transeúntes con la lacónica expresión ¡aló!; de este saludo se valieron los malvados para llegar hasta el Sr. Vidal, sin provocar alarma, sin darle tiempo, con grueso barreno de acero, de los que se usan en las minas, le asestaron un golpe mortal en la frente, que le partió el cráneo; lo arrojaron a la primera pieza, como cuerpo muerto, y se fueron al interior a encerrar a la señora, y a los individuos que estaban de visita. De paso, dieron también a estos fuertes golpes.

Pasó en esto un cuarto de hora más. Volvieron los bandidos a saquear al Sr. Vidal, y su estupor debe de haber sido horrendo, al encontrar que había desaparecido. Encendieron vela y siguiendo el rastro de sangre, fueron a rematar su obra salvaje a sesenta metros de la casa, al lado de unos matorrales, disparando sobre el moribundo dos balazos de revolver, que apagaron la última lumbre de aquella vida, que se negaba a extinguirse… Excusado es decir que los asaltantes se robaron los mil quinientos pesos, el reloj del señor Vidal, y otras cosas de menos valor.

Era el señor Vidal un hombre que se debía todo a sus propios esfuerzos. Merced a su perseverante trabajo de largos años en la agricultura y en el comercio, había logrado acumular una no despreciable fortuna y se había conquistado una posición expectable entre los vecinos de la Subdelegación, con cuyos votos había llegado a ocupar un asiento en la Municipalidad de Paredones, en dos períodos consecutivos. El crimen que ha terminado con su existencia reviste, pues, los caracteres de un alevoso atentado, que ha provocado con justicia el más profundo sentimiento y la más viva indignación en el vecindario, por tratarse de un hombre de bien, laborioso, conocido y hasta popular en la comuna; y que ejercía un importante cargo público.

Ha sido cegada su vida en toda su plenitud: a la edad de 45 años y cuando más falta hace a sus hijos de tierna edad.

Al enviar nuestro sincero pésame a la esposa y familia del señor Vidal, cumplimos el imperioso deber de llamar la atención de la autoridad local, hacia la frecuencia con que se vienen sucediendo en el territorio de esta Comuna, los crímenes de sangre. Ello parece ser la consecuencia de la impunidad en que van quedando los delincuentes y del poco respeto que infunden los actos del Alcalde en ejercicio.

“El homicidio del Municipal de Paredones: Nuevos datos”, 1 de enero de 1908

Después de la ejecución del crimen, los delincuentes, que son cuatro, huyeron a San Fernando. Una muchacha de Pichilemu que los había visto otras veces en aquella ciudad los reconoció y le llamó la atención que anduvieran a pie y que fueran por allá, tan lejos. Como sabía que no eran de buenos antecedentes se lo comunicó al Comandante, el cual apenas supo el homicidio del Sr. Vidal se lanzó a San Fernando y comenzó a buscarlos con toda actividad. Encontró a tres, los cuales fueron inmediatamente aprehendidos. Un hijo del extinto reconoció en la Comisaría a uno de los individuos como a uno de los asesinos de su padreo. El Comandante los condujo a Pichilemu y de ahí a Paredones. En el Juzgado de este pueblo uno de los individuos que en el momento del asalto estaba con el Sr. Vidal, reconoció a otro de los asesinos. Un hijo del Sr. Vidal reconoció en poder de El Rubio el reloj de su padre. Este mismo individuo pidió, en el Cuartel de Policía de Paredones, al policial Remigio Ramírez, que le hiciera el favor de lavarle la chaqueta que la tenía ensangrentada y le agregó: «Amigo, no hay hombre sin hombre en el mundo».

El Sr. Juez de subdelegación se vio en aprietos al encontrarse con solo uno o dos policiales y en presencia de tres bandidos. El Sr. Alcalde D. Lindorfo Montero, se había ido a Santiago el mismo día del asesinato, llevándose algunos policiales como mozos. El Sr. Juez tuvo entonces que oficiar al Sr. Gobernador pidiendo policía.
El Sr. Montero Rojas, Juez de Subdelegación, con toda diligencia instruyó el sumario y con él remitió a los reos a Vichuquén, donde ahora se encuentran.

Estos antecedentes confirman plenamente que los individuos capturados son los autores del alevoso asesinato del Sr. Domingo Ignacio Vidal.

No terminaremos estas líneas sin dejar constancia de que la captura de estos individuos se debe al activo e inteligente Comandante de Policía de Pichilemu, y a quien enviamos nuestra más sincera felicitación por su pesquisa.

Total
0
Shares
Publicaciones relacionadas
error: Content is protected !!