Nos referimos en concreto al asesinato del ciudadano español Josep Rubau Solés, acontecido en agosto de 2009 en su residencia de Playa Hermosa, y más recientemente, el del excandidato a concejal José Llanca Bustamante, cometido en el verano de este año en su casa del sector de Las Comillas.
No deja de llamar la atención que, en el caso de este último, no se han conocido más que rumores respecto al curso de la investigación, ya que la Fiscalía no ha dado a conocer detalles de ninguna de sus diligencias o avances en las pericias, que permita dar con los culpables de tan horrendo crimen.
El caso de Rubau resulta aún más increiblemente inaudito. Aunque a lo largo de siete años, los fiscales a cargo del caso han asegurado estar “muy cerca” de hallar a el o los culpables del asesinato, casi una década no ha sido suficiente para que el fiscal y los policías se muevan de sus escritorios en busca de respuestas. Lo que han dicho en diarios y radios no han sido más que “pildoritas”.
Si no han sido capaces de encontrar a los responsables de estos asesinatos, ¿cómo pueden los pichileminos dormir tranquilos sabiendo que uno o más locos andan sueltos por las calles, y que el tercer asesinado puede ser cualquiera?
El señor fiscal de Pichilemu, “si le quedó grande el poncho”, podría haber solicitado a la fiscalía regional que le entregaran a otro la responsabilidad de los casos.
La comunidad, sin duda, espera que los asesinos sean apresados y que no hayan más víctimas inocentes de sus fechorías. Justicia para Rubau y Llanca.
